Esposo Por Contrato [KookJin] | Adaptación |

Capítulo 19

Jin se tensó cuando vio a Jimin entrar en la cafetería, fue un alivio que el hombre viniera, le había dejado un mensaje con su secretaria citándolo en esa cafetería para hablar, había temido que Jimin lo ignorara, no lo culparía por ello, pero era un gran alivio verlo ahí, Jin quería aclarar las cosas. Jimin se tomó su tiempo pidiendo un café en la barra, después se acercó