En cuanto mamá se enteró que habíamos pagado la deuda por completo nos preparó una cena para celebrar ese mismo día. A pesar de que solo éramos cinco personas logramos hacerlo en grande y terminamos agotados, pasando la noche en casa de mis padres. Aunque quisiera decir que Robert y Anne se llevaban mejor con el paso del tiempo sabía que no era así; lo había confirmado cuando ambos discutieron sobre quién pasaría la noche conmigo en mi habitación, ganando el inglés y cerrándole la puerta en la cara a mi mejor amiga.
Cómo era de esperarse mamá no se conformó con esa cena y se dio a la tarea de organizar algo más grande y especial para la ocasión, no todos los días se pagaba una deuda millonaria y se salvaba más de dos veces una editorial en quiebra de personas que querían acabar con ella.
Después de una semana de arduo trabajo y planificación el tan esperado día llegó; comenzando con mi rutinal reunión mañanera con Madeline, quien se había convertido en mi mano derecha en estos últimos meses.
-¡Pero terminó escogiendo a su hermano, no a él!-chillé desesperada.
-¡Tenía que hacerlo!- exclamó Madeline.- Estaba por morir, no iba a soportar pasar por eso otra vez.
-No es justo.-lloriqueé dejándome caer en el respaldo de mi asiento.
-A veces la vida no es justa.-secundó de la misma manera, pero con tristeza.
-¿Estás bien?-pregunté con preocupación.
-¿Qué te hace creer que no es así?-evitó mirarme.
-En las últimas semanas te has concentrado tanto en el trabajo que apenas si hemos podido hablar de algo más que las reuniones o correcciones de los manuscritos. Además has repetido la misma ropa más de dos días seguidos y no has arreglado tu cabello.
Madeline siempre había sido una persona de aspecto presentable, no al nivel de Anne, pero si tenía una imagen limpia y profesional, pero lo que más destacaba eran sus peinados; gran parte del tiempo su cabello solía ser lacio, otras veces con ondas o peinados coquetos, siempre pulcro e inmaculado. Pero últimamente estaba atado desordenadamente en un moño o una coleta, a veces simplemente suelto y esponjado. Eso no era normal, algo debía de estarle pasando.
Se tomó su tiempo en responder, mirando un punto perdido en mi escritorio.
-No es nada,-dijo desganada.- solo han sido malos días.
Hice una mueca.
-¿Hay algo que pueda hacer por ti?
-No lo creo,-respondió sin verme.- ya pasará.
Me mordí la lengua para evitar seguir presionando, no podía obligarla a que me contara lo que sucedía.
-Está bien,-me rendí.- ¿irás a la fiesta de esta noche?
-Sobre eso...creo que no podré.
-¿Por qué no?-fruncí el ceño.
-No creo que sea necesaria mi presencia, no he aportado nada significativo a la empresa.-comenzó a jugar con sus manos.
-Eso no es verdad, tú me ayudaste a escoger nuestra primera historia.
-Ya la habías escogido, fue otra cosa que no me dijeras.-puso los ojos en blanco.
-Y aun así coincidimos en que tenía buen potencial.-me crucé de brazos.
-Fuera de eso, no he hecho nada significante.
-Madeline Fletcher, no permitiré que desacredites de esa manera tu trabajo.-dije con voz seria y mejorando mi postura.
-Es la verdad.
ESTÁS LEYENDO
The December Wedding
Storie d'amoreParecía que la tormenta había pasado, al menos por ahora. Habían logrado salvar no solo la editorial, sino también su relación, pero ¿por cuánto tiempo? Dicen que el matrimonio es una etapa de la vida nada fácil pero llena de amor, ¿y qué hay antes...