1. El mensaje que lo cambia todo.

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Light balancea los pies emocionado, está acostado boca abajo en la cama mientras continúa tecleando en su laptop. Hace dos meses conoció a un hombre guapísimo con quien chatea a diario; se llama Elle y tiene un hermoso color de piel levemente bronceado, cabello negro lacio siempre peinado, ojos oscuros enmarcados con unos anteojos que le dan un toque intelectual y seductor a la vez, y ni hablar de su biografía donde se describe como un apasionado de la lectura junto a un buen café y como buen abogado es amante de la justicia.

A sus veinticinco años Light ha tenido una lista considerable de amores fallidos y decidió usar una aplicación de citas por influencia de su hermana. Sayu es solo tres años menor, aún así no fue agradable enterarse que su hermanita era usuaria VIP de esos sitios, sin embargo ella conoció ahí a Matsuda, su actual novio. El tipo es un idiota en su opinión, pero la trata como una reina y decidió arriesgarse. Acertó al probar suerte, el único problema es que su príncipe azul vive al otro extremo del país.

«Me encantaría verte...» teclea el castaño, mordiéndose los labios mientras espera.

«A mí también, babe. Pero sabes que comparto habitación y me daría pena.»

Light suspira, ya esperaba esa respuesta, todas las noches le dice lo mismo. Aún así le afecta, están tan lejos y de alguna forma quisiera sentirlo más cerca.

No obstante, el momento se desdicha debe ser dejado a un lado cuando alguien abre la puerta de su habitación sin tocar.

—Light dice mamá que apagues ya esa cosa. —Sayu entra mientras se termina de embarrar el rostro con una mascarilla verde.

El aludido entrecierra los ojos y confundido busca la hora en la pantalla.

—No son ni las once.

—Dice que es su casa, sus reglas. Además mañana tienes que trabajar. —Se deja caer en la cama y como es usual en ella, su mirada se dirige a la conversación—. Uh... ¿siguen sin hacer videollamadas? ¿No te da miedo que sea un vejete asqueroso jalándosela pensando en el culito apretado de un jovencito?

Puaj, ¿no se te podía ocurrir otro escenario? —Responde arrugando la nariz asqueado—. Y no lo creo, todos los días me manda fotos.

Para defender a su amor cibernético le muestra un álbum con un sinfín de selfies de Elle, en ellas siempre aparece con un pequeño cartel donde escribe mensajes dedicados a él como "Buenos días, Light", "Estoy pensando en ti, Light". Para Sayu también es prueba suficiente que el hombre detrás de la pantalla es el mismo que el de las fotografías.

—Bueno, igual vete despidiéndote de tu amorcito.

—Sí, sí, ya solo le digo a Elle que me dé un segundo mientras abro la app en el celular. —Teclea explicándole la situación; es claro que sus padres aún no están del todo familiarizados con la tecnología sino sabrían que no basta con decirle que apague la laptop. Sin embargo se sorprende cuando se da cuenta que su último mensaje muestra error de envío— ¿Me apagó el wifi?

—Creo que está molesta —canturrea Sayu—. No fuiste por su ropa a la tintorería.

—Lo sé. Sabes que la ciudad es un caos en estas fechas y lo olvidé. —Responde mientras cierra la laptop y se incorpora para dejarla en la mesita de noche.

—Más bien lo olvidaste porque un tal Elle ocupa siempre tu cabeza.

Light sonríe sonrojado antes de darle un golpe suave con una almohada. Sayu responde sacándole la lengua, acto seguido se pone de pie y se despide, diciendo que debe dormir si quiere evitar arrugas prematuras.

Un extraño en navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora