CAPÍTULO 8. SEGUNDO DESCONOCIDO.

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Sarah.
2 semanas... 2 malditas semanas sin saber nada del idiota de Marc. Ya se que no me debe ninguna explicación ni nada porque aparte de que no me importa donde esté, no somos nada para pedírselas... aunque... pensándolo bien ¡si me debe una explicación! ¡quedó conmigo! y me dejó completamente tirada el muy... ¡Agh!Ese día estuve esperando arreglada a que él me avisara 3 horas hasta que perdí la esperanza, pero una parte de mi no quería perderla del todo y seguía con la ilusión de que me avisara... pero no lo hizo. Idiota.
Al día siguiente me levanté y fui a casa procurando no volverme a encontrar a Alice, mi madre, para contarle a mi hermano todo detalle de la cita que no me dio tiempo a contarle por culpa de la mujer que me dio la vida que ni se merece que la mencione. Le conté todo, como me lo pasé de bien, el casi beso, lo de la piscina... hasta la parte en la que descubríamos quien era su mejor amigo de la infancia. Mi hermano al principio no se lo creía por lo que se echó a reir, pero cuando vio mi expresión de seriedad en la cara empezó a recorrerle por todo el cuerpo una sensación de felicidad increible. ¿Que cómo lo sé? Ja, porque se pasó todo lo que quedó de día insistiendo en que lo llamase para quedar con él y ponerse al día de todos los años que han pasado, pero yo me negué rotundamente. Lo siento pero una cosa que no me arrepiento de ser es que soy muy pero que muy osgullosa y si alguna vez me enfado contigo, no seré yo quien te hable primero. Jamás.
Sigo sin saber nada de ese idiota y mi yo interior no quiere importarle ni lo más mínimo, pero mi corazón se rompe cada vez más por cada día que pasa sin hablarme, me siento muy confundida y no sé que debo de hacer ahora. ¿Le tengo que hablar? ¿Tengo que pasar de él? ¿Tengo que esperar hasta que se digne a aparecer? No lo sé pero ahora mismo mi cara grita a todos los vientos que estoy hecha una mierda y que no he dormido nada por culoa de ese idiota.
Mientras me decido estoy dando una vuelta por la ciudad con mi patinete hasta que me tambaleo y caigo por culpa de un simple escalón.
-¡Mierda! Maldigo en voz baja mientras me levanto e intento parecer lo más normal del mundo.
-¿Estás bien? Es un sonido grave e imponente pero cuando levanto la cabeza su expresión y forma dice lo contrario a su voz. Es jóven, deduzco que de mi edad, rubio, ojos azules. Viste muy bien, pantalones vaqueros blancos, camisa de colores, tenis simples y muchos accesorios en los que destaca unas gafas moradas con una forma peculiar bastantes chulas.
-¿Hola? Esa voz de nuevo me hace volver al mundo real y me doy cuenta de que me tiene sostenida de un brazo con una expresión preocupada.
-Em... ¡Ah! Si, s-si. Estoy bien.
-¿Seguro? Esos ojitos azules me dicen todo lo contrario. Me levanta la barbilla para que lo mire porque no he sido capaz de mirarlo a los ojos. Su contacto con mi piel me ha hecho sentir segura y casi le suelto todo lo que llevo guardando desde que pasó lo de mi padre.
-¿Seguro que estás bien? Esta vez interrumpe mis pensamientos de una forma más preocupada y con el ceño ligeramente fruncido.
-Si si, solo... estoy en mi mundo. Bajo la cabeza para no ponerme a llorar delante de este desconocido demasiado atractivo.
-Puede que estés bien físicamente, pero mentalmente se ve que no. Me llamo Luca. Me extiende la mano. Al principio dudo en cogérsela o no pero se la estrecho e intento poner una de mis mejores sonrisas.
-Sarah.
-Bonito nombre. Me sonrie intentado que me relaje porque se ve de lejos que estoy totalmente tensa. -Mira, sé que soy un desconocido para ti, pero si quieres hablar con alguien... ahora no tengo nada que hacer y te vendría bien hablar con alguien.
