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EL DESPERTAR EN LA MAÑANA fue algo movido, en primer lugar rompí mi alarma, en segundo lugar rompí la llave del lavamanos mientras me lavaba los dientes , y por ultimo lugar, rompí la manija de la puerta. Sin duda una hermosa manera de empezar el día.
Lo que menos me gustaba era que me sentía a la defensa en todo momento, estaba algo alterada, y no, aun no me había llegado el periodo por lo que fue lo primero que descarte. Mi cabello era un verdadero desastre, aun que fue mi culpa de todos modos, ayer ni siquiera me bañe, olía fatal.
Estando sentada en mi cama, podía sentir el sonido de los pasos de alguien, los escuchaba como un pitido en mis oídos, mire mi colección de tablas en el muro, enfoque la vista y vi a una araña. Cada diminuto pasito que daba lo sentía, hacia eco en mis oídos, era molesto y desagradable.
Un ruido mas me alarmo, me di vuelta ocupando mi pasta de dientes para defenderme, solo era el maldito viento que movía las persianas. Estaba muy paranoica, definitivamente algo malo me pasa.
A paso rápido me tire a mi escritorio a investigar que tipo de araña fue la que me pico, miles de resultados habían, Araña Tigre, Viuda negra, Araña de rincón (Rece porque no fuera una de esas), muchas mas pero ninguna igual a la desgraciada. Rendida le mande una foto de la araña a John, el es bueno buscando cosas por internet.
Seguía escribiendo sin darme cuenta que las teclas se me habían pegado a mis dedos, cansada las mire, como odio esto. Salte por la ventana y me senté en el techo, aproveche de estudiar los papeles de el portafolio de mi padre, y los signos claro.
-¡Pandora! -baje la mirada de mi libro para ver a mi Tio. -¿Que haces ahí arriba?
-Tarea.
-Mucho cuidado. -dijo antes de entrar a la casa.
Habían pasado unos minutos, decidí que ya era hora de ir en busca del Doctor Connors. Al llegar a su residencia golpeé la puerta, no fueron mas de cinco segundos en lo que me abrieron.
-Doctor Connors. -le salude en cuanto lo vi.- No debe recordarme...- me interrumpió.
