Fascinante Decadencia

Epílogo

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- SUPP, SUPP, SUPP... ¿Dónde estás? - el pequeño Rathavit bajo de la carreta de un brinco gritando el nombre de su amigo.

Entro como un vendaval a la cabaña de Supp. No estuvo a la vista, los busco por todos lados hasta que escucho su voz.

- Deja de gritar, ¡Aquí estoy! - el niño corrió a la parte trasera de la cabaña - Guarda silencio o vas asustar a todas mis aves - Supp sonrió al ver entrar corriendo a su entusiasta amigo junto al hechicero, ambos se había convertido en sus amigos y en ocasiones lo visitaban. - Sigues siendo un niño entusiasta Rathavit.

- Ya no soy un niño Supp ya tengo la mayoría de edad, ahora soy todo un hombre - lo dijo mirando al hechicero con una sonrisa cómplice.

- Disculpe joven por mi gran error. ¿Puedo saber a que se debe tu entusiasmo?

- Caracolito dile, dile... - Supp alzó una cejas al escuchar el apelativo que uso su pequeño amigo.

- No pregunte por favor - Supp miro al hechicero y ambos sonrieron.

- Bueno, dime de una vez que pasa.

- Un amigo hechicero me visito y traía con el una pócima mágica... - Comento el hechicero despacio.

- ¡Entiendes lo que dice Supp! - Rathavit sostuvo las manos de Supp dando saltos de alegría.

- Calma amigo deja que Phiravich me explique por favor.

- Está pócima no tiene el mismo poder, pero podemos intentar.

- ¡Que esperas Supp vamos a buscarlo! - el niño estaba realmente emocionado.

- Espera amiguito, ¿Qué poder tiene? - preguntó curioso.

- En tu caso te haría lobo...

- ¿Y con Tana? - pregunto todavía más lleno de curiosidad y esperanza.

- Lo volvería humano solo cada luna llena - Supp se giró para mirar al cielo pensativo
- Bueno decidí dejarlo en tus manos, es tu decisión lo que hagas con ella.

- Gracias por pensar en nosotros...

- Supp no irás, ¿ya no amas al teniente? Lo has olvidado... - el niño se veía al punto de las lágrimas. Supp bajo la cabeza al nivel del niño para tomar su barbilla.

- Eso jamás sería posible pequeño, sólo puedo asegurarte que cualquier decisión que tome será por el gran amor que siento por tu amigo - Rathavit sonó su nariz en la túnica del hechicero.

- Lo mismo le dije yo, pero conoce a este niño...

- ¡Que no soy un niño! - los mayores se rieron del niño llorón que se sentía indignado por tal difamación.

El hechicero hizo andar su carreta con su niño agitando la mano despidiendo a su amigo.

- Siéntate o vas a caer - le dijo el hechicero preocupado.

El niño se acomodo a su lado metiendo su mano en el brazo libre del hechicero pego su regordeta mejilla a su hombro.

- ¿Qué piensas que hará Supp?

- No sé, ahora todo depende de él caracolito.

Rathavit y el hechicero jamás volvieron a saber de Supp, la última vez que fuero a su cabaña de visita se encontraba abandonada.

Una tarde salieron a vender sus remedios al pueblo y entre los lugareños escucharon que varios cazadores habían visto a dos impresionantes lobos, uno negro y el otro gris,
el hechicero y el niño se miraron sin decir nada al terminar de vender siguieron su camino rumbo a su castillo en ruinas.