Capitulo 5 (+18)

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-Estaba delicioso.

Marizza le sonrió a Pablo después de bajar el tenedor, sin ninguna vergüenza por haber limpiado el plato.

Habían almorzado juntos muchas veces antes, y después de un cumplido que le hizo a su saludable apetito, Marizza dejó de preocuparse por mantener las apariencias.

-O eres demasiado generosa o tenías mucha hambre- se levantó y tomó su plato de la pequeña mesa de comedor de roble. Adornado con piñas y tres velas rojas, parecía acogedor y sorprendente.

Había muchas cosas que no sabía sobre él, pero quería averiguarlo. Pablo no era el hombre ideal hasta el momento, pero era un tipo fascinante, un gran abogado y un gran amigo, por lo que había oído.

Ella lo miró mientras se movía por la cocina, flexionando las nalgas con cada paso. Las apariciones casuales de su pene la mantenían cachonda todo el tiempo, obligándola a comprimir la servilleta contra su frente húmeda. Él también era un amante cariñoso, pero ella siempre lo sospechó y había escuchado comentarios al respecto.

El impulso de irse, que sintió en el baño, se hizo aún más fuerte.

Era hora de irse a casa.

Se puso de pie y recogió la bolsa. Era de mala educación salir sin siquiera ofrecerse a ayudar a lavar los platos, pero un poco de animosidad entre ellos sería útil.

-¿Qué estás haciendo?- le preguntó detrás de ella, todavía a una distancia segura.

- Tengo que irme- dijo con forzada despreocupación, sintiendo que su corazón se aceleraba- Gracias por la invitación, me encantó.

Un momento después, un cuerpo firme y rígido presionó contra ella desde atrás, dejándola aplastada contra la mesa- Háblame, Marizza- tenía las manos planas sobre la superficie de madera, lo que le impedía moverse.

-Eso es lo que hice durante toda la cena.

-Sobre todo menos nosotros.

-No existe tal cosa como "nosotros".

Metió una mano en el bolsillo de su falda.

-¿Cuántos condones trajiste? Al parecer, más de diez- arrojó uno sobre la mesa- Tu intención era quedarte aquí toda la noche. Y ahora, de la nada, ¿decides irte?

-Si- ella respiró hondo- No esperaba que fueras tan bueno. Ya no puedo seguir con esto.

-Dime. Tu voluntad sigue siendo la misma que cuando saltastes sobre mí- la sujetó por el cuello, echó la cabeza hacia atrás y se mordió la oreja ligeramente. Ella hizo una mueca- ¿Tienes miedo?

Ella se puso tensa- No tengo miedo. Solo creo que los dos ya hemos logrado lo que queríamos y que es mejor parar aquí antes de que las cosas se compliquen.

-Adivina qué- Pablo flexionó las rodillas y comenzó a frotarla con fuerza en el trasero. En algún momento durante el camino desde la cocina al comedor se había quitado el delantal. Con solo la fina tela de la falda entre ellos, sintió cada centímetro de su excitación- Todavía no he conseguido lo que quería y las cosas ya están complicadas.

-Pablo ...- cerró los ojos y gimió cuando él agarró uno de sus pechos. Su piel se calentó.

De repente, estaba más que emocionada: estaba en llamas, derritiéndose por completo.

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