Primeras veces

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Las primeras veces solían ser las más bonitas, aquellas que aún queriendo no podrías olvidar por el resto de tu vida. Cómo el primer amanecer, la primera cita o el primer beso de uno. Pero la primera vez que Megumi la conoció solo pudo sentir un odio gigantesco a su ser, porque, ¿desde cuándo una niña pegaba tan fuerte?

Las primeras semanas de primaria recibió el primer golpe de alguien. Aunque solo era un crío se sabía defender de los matones de años superiores teniendo ya en cuenta sus ideales, por el momento había ido bastante bien y no le había provocado algún dolor al pequeño. Hasta que el universo decidió juntarlos.

Un niño había volado por los aires al intentar golpear a Fushiguro, él no recordaba ni el motivo de la pelea pero sí el golpe en el codo que le propinó el de cabellos alborotados. Después de esto el contrario se había intentado justificar a lloros, no entendía porqué era tan agresivo Megumi y tan hiriente cómo era en aquella época.

“Un cachetón le daría a mi hijo cuando se portara mal, así aprendería” “A ese le falta un buen golpe para que aprenda” Son las típicas frases que escuchamos a diario, que para que alguien pueda aprender necesitaba una venganza de otra persona para que viera las cosas como eran.

Y así fue.

Megumi victorioso se dió la vuelta para dejar el aula en un completo silencio de sus compañeros, pero un gran torbellino lo sacó de sus casillas llevándolo al frío suelo de la clase. No se pudo defender por la rapidez y el susto que se metió al ver que había otra persona cabreada con él, cayendo así al suelo recibiendo un golpe en la espalda.

Una mano agarraba su limpia camisa blanca de botones mientras que con la otra intentaba apartar la cara de Megumi haciéndole un poco de daño con sus uñas. Él con fuerza apartó la mano de la contraria para así visualizarla por primera vez dándose cuenta de quién había tenido la osadía de rebelarse con él. Con cabreo agarró uno de los mechones de color canela y empezó a tirar para causarle molestia y con la otra empezaba a quitarse la mano de encima de su pecho.

Estaba apunto de romperle la camisa.

¿Por qué estaba tan cabreada? Pensaba Megumi a sus adentros al ver aquella expresión pecosa llena de ira. Sus ojos verdes junto a sus cejas fruncidas le daban a ver su enfado contra él.

Todo fue en mal a peor cuando el mayor recibió un puñetazo limpio en toda su cara.

Fushiguro bufó cabreado, pudo soltar una de sus manos y darle una cachetada en la mejilla creando que la zona se volviera más rojiza.

— Maldito, ¿nunca habías recibido tu propio merecido? —preguntó la niña metiendo las palmas de sus manos en toda la cara intentando defenderse.— Eres un estúpido, ¡Tonto!

— Estúpida tú, suéltame de una vez. — dijo cansado, no estaba siendo para nada agradable aquella velada.— Ni siquiera tienes algo que ver aquí.

— Cierra el maldito pico pelo erizo. —maldeció intentando que le dejara de agarrar sus cabellos.

Sus compañeros no parecían querer entrar en escena, unos gritaban de miedo mientras que otros aplaudían y hasta apostaban a ver quién ganaba. Y solo eran unos críos de diez años. Uno de ellos decidió irse del aula para llamar inmediatamente a un profesor al ver que debajo de los ojos verdosos de la chica salía un poco se sangre que había caído en la camisa blanca del contrario.

— ¡Saya! ¡Por favor, para! —gritó uno que a su vez se fue acercando hacia la pelea.

Aquel que había empezado la pelea se involucro nuevamente, solo que esta vez fue separando a la muchacha que tenía agarrado a Fushiguro por todos lados. Decidió soltarla y por un golpe de suerte pudo escapar de una patada viendo su rostro nuevamente solo que con una variante, sangre.

Al segundo llegó uno de los profesores y los separó a varios metros echando la bronca a los tres. Megumi se fijaba cómo detrás del adulto Lucía aquella abismal mirada que iba acompañada de un corte. Sus cuencas jade repletas de largas pestañas miraban de reojo mientras que con su mano izquierda agarraba la ropa del otro matón.

¿Saya? ¿Que nombre más tonto era ese? Pensaba mientras la observaba de lejos.

A los días después de ser expulsados volvieron a las clases, solo que la diferencia era que los habían repartido en diferentes aulas. Los cotilleos aumentaban y empezaron a inventar rumores que solían rular a la velocidad de la luz sobre aquel alboroto.

El rumor estrella era que a ella le gustaba el chico que fue golpeado por Megumi, ahí pudo entender que solamente lo hacía como venganza y defendía a aquello que quería, que era suyo, su supuesto enamorado. En esos tiempos eran mejores amigos pero habían rumores de que ellos realmente estaban enamorados en secreto. Pero su capacidad de pensamiento al ser un niño era bastante nula y solamente se molestó bastante por los golpes.

Todo eso fue repetido a algo de lo que le habló su padre una vez. El amor era algo doloroso porqué únicamente tenemos dos opciones; una es ser asesinado por el bien del otro y la otra es ver como el contrario muerte por tí. Y que los dos, dependiendo de los casos, eran igual de dolorosas pero que si tenía que elegir siempre una era la de dejar que alguien muriera por ti. Ser egoísta, nunca pensar en el bien de los demás ya que nadie lo haría por tí.

Pero aún así, siendo un crío de diez u once años no pudo evitar sentir una pizca de curiosidad por ella y por como defendió a alguien que amaba.

Saya fue la primera que se enfrentó contra él.

Canela || Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora