4. El carruaje se vuelve calabaza

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—¿Y cuáles son los planes para este día? —Pregunta Elle sentado desde la cama, viendo a Light sacando una prenda y otra de su maleta, buscando el atuendo perfecto.

—Iremos a la orquesta filarmónica y luego a cenar a un restaurante llamado House Of Meat.

—¿House of Meat? —Enarca una ceja— No sé si su nombre no es lo suficientemente obvio pero en ese lugar solo sirven carne.

—Sí, Uhm... bueno... no creo que me haga daño comer un pedacito. —Carraspea la garganta, removiéndose nervioso.

—¿No te parece que estás llevando todo esto muy lejos? Una cosa es que por agradarle te fuerces a escuchar esa música que sabes que te aburre, pero otra es que vayas en contra de tus propios ideales. ¿Dónde queda el "procuro que todos mis productos sean libres de crueldad animal" o el "en mis tiempos libres subo entradas a un blog donde pretendo enseñarle a la gente que se puede llevar una alimentación balanceada sin lastimar a esos pobres seres que no se pueden defender al no saber hablar"? Son tus palabras, Light. ¿Todo eso se va a la mierda por un tipo?

El castaño se muerde los labios mientras se rasca con desesperación la coronilla. —¿Y qué se supone que debo hacer? Yo solo quiero gustarle al hombre del que me enamoré.

—No Light, tú no te enamoraste de Teru —se pone de pie y camina hacia él hasta quedar frente a frente—. Tú te enamoraste de mí, de mis historias, de mis chistes. Era conmigo con quien hablaba, no con Teru.

—Hablaba con un mentiroso, no lo olvides.

—Sí, lo sé. Debí ser sincero desde que lo nuestro se volvió especial y es un error que estoy pagando muy caro. —Comienza a recoger la ropa que el otro ha desperdigado en la cama y la devuelve a la maleta.

—¿Qu-Qué haces? —En un acto reflejo le arrebata una de las prendas y la resguarda contra su pecho.

—Te hice una reservación en un hotel, yo lo pago. No es lujoso pero conozco al dueño y me ofreció una buena oferta.

—¿Me estás corriendo? —se lleva indignado una mano al pecho, ante lo cual Elle se relame los labios.

—Mi familia ha salido, me gustaría que te fueras mientras ellos no estén, será más fácil. Si lo haces cuando vuelvan te acosarán con preguntas, prefiero manejar esa situación solo, y tranquilo inventaré algo en donde el único culpable sea yo.

Light parpadea mientras abre los labios, sin saber qué decir en un principio.

—Pe-Pero tu mamá dijo que haríamos galletitas cuando volvieran, ¿¡cómo voy a dejarla así!?

—¡Tú no viniste aquí a hornear galletitas, Light! —alza la voz un poco, hablando entre dientes. Ojalá el otro entendiera que él la está pasando mal con todo esto— Viniste a conocer a tu príncipe azul, y te tengo noticias: la suerte está de tu lado. Apenas cruzaste palabras ayer con el tipo y ahora ya te invita a una cita, lo más probable es que también quiera que pases la víspera de navidad con él, entonces no tiene caso que sigas fingiendo ser mi novio.

—Sí... pero...

—Oye... —Elle interrumpe, acercándose de nuevo a él y enmarcándole el rostro con las manos— eres alguien increíble, hubiera sido el hombre más feliz si al final te fijabas en mí pero no fue así. Ha llegado el momento de que nuestros caminos se separen. Ve y vive ese sueño que viniste buscando cuando decidiste cruzar el país. —Al finalizar se atreve a acortar la distancia y rozar esos labios con los suyos, sin llegar a ser un beso. Tal vez fue algo atrevido sin embargo quería llevarse al menos eso de quién hasta hace unos días había sido la persona más increíble que alguna vez conoció. Acto seguido se aleja y dando media vuelta le dice que le da unos minutos para que termine de empacar mientras él espera en el auto.

Un extraño en navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora