Cap. 1: cenizas que siguen quemando

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Empiezo desde cero

Siempre quise a mi abuelita, era lo que mejor que me había pasado; ella me enseñó a ser como soy, a quererme tal y como soy... Pero a medida que pasaba el tiempo y yo iba creciendo, la vida se ponía más difícil, pero siempre la tuve a ella, con ella me atrevía a afrontarlo todo.
El día que se fue, tuve que sacar corage para seguir adelante, y a día de hoy sigue siendo difícil, pero después de todo sigo viva.

Me he dado cuenta de que yo estaba ciega por el amor que sentía hacia ella, y después de darle perspectiva a la vida, me parece que nunca fui suficiente para ella, ya que yo cumplía todas las expectativas de lo que ella odiaba de la gente, ¿duro, no?
Pues ojalá fuesen pensamientos míos.

Yo desde cierta edad siempre supe que ella me quería como a cualquiera, y poco a poco todo se fue marchitándo, todo dejó de brillar y yo me apagué pensando que yo era la culpable de no ser lo que ella pidió.

Resulta que las personas no estamos hechas a medida para encajar con otra persona, no tenemos por qué ser justo como la gente quiere seamos ya que eso es vivir una vida entregada a otra persona, y nunca me di cuenta así que siempre creí necesitarla para sentirme bien, pero me equivocaba.

Desde pequeña me dijeron que era más madura de lo normal para mi edad, y me hacía sentir orgullosa que me lo dijeran, pero me equivocaba, ojalá haber disfrutado más de mi inocencia. Todo el mundo lo creía por mi gran capacidad para afrontar cosas difíciles, pero fue lo que me enseñó ella, ella me hacía bien, y ahora que no está, todo lo que me ayudó a superar se ha vuelto a convertir en una pesadilla para mí.

Siempre intenté estar al alcance de las personas que me rodeaban, y era cabezota porque era inferior a ellas (normal porque era la pequeña de la familia), pero yo aún así nunca me rendí, pero ahora estoy cansada, y siento que si no empiezo a mirar un poco por mi hombro, no voy a salir de aquí nunca.
Mis padres siempre fueron estudiosos, y mis hermanas mayores no, así que soy yo la que queda para no defraudarlos, y creedme, es mucha presión que soportar.
Yo lo intento, siempre quiero que la gente se sienta bien conmigo, siempre quiero hacer reír a la gente pero, ¿que hay de mí? Yo sé que nadie a parte de ella me quiere, pero ella me dejó aquí sola, en un mar lleno de tiburones.
Supongo que siempre he tenido este sentimiento de insuficiencia porque siempre mis padres me han hecho sentir así, pero los quiero y nunca los culparía por ello, pues ¿que culpa tienen ellos de tener una hija que no sirve para nada? ¿Quien quiere quererme? Nadie, solo ella en su pasado.

Ella me metía en la cabeza lo increíble que soy, me hacía pensar que valía para lo que yo quisiera y me intentaba convencer de que era suficiente, pero ahora ya no tengo a nadie que me lo diga, y si nadie lo hace es porque nadie lo piensa, así que sí, no valgo para nada.
Ojalá algún día pueda cumplir las expectativas de los demás para poder sentirme bien conmigo misma, pero no creo que ese día llegue.
Nunca lo digo, pero en mi pasado con ella no todo era luz, también había mucha oscuridad, y con ella estaba a salvo, ¿pero sin ella? Todo en mí se apagó.

Aquí dentro no para de llover Donde viven las historias. Descúbrelo ahora