Another Love |Shinichiro Sano|

Capítulo uno.

| Tres preguntas, un reto |

Mel.

Shinichiro observo a la muchacha de cabellos rojizos en cuanto entró en la tienda. En sus manos traía consigo una pequeña bolsa, la cual dejó en el mostrador una vez que hubo llegado al lado del mayor de los Sano.

—¿Qué fue lo que sucedió ahora? —preguntó al ver el decaído rostro de su amigo.

Aquel muchacho pelinegro estaba triste, se notaba claramente en su rostro, aquellos oscuros ojos que siempre estaban brillando de alegría estaban apagados, sin vida alguna. Lamentablemente, para Melione, aquella tristeza en el rostro de su amigo se estaba haciendo presente cada vez más.

No le gustaba verlo triste, odiaba verlo así, pero su desgracia lo veía de aquella manera cada cierto tiempo.

Sus ojos violetas miraron a Takeomi, quien estaba al lado de Shinichiro, probablemente consolándolo como era de costumbre. Aquel muchacho solo se encogió de hombros al notar la mirada de la joven.

—Lo mismo de siempre. —respondió Shinichiro.

Lo mismo de siempre.

Alguien había vuelto a rechazarlo. Mel aún no entendía a aquellas chicas que lo rechazaban.

—No te preocupes, Shini, ya va a llegar alguien para ti. —sonrió.

Si tan solo supiera, que ella estaba enamorada de él, quizás las cosas serian distintas.

Quizás él no tendría que volver a sufrir por su corazón roto, quizás él por fin sería amado de la manera que corresponde, quizás por fin probaría el amor de alguna mujer. Pero... Shinichiro parecía ser el único que no se daba cuenta de los sentimientos de Mel.

La pelirroja dejó la bolsita que traía frente al pelinegro, con cuidado, la abrió y dejó ver aquel pastelito que le había comprado de camino a la tienda.

—Ten, para que se endulce tu corazón. —sonrió.

Probablemente, era muy obvia, tal vez más de una vez había dejado en claro lo que sentía por su amigo, preocupándose por él de maneras que no sabía como explicar.

—Tengo que volver a la florería. —dijo la joven después de un rato. —No hagas nada malo, ¿Está bien?

Shinichiro sintió un dulce abrazo, no pudo evitar sonreír ante el calor producido por aquella demuestra de afecto, le encantaban. Él soltó un suspiro en el momento en que la vio alejarse. Mel venía a verlo cada día, a hacerle compañía en sus momentos libres, a alegrarle la tarde con tan solo su presencia.

¿La quería? La respuesta era un sí definitivo. La amaba. Ella era su todo, la amiga que tuvo desde la escuela, aquella amiga que siempre te acompañaba en cada momento de tu vida, la que se alegraba por sus logros y la que se enojaba cuando se metía en problemas. Aquella amiga que sin duda quieres a tu lado por el resto de tu vida, de la que no te quieres alejar por nada del mundo, a la que amas más que a nada, la que es parte de tu familia.

Pero aquel amor, eso solo eso, un amor de amistad. Un amor que no traspasaba más barreras.

Mel trabajaba en la florería de su familia. Aquella tienda estaba a unas cuantas cuadras de la tienda del pelinegro, estaban bastante cerca, por lo que era común que uno fuera a visitar al otro cada tres segundos.

—¿Crees que tenga algún problema? —preguntó Shinichiro.

—¿Por qué lo dices? —respondió Takeomi.

—No es normal tener veinte rechazos. —dijo antes de seguir en lo suyo.

No se dejaba sufrir por amor, las primeras veces que había sido rechazado por alguna chica, había llorado, como cualquier adolescente con el corazón destrozado, pero con el paso del tiempo, aquel dolor se transformó en nada, dejó de sufrir por alguien, había aprendido de Mel, quien le había dicho que no sacaba nada con llorar por alguien, aquella persona que lo haya lastimado nunca lo podría merecer.