Día Uno: Incómodo

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Después de la desastrosa cena de ayer, la familia como cada mañana se disponía a tomar su desayuno.

A diferencia de otros días donde solían reír, jugar y platicar, esta vez había silencio e incomodidad. Cosa muy rara en esta familia.

—Nena ve a preparar tu maleta, tu tía Pepper dice que nos vamos en dos horas —anunció Natasha.

Ante la mención del viaje Steve y James se atragantaron al mismo tiempo, no pensaban que sucediera de la noche a la mañana.

—¿Tan pronto?—preguntó Steve nervioso.

—Teniamos planeado irnos mañana temprano, pero el vuelo tuvo que ser cambiado de última hora. —informó.

—Bien, ¿pero que hay de Sarah y la escuela?—preguntó.

—No te preocupes, hablaré con la maestra. De cualquier manera ya no hay mucho que hacer en su grupo. Me gustaría decir lo mismo de James, pero tiene que terminar su proyecto final antes de las vacaciones.

Natasha pudo sentir a su esposo nervioso, por lo cual lo miró, sabía que él tenía algo por decirle.

—No estoy seguro de esto Nat —dijo asustado. Vio a su hijo quien se ocultaba detrás de su libro de dibujo.

—Steve —tomó sus mejillas para calmarlo —Lo harás bien, no puedo creer que tu mayor desafío hasta ahora sea establecer lazos con tu hijo.

—¿Me estás diciendo miedoso?—respondió ofendido.

—Dicho de forma sencilla, sí —afirmó dejándolo descolocado. —Cariño haz enfrentado todo tipos de peligros, esto es pan comido.

Una hora después una camioneta negra se Estacionó frente a la casa de los Rogers, finalmente habían llegado para recogerlas.

—Nat, no me dejes —pidió esperanzado de que cambiará de idea. –James no parece muy animado, es decir sólo miralo.

James ayudaba a su hermanita menor a subir su equipaje, cuando noto la mirada de sus progenitores. El niño al notar la mirada de su padre volvió su atención a su hermanita.

—No me hagas esto —pidió de nuevo.

—Lo harás bien, estoy segura —se despidió de ambos y subió al auto —Les deseo suerte a los dos, estaremos de regreso en dos semanas.

—De acuerdo, tengan cuidado —dijo Steve aceptando La realidad —Comunicate con nosotros cuando el avión haya aterrizado.

—Los números de emergencia están en el refrigerador, también hay de diversos restaurantes por si quieren pedir algo a domicilio

Los dos vieron como poco a poco se alejaba el vehículo hasta perderse de vista, Steve bajo la mirada encontrándose con la de su hijo. Quien al verse pillado desvío la mirada.

Steve no entendía la razón por la cual su hijo, con el cual compartía todo desde que era bebé se había vuelto tan distante de un día para otro.

Se moría de curiosidad por saber la razón, pero también entendía que su hijo no tenía la suficiente confianza con él. Por lo cual decidió esperar.

—Espero que no te equivoques Nat —susurro antes de dirigirse hacia James —Supongo que nos quedamos solos, ¿Quieres pedir para cenar o prefieres que prepare algo?

—Creo que cenar algo de fuera no estaría mal —fue su respuesta.

—¿Y que se te antoja?—preguntó su padre una vez que ingresó a la casa.

—No se —contestó él, sin dejar de revolverse el cabello —Lo que sea que pidas para mí está bien.

Mientras Steve tomaba el teléfono que había en la sala para hacer el pedido, pudo divisar cuando James subía las escaleras.

Fortaleciendo LazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora