Capitulo 36:

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Aun en sueño profundo sentía un gran ardor entre sus piernas, algo no estaba bien ¿Tal vez un sueño húmedo?... A su edad, no, era imposible, se sentía tan malditamente real como para ser un sueño. Abrió lentamente sus ojos para buscar la incomodidad que yacía en su pene y no le dejaba dormir, bajo su vista y abrió sus ojos ante la sorpresa de lo captado; unos dulces y carnosos labios que conocía muy bien, le estaban aplicando una grandiosa felacion a plena hora de la mañana. Jimin estaba devorando su pene con enorme excitación mientras se dilataba a si mismo con los dedos, malditamente lujurioso.

Sintiendo como aquella lengua bajaba y subía por su erecto falo, o como aquella garganta parecía querer succionarlo, era jodidamente grandioso. La lengua del chico era malditamente habíl, más que en el pasado y eso le enojaba un poco, sentía como el musculo utilizaba su punta para jugar con la uretra y seguidamente con la glande de su pene, suficiente para hacerle llegar al clímax y terminar derramando su semen dentro de la boca de Jimin, quien por la lujuria del momento lo trago gustoso o eso quería dar a entender.

Ya era el segundo día de celo y apenas siendo de mañana, el omega era quien estaba atacando al alfa para complacerse a si mismo. Sin dejar que Yoongi se moviera, abrió el agujero de su trasero y se sentó sobre el erecto falo de su compañero, gimio ahogado por la profunda penetración que el mismo provocó, apoyo sus manos contra el pecho del alfa y empezó a moverse de arriba hacia abajo logrando que Yoongi pusiera una expresión de placer en su amargado rostro. El estar encima de ese alfa le encanta en exceso, una vez acostumbrado al enorme órgano de Yoongi, empezó a moverse más rápido de tal manera que sus nalgas empezaron a rebotar contra las caderas del chico y producir un lujurioso sonido húmedo y excitante para ambos.

Yoongi no podía creerlo, apenas despertaba y su omega ya estaba así de excitado, definitivamente ese no era el Jimin de hace años, un rebote profundo en sus caderas lo hicieron salir de sus pensamientos.

- Concéntrate aquí abajo hyung. - habló el omega demandante al notar la distracción del chico.

Yoongi un poco enojado por el llamado de atención, tomó los glúteos del chico y empezó a moverlos más rápido haciendo que este gimiera con enormidad.

- ¡Como si algo como esto bastará! - habló el pálido con tono ronco mientras cambiaba rápidamente de posición, colocando al chico por debajo de él y embistiendole con gran fuerza.

Ambos continuaron por horas complaciendose mutuamente, tocandose y llegando al orgasmo de una manera erotica e insaciable, pero, en el alfa empezaba a crecer la angustia, Jimin siempre caía dormido al momento de terminar, por lo que era imposible tener una conversación con el chico y eso le aterraba de gran manera. Sabía que sólo estaba ahí para calmar el celo de Jimin, sabía que sólo estaba siendo utilizado, pero aún así, no podía evitar que su corazón latiera con desesperación al tocar a la persona que amaba. La felicidad y el terror le inundaron por completo. Ya estaban en la mitad del segundo día, posiblemente volverían a tener sexo y posiblemente el omega volvería a quedar dormido, mañana sería su último día y el pensar que pasaría después de eso, le aterraba.

- Dime Jimin ¿Qué debo hacer? - miro al omega y acaricio su mejilla para luego acercarse y depositar un suave beso en sus labios. Le contempló por unos segundos y se retiró a la cocina para buscar un vaso con agua y algo de comer.

La puerta de la habitación se cerró y el omega en cama quedó en completa soledad - Yo tampoco lo se, idiota. - hablo Jimin con un tono lastimoso mientras tocaba su mejilla tratando de recalcar los toques que Yoongi le había dado unos segundos antes.

Era un cobarde y estaba consciente de ello, nunca había caído dormido, simplemente fingía sucumbir ante el cansancio para evitar charlas, siempre, todo el tiempo, a cada segundo, estuvo despierto sintiendo como Yoongi tocaba su piel con gran gentileza, mientras este creía que dormía y no sentía, estuvo perfectamente consciente sintiendo los amorosos toques del sujeto que alguna vez le juro amor eterno, y eso lo hacía jodidamente débil, porque le encantaban con grandeza.

Aunque quería culpar a su celo de todo el desastre que estaba ocurriendo, no podía hacerlo del todo, su cuerpo estaba sintiendo una enorme dicha al estar junto a aquel alfa, más grande cuando Jungkook era su compañero. Al principio su celo era el dominante de la situación, pero después de la primera ronda, era consiente de todo lo que sucedía a su alrededor, tenía la fuerza suficiente para detener todo pero no lo hacía, no quería, la adictiva piel de ese alfa no se lo permitía.

Aún acostado en cama, bajo su mano hasta donde se encontraban sus estrías recordando los toque de la noche anterior, esos suaves besos que fueron depositados en el lugar por Yoongi. Sonrió, una pequeña y alegre sonrisa escapó de sus labios al recordar la amorosa acción, ese amoroso gesto que le hizo volver a aquella época donde el alfa era jodidamente cariñoso con el en la intimidad, besando con amor cada parte de su cuerpo que no le agradara, fue gracias a él que empezó a amar esos detalles que a él simplemente no le gustaba.

Una fugaz propuesta de perdonarle paso por su mente, su sonrisa se hizo más grande y juguetona con tal pensamiento, imaginó todas las posibilidades junto al alfa; las citas que tendrían, las estúpidas y tontas discusiones, el momento en que su pequeña hija le empezaria a llamar papá, una casual salida familiar, los futuros berrinches por su celo, tal vez un hermanito para la niña, lo hermosa y tierna que se vería su hija si... si... si utilizaría un vestido de pareja para la boda... la boda... su imaginación dio un freno en seco, volvió a la dura realidad donde los recuerdos de ser engañado el propio día de su boda se hicieron latentes, la felicidad y compacion por ese alfa desaparecieron.

Recordar el volver a ser traicionado, le aterraba.

Fue entonces cuando alfa en la cocina y omega en la cama, volvían a coordinar teniendo los mismos sentimientos, ambos, a la par, sentían felicidad y terror del mañana.

...

Frente a tanta lujuria, pasión, egoísmo y miedo, el tercer día del celo de Park Jimin, en un abrir y cerrar de ojos, había terminado.

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