Be you...

Koi

El escándalo del arresto de Isaac fue una locura total. Las personas no paraban de hacer comentarios sobre el accidente. La pelea fue entre varios estudiantes pero el problema fue con el que Issac se involucro. El muchacho con el que peleó terminó hospitalizado con dos fracturas. Los padres del chico intentaron tomar provecho de la situación, pero los abogados de papá eran los mejores del país. Cuando ingresamos a la universidad, los dos nos mudamos de casa a las residencias. Al comienzo fue una locura, ya que las noticias del juicio estaban en todos lados. Los medios no dejaban de esperar fuera del portón principal, no podían ingresar más allá. La vigilancia era increíble, pero papá mandó a contratar seguridad las 24/7 después del incidente para que Issac no hiciera locuras. 

Como si eso lo fuera de detener...

Había pasado meses desde que ingresamos a clases y la relación que teníamos de amistad se hizo más profunda. Pero no solo eso, poco a poco Dalton me fue conquistando hasta el punto de que no pude más. Simplemente no quería aceptar lo que estaba en mi cabeza. Cada detalle, cada palabra, cada acción que hacía, hizo que mi corazón lo comenzara a querer y lo acepté finalmente. Simplemente decidí que estaba bien.

Él no me quería cambiar, para él yo ya era perfecta. Él aceptaba que, aunque nuestra familia y vida eran diferentes, era nuestra manera de sobrevivir y así sería siempre. Nos queríamos, pero sabíamos que lo nuestro no duraría, él era un alma libre y yo no. Entre nosotros no todo cambió, ya que no dejé mi coraza, no permití que todo cambiara. 

En Dalton no vi una oportunidad para dejar esta vida, vi la oportunidad de que Isaac lo hiciera. Mi hermano iba a dejar el peso de una empresa y legado en mis manos y no sabía si yo estaba preparada realmente para afrontar ser la heredera en totalidad. Cuando quieres a alguien, eres capaz de hundirte con tal de que esa persona tenga una oportunidad de mejorar. Puede que mi familia esté destruida, pero no nuestros lazos.

Issac es y siempre será mi hermano y haría todo para protegerlo. Sé que esta no es la vida que le interesa, sé que no ama a papá ni su legado, sé que nada de lo que hace lo hace porque le guste. Isaac, tanto como yo, estamos siguiendo el guion que se nos presentó.

—Ash, ¿estás ocupada? —escuchó desde la puerta de mi habitación, haciendo que pegué un brinco con el corazón acelerado.

—¿Qué, cómo entraste? — miró asustada a la sombra que poco a poco va tomando forma mientras se acerca a la luz de la lámpara. —Astrid— lo corrijo, pero él solo rueda los ojos.

Dalton me apodó a Ash después de su fiesta de disfraces, según él, sonaba más mucho mejor que Astrid Marie Russo. Desde ese momento, Issac también lo adoptó como mi nuevo apodo, diciendo que al menos era mejor del que ya teníamos.

—Eh, bueno, le di doscientos al cuidador del edificio. — dice como si nada, con una caja en sus manos. ¡Qué buena seguridad tiene este lugar! Aunque mis padres piensan que él está aquí, en realidad ahora vive con esa chica con la que textea siempre, de la cual hasta ahora no ha querido comentarme nada.

—¿Doscientos, Issac? — digo incrédula. Todo nuestro dinero es controlado por papá, realmente esos doscientos debe haberlo ganado de otra manera. —¿Volviste a las peleas? — pregunto, pero no responde a lo que yo simplemente trato de respirar.

—Mira. Ah. ¿Cómo te digo... —dice tocando la caja con la yema de los dedos.

—Dime que no está embarazada y asi me mantengas viva por al menos dos años más—respondo.

—Claro que no, dios, ¿estás loca? Jamás haría algo como eso sin ser cuidadoso—.

—No me des detalles —digo, intentando sacar de mi cabeza todo detalle antes de asquearme.
—Como sea, ¿puedes llevar esta caja hoy a casa de Dalton? —pregunta, señalando la caja que lleva en brazos cuando ingresó.