Historia.
Odio las alturas.
En serio, las odio. Apreté el brazo de Annie con fuerza y ella me miró. Noté lo que hice y me disculpé con ella.
Mi agarre nunca a sido muy fuerte, y Annie era capáz de tolerar muchas cosas, pero igual me disculpé por mi reacción. No pude evitarlo.
Volabamos muy alto entonces. El avión donde estábamos hizo una que otra turbulencia, pero Annie me dijo que eso era normal aveces.
Ella no toleraba mucho el contacto repentino, así que significaba mucho para mi que se deje abrazar en estos momentos por mi, porque en serio necesito un abrazo. Me siento estresada y me da miedo llegar a un país extraño, y el motivo, aun no lo sé, pero sé que no es bueno, ya que nos llevaron a la fuerza.
Unos momentos después de nuestro reencuentro me dí cuenta de que Annie estaba herida por una bala en la pierna. Mi ojo morado era muy obvio y ella se dió cuenta de eso enseguida. Estaba muy molesta, pero le dije que no valía la pena pelear...
-Duerme un rato.-Dijo Annie mientras se acomodaba en el asiento.-Creo que será un viaje largo.
Su tranquilidad me brindaba algo de calma incluso en estos momentos.
-¿Qué crees que hagan con nosotros? -Murmuré.
-No lo sé.- Encogió los hombros.-Mis órganos no funcionan muy bien, así que no creo que me destripen para venderlos.
Sonreí. Annie tenía un humor extraño y me gustaba. Por eso era mi mejor, y unica amiga.
Hasta ahora no hemos visto a nuestras raptoras, y eso me da algo de paz por el momento.
-Mira, no dejaré que nada nos pase. Vuelve a dormir, ¿si?
Confiaré en sus palabras entonces.
-Está bien.
Narrador.
La azabache y la castaña permanecían en la cabina de vuelo junto al copiloto privado del empresario.
Gran parte del trabajo había sido realizado con éxito apesar de pequeños detalles y algunas vidas perdidas. La parte final de todo sería entregar personalmente a Historia y llevar a Annie junto a las demás chicas.
-Dame tu celular.- Dijo la azabache.
La morena la miró raro.
-¿Por qué? ¿Dónde dejaste el tuyo?-Se lo dió.
-Debo hacer una llamada, y esa niña estúpida rompió la pantalla de mi teléfono con mi cara. No funciona.
Aguantó la risa.
La chica Leonhart se veía peligrosa y no dudaba en que lo fuera pero, ella era Mikasa Ackerman, una mercenaria privada retirada, y si la chica le dió problemas durante todo el viaje, no podía imaginarse lo que hubiera pasado si ella se hubiera tenido que hacer cargo de Annie.
-¿A quién llamas?
-A Eren, le diré que ya estamos por llegar.
Asintió. Miró sus zapatos en silencio y después a la azabache.
Aclaró su garganta y la azabache la miró de reojo.
-Sasha me llamó.
-¿Qué le dijiste?
Sasha era una chica como de la edad de Annie más o menos, un tanto cercana a Ymir y a la azabachese se puede decir y estas últimas tenian algo de historia, pero ese era otro tema.
-Qué estabas ocupada y que por eso no respondias.
-Mm, ¿Algo más?
Negó.
-Bien.-Llamó al castaño para decirle dónde se encontraban ahora, y cuándo llegarían más o menos.
El vuelo sería rápido, pero llegar a Marley, alojarlas, llevarlas a donde debían sin levantar sospechas, etc.
-No tardaremos. Aterrizaremos pronto así que-
-No.-Dijo el castaño.
La azabache arqueó la ceja.
-Escucha.-Caminó por su lujosa oficina privada y miró por la ventana algunos autos ir y venir.-
Surgió algo. Hay algunos estúpidos policías que dicen escondo cosas, y me han estado siguiendo el rastro, pero nada para que me acusen de algo grave. Algunos rumores se salieron de control.-¿Y qué quieres que haga con Historia?- Preguntó la Ackerman.
-Ah, yo que sé.-Suspiró.- Llévala junto a las demás, por ahora. Si las cosas se calman, te avisaré.
-Está bien.
-Ten cuidado.
Colgó, inmediatamente comenzó a teclear otro número.
-¿Y ahora qué?- Dijo la morena con fastidio.
-Callate.
Se alejó un poco, aunque para cuando lo hizo la morena alcanzó a escuchar una voz femenina en el otro lado de la línea.
Suspiró, y mejor le dió espacio para que hablen.
Salió de la cabina y revisó que todo con las chicas rubias estuviera bien.
Annie dormía plácidamente, e Historia se aferraba al asiento o al brazo de su amiga con una mirada de pánico y hasta se notaba mareada.
-¿Nunca...has volado?
Historia no la miró.
-No.
Sentía la voz un poco fuera del tono al que se medio había acostumbrado escuchar. De cierta forma se le sentía algo molesta.
Se acercó hasta ella, tal vez inconscientemente, ya que realmente no fué algo que pensó hacer, pero sus pisadas estaban cada vez más cerca de Historia.
-¿Qué tienes?
Alzó los hombros, y no la miró.
-Nada.
¿A qué se debía ese tono suyo? ¿Fué por el golpe? Ahg, Ymir, claro que fué por eso.
Genial, ahora la rubia estaba enojada con ella. Se veía encantadora aún enojada pero su forma de hablar no era agradable, y aunque esa parecía ser su intención, a la morena no le gustaba.
Ymir.
Maldición, ¿Tengo que disculparme en serio? La intenté mirar a los ojos, pero su mirada se apartó de mi en todos mis intentos.
Deja de hacerlo, puta madre.
Apreté el puño, y ella pareció notarlo pues esta vez si me miró. Me estaba enojando, y de nuevo no sé por qué o con quién, no sé si conmigo por idiota o con ella por...Ahg. No, no puedo enojarme con ella.
Todo lo malo que a pasado en el viaje a sido por mi.
-¿Estás enojada? -Murmuré.
Ella se encogió de hombros mientras dejaba de verme.
Historia.
No estoy enojada, apesar de todo. Mi voz al principio sonó ronca y tosca, pero es porque acababa de despertar de un sueño de cinco minutos, no podía dormir más, pero supongo que mi tono de voz no le gustó y quise comprobar si fue así.
Es curioso como reacciona a mi timbre de voz. Justo ahora estaba sentada frente a mi con la mirada en sus manos, mientras refunfuñaba lo más bajo que podía.
No dijo más, y se levantó para ir se de nuevo.
Esto era algo nuevo.