-Gracias, pero no quiero molestarte con mis problemas. Le pongo una leve sonrisa antes de intentar irme.
-No es molestia. Mira te voy a ser sincero, soy nuevo en la ciudad y contigo, no me preguntes el por qué porque no lo sé, pero me siento seguro y creo que podríamos ser buenos amigos si no perdemos el contacto. Se que suena rar-
- Yo también he sentido esa seguridad cuando te he mirado a los ojos. Lo interrumpo asombrada y relajándome del todo.
Me sonrie, su sonrisa me da paz. -¿Tienes hambre? Yo invito.
No me preguntéis cómo he terminado aceptando porque yo no suelo confiar en nadie, pero aquí estoy. Comiendo con un desconocido en un bar de por aquí cerca contándole mis problemas.
-A ver... por donde empiezo. Mi madre es una psicópata que mató a mi padre y ahora está intentando que la perdone y hay un chico que lleva sin dar señales de vida 2 semanas. No se cómo he terminado soltando todo lo que acabo de soltar, pero ya lo he soltado. Viendo su expresión no se le ve muy sorprendido como esperaba y eso me impresiona.
-Vale a ver... poco a poco. Respecto a lo de tu madre te puedo decir que te tomes tu tiempo, pero deberías escucharla al menos y luego decidir si perdonarla o no. Te lo digo por experiencia, yo no tengo madre y ahora me arrepiento por todo lo que no he sabido llevar. Y lo del chico... mándalo a la mierda, no te merece.
Me sorprende su respuesta y no puedo evitar sonreir en la parte que me ha dicho de Marc pero derrepente veo como la tristeza de su rostro se lleva toda las buenas vibras que me transmitía al principio. -Mira no se lo que ha pasado con tu madre, pero si me lo quieres contar, aquí estoy. Poso mi mano encima de la suya para reconfortarlo y su expresión cambia al instante a una en calma.
-Gracias, pero estamos hablando de ti.
-Yo ta he soltado lo que tenía que soltar y he escuchado lo que necesitaba y te lo agradezco. Ahora te toca a ti. La verdad no quiero seguir hablando de mi porque sé que no podré aguantar mucho sin llorar y no me apetece.
-Bien... si insistes...
Espero a que de un respiro y tome su tiempo en empezar lo que sea que me tenga que contar.
-Cuando tenía 14... hace 4 años descubrí que me gustaban los chicos y decidí contárselo a mis padres, pero no se lo tomaron muy bien y... pues me echaron de casa. Me quedé en casa de un amigo por mucho tiempo hasta que decidí cambiar de aires y venirme para aquí, Cádiz. La verdad, ya me da igual esta situación pero en algunas ocasiones me hace falta a alguien para hablar, pero lo llevo bien.
Se le ve tranquilo hablando de un tema tan delicado como este, supongo que ya lo ha asumido y la verdad es que lo admiro por ello.
-Vaya... la verdad no me lo esperaba, pero si puedo decirte que has sido muy valiente en venirte para acá solo y te admiro. Le doy una sonrisa reconfortante que sé que aunque le quite peso al tema le sigue removiendo por dentro un poco.
-Gracias... la verdad ha sido duro. Pero gracias a eso, mi sueño ahora es encontrarme a mis padre por la calle y gritarles: ¡gracias por convertirme en el maricón que soy ahora perros! y salir corriendo. No nos cortamos en reirnos a carcajadas por lo anterior dicho y he sentido como hay una química entre nosotros muy grande, siento que vamos a ser muy buenos compañeros.
Paso el día con él hasta que toca irnos cada uno a nuestra casa, antes de despedirnos nos pasamos los números de teléfono para mantener el contacto y nos damos un abrazo que creo que necesitábamos ambos.
Antes de dormir reviso el móvil para ver si el idiota me ha hablado, pero nada. Antes de dejar el móvil en la mesita me encuentro un mensaje de Luca.
Luca: Descansa pequeñaja <3.
Yo: Igualmente loquito (emoticono con la lengua fuera y corazón azul).
No puedo evitar sonreir ante los motes que nos hemos puesto, son increíblemente perfectos.

Tocaremos la luna juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora