5. Hola, extraño

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El desayuno familiar se volvió incómodo desde que su papá decidió traer a la mesa lo que vio la noche anterior. Él le prometió a Light que inventaría algo para no dejarlo mal parado y él cumplió, ¿quién manda a ese tonto castaño a besuquearse con otro a una cuadra de su casa? No le sienta nada bien que su papá le haya compartido ese detalle, sin embargo tampoco se siente feliz que ese tonto castaño quede como lo peor ante su familia.

—No es culpa de Light... —Interrumpe cabizbajo.

—No lo defiendas, Elle —añade de prisa Josh, empleando más fuerza de la necesaria para cortar un trozo de hot cake—. Yo sé lo que vi.

El pelinegro sabe que la única manera de justificar las acciones de Light es contarles la verdad, así que decide hacerlo. Toma valor y les habla de la aplicación de citas, procediendo a mostrarles algunos de los mensajes que estuvo intercambiando con el castaño mientras la foto que mostraba su perfil era una fotografía de Teru.

—Él viajó creyendo que se encontraría con el de las fotos, no conmigo.

Les explica también que una vez que Light vio que Teru existía en la misma ciudad, él se ofreció a ayudarlo para que se conocieran, esto en un intento de minimizar sus culpas.

—¿¡Y en qué momento se te ocurrió hacer algo como eso, Elle Lawliet!? —Vocifera Marie, apretando los cubiertos.

—Mi intención era tener a un holidate.

—¿A un qué? —Pregunta Watari acomodándose los anteojos. Cada vez entiende menos el léxico de la juventud.

Holidate. Básicamente alguien que es tu cita nada más en días festivos, así evitas pasar solo y las preguntas incómodas. —suspira, jugando con un trozo de fresa en su plato— El problema es que con mi perfil real no dio resultados, entonces decidí usar las fotos de alguien más atractivo, obviamente hubo muchos a los que les dije que no era yo quien estaba detrás de la foto porque no tenía que existir atracción física...

—¿Por qué hiciste eso...? —Interrumpe Marie con voz desconcertada.

—Porque yo sé que se preocupan de que siga soltero, estábamos en los últimos meses del año y todos las navidades es lo mismo —se exalta un poco, agitando las manos—. Solo me pareció buena idea convencer a alguien de que fuese mi cita y no sé cómo terminé haciendo match con alguien que vivía al otro extremo del país. Obviamente Light no podía ser mi holidate al vivir tan lejos pero me la pasaba tan bien chateando con él que quise seguir y... y bueno yo...

—Terminaste enamorándote. —Concluye Marie, soltando un suspiro. Elle asiente. —Hijo, jamás quisimos hacerte sentir presionado, es solo que...

—Yo sé, yo sé. Los padres siempre se preocupan por los hijos.

—Creo que fui un poco injusto con ese muchacho. —Josh carraspea la garganta, rascándose la mejilla mientras recuerda la noche previa.

—Espero que hayas aprendido la lección, Elle —interrumpe Watari de forma apacible, luego le da un breve sorbo a su té—. Tarde o temprano las mentiras siempre salen a la luz y la mayoría de veces termina mal.

—Lo sé, abuelo. Créeme que aprendí la lección. —Murmura mientras suspira cabizbajo.

oOo

Light da vueltas por la habitación del hotel. Ha estado todo el día ahí encerrado, ya debería haberse ido, no tiene nada qué hacer ahí. Debería haber llamado a la aerolínea, adelantar el vuelo sin importar el cargo extra y hacerle frente a lo que le espera una vez vuelva a casa. No obstante, algo le impide hacerlo. Es como si quisiera darle fin a todo esto y a la vez no. Ha estado pensando toda el día hablarle a Elle para al menos despedirse, creyendo que eso es lo que lo mantiene atado a ese sitio, pero ¿cómo llamarle cuando el señor Lawliet le advirtió que no lo quería cerca?

Un extraño en navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora