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-¿¡Quieres que esté presente durante el conflicto?! -me sobre salte en la mesa de aquella linda heladería. -¿Y si os pasa algo? No podré ir a salvaros, ¿cierto? Nunca me perdonaría veros mal.
-Si no quieres venir, no hace falta que vengas. -el rubio delante mía se sinceró.
Nos quedamos en silencio hasta que vino la camarera con nuestros helados.
-Tú.. ¿Crees que deba ir? -dije al aire, sin esperar una respuesta. -No quiero ver a Baji mañana.
-Lo sé. -suspiró -Pero apuesto a que él si quiere verte a ti, pero no puede.
Volvimos a quedar en silencio.
-Lo siento, Mikey-san, pero voy a negarme a tu propuesta. -agaché mi cabeza. -Cuando quieras puedes irte, pagaré yo.
-Bueno. -dijo tomando la última cucharada de su helado. -Me voy ya y, no te preocupes, traeremos a Baji sano y salvo con nosotros de nuevo. -y finalmente se fue.
Me quedé observando mi helado, cual no había tocado aún. Este se iba derritiendo muy poco a poco. Al final, decidí comerlo e irme, y eso hice. Ahora caminaba hacia mi casa, que no quedaba muy cerca. Fui andando como de costumbre, a un ritmo normal, relajado. Faltan tres días para el conflicto de Halloween, Baji no iba a la escuela desde que confesé mis sentimientos hacia él y las heridas Chifuyu estaban mejorando poco a poco, con suerte no tendrá secuelas. El frío viento chocaba con mi silueta de tamaño pequeño, me daban escalofríos cada vez que pensaba en Baji, o cualquier otro miembro de la ToMan, sin embargo, no había otra cosa en mi mente para llenar. Volví a casa de lo más normal, para mi gusto, y me metí a la ducha para despejarme un rato.
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-Oye Aki. -dijo Chifuyu al otro lado de la puerta de mi casa. -¿Quieres venir conmigo un rato? -dijo con una sonrisa. Su ojo turquesa brillaba ligeramente más de lo normal, me pareció lindo a pesar de que estuviera lleno de vendajes.
-Claro, ¿por qué no? -mis padres aún no habían llegado a casa, por lo que aún tenía tiempo para salir a dar un paseo. Fuimos bajando las escaleras mientras hablábamos de nuestras cosas.
