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Capítulo 3

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Capítulo 3.

- ¡Aki! - la voz familiar sonó de nuevo. Supe que era Baji.

- ¿Kei? - asomé mi cara por el balcón para observar a un Baji Keisuke con el cabello recogido y pincitas en este.

- Espera. Subo y te hago compañía. - y se desvaneció de mi vista. Me acerqué a la puerta, temiendo a abrirla, cuando finalmente lo hice, apareció Baji por las escaleras y se acercó a mi. - ¿Puedo pasar?

- Claro. Sin problema. - y cruzo la puerta, quitándose los zapatos y yendo a la cocina. El plato de macarrones que prepare ahora estaba en su punto para comerlo. - ¿Te importa si como? - Pregunté para no causarle incomodidad mientras me sentaba.

- No, no te preocupes. Me sentaré aquí. - dijo mientras se sentaba a mi lado en la mesa, observando como comía. Sin embargo, no me incomodó.

- ¿Te gustan los gatos? - dijo después de un poco de silencio.

- ¿Eh? ¡Ah! Si, aunque no me dejan tener gatos en casa, pero me gustaría tener alguno.

- Que pena. ¿Cómo sería tu gato ideal?

- No se. Cualquiera que se viera lindo.

- Jajaja. Que linda. - sonrió. Su comentario hizo que me sonrojara, y él hizo lo mismo al verme. - Cuando termines, ¿quisieras ir a dar un paseo?

- ¿Cómo una cita?

- No. - se levantó de la silla, tirándola al suelo de golpe, cosa que me sobresaltó. - Perdona. Tu comentario me puso algo nervioso. Esa salida no la veía como una cita.

- No importa. Esta bien. - dije y seguí tomando mis macarrones con queso.

- ¿Tu brazo está bien?

- Si. No hay problema. - si lo había, seguía doliendo. Pero para no preocuparle no le dije nada.

- Me alegra escuchar eso. - sus palabras hicieron que me sonrojara un poco.

La música aún sonaba por la casa, las ventanas estaban abiertas para que todo el que pasara pudiera escucharlo. Cuando termine mi plato lo dejé en el lavavajillas y me fui afuera con Baji. Aunque nos acabemos de conocer, parecía que ya nos conocíamos bastante. Fue muy amable al salvarnos de aquellos tipos de tercero, a la hora de hablar era demasiado dulce con su voz y su encanto que atraía a cualquier animal cerca de él.

Ya afuera del edificio, estuvimos caminando hasta un pequeño parque algo alegado. Este parque era algo conocido por los gatitos callejeros, que se escondían bajo los contenedores de basura, en los toboganes del parque o entre los arbustos de este. Al llegar allí, me senté directamente en uno de los columpios, una de mis estaciones favoritas. Empecé a balancearme en el columpios, soltando todas las preocupaciones en cada subida y bajada. Baji solo se sentó a mi lado, contemplando como me balanceaba y reía. En algún momento escuchamos en maullido de un gato, parecía que estaba herido. Baji se levantó del columpio y se guío por el sonido, y un rato después, salió con un gatito blanco en sus brazos de unos arbustos. Salte del columpio, casi cayéndome al suelo, y caminé a donde él estaba.

To be your friend - Baji KeisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora