Jungkook cayó a la hierba cuando otro lobo pasó corriendo por su lado. Escuchó un gruñido burlón y luego pasos alejarse, mientras él jadeaba por aire.
Estaba tan cansado, y aún debía seguir cazando si lo que quería era llevar a casa un buen motín. Sus patas dolían y los músculos tiraban, su garganta estaba seca y, habiendo atrapado liebres, la sangre con gusto metálico se arremolinaba en su lengua. No era que estuviera fuera de estado, el problema era la cantidad de animales que debía capturar.
Había otros dos lobos cazando para la señora Choi. Eran empleados de ella, a diferencia de él. Y eso era una desventaja, porque ellos estaban acostumbrados a esto. Ellos fácilmente le robaban su presa, sin importarles que Jungkook hubiera puesto todo su esfuerzo en perseguirlas, porque eran más rápidos y ágiles.
Así que el primer día no fue bueno, ni tampoco los que le siguieron a este. Lo único que traía a casa eran pequeños animales y cansancio en su máximo esplendor. Sus músculos crecieron paulatinamente debido al ejercicio, pero conllevó bastante dolor.
Pero fue mejorando de a poco. Al menos, hoy pudo cazar un jabalí. Fue difícil, y terminó con rasgaduras de dientes en su pata, pero al menos el animal se rindió cuando Jungkook clavó sus colmillos en su cuello.
Llevó su presa junto con las demás, en una bolsa al costado del camino de tierra, escondida tras un arbusto para que ningún canalla se la robara. Cojeó hacia ella y la sacó de allí.
Estuvo a punto de transformarse, pero un sonido de crujidos lo mantuvo alerta. Sus orejas se pararon y buscaron. Hasta que se dio cuenta de que era el típico ruido de una carreta llegando, junto con sus caballos.
Jungkook asomó el hocico y parte de su cabeza por el camino, mirando hacia el final. Muy a lo lejos, venían más carretas que una sóla. Quizás era una comitiva de más de tres. Se preguntó quiénes eran, hasta que su cerebro lobuno recordó que el líder y su séquito vendrían para la ceremonia.
Sus orejas bajaron con terror. Y supo que debía marcharse, pero una parte de él, la más curiosa, quería quedarse para distinguir aunque sea un rostro. Así sabría de quiénes huir en caso de que lo necesitara.
Por lo que, con mucho esfuerzo a causa de su herida, se escondió entre los arbustos y esperó. El día estaba cayendo lentamente, y las sombras oscurecían el bosque a medida que pasaba el tiempo. Jeon esperaba que fuera suficiente para ocultar a un lobo adulto en el borde de la carretera.
Sus orejas volvieron a pararse cuando los sonidos se intensificaron lo suficiente para saber que faltaban sólo unos metros para que la comitiva pasara delante de él.
Lo primero que vio aparecer fueron los caballos, tirando la carroza de color negro, manejada por un hombre. Jungkook supo que era beta, gracias a su olfato desarrollado.
El lobo sufrió una decepción cuando vio que las ventanas estaban cubiertas por cortinas, todas cerradas. No pudo ver nada realmente. Las carrozas pasaron una por una, y él obtuvo sólo aromas desconocidos que se entremezclaban. Pino, café, tabaco... y había una lista larga que no pudo seguir. Pero luego motas de jazmín llegaron a su nariz. Eran pocas y parecían apagadas, pero fue suficiente para que el alfa levantara la cabeza e intentara acercarse. Fue un acto imprudente, y sólo se dio cuenta cuando casi estuvo a punto de salir del arbusto.
El lobo resopló y volvió a esconderse, pero su nariz seguía oliendo, intentando llevar ese aroma delicioso a sus pulmones. Parpadeó lentamente, sintiendo su cuerpo más liviano.
Para cuando se dio cuenta, era de noche, y los carruajes se habían adentrado al pueblo hacía horas.
Increíblemente, se había quedado dormido.
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Campo De Jazmines {Kookmin/omegaverse}
FanfictionLa nariz se frotó allí, enviando todo tipo de emociones eléctricas por sus extremidades. La fragancia a jazmín invadió sus sentidos, relajando sus músculos y haciéndolos cantar con placer. Oh, Luna. Esto no podía estar sucediendo. ¿Jimin lo estaba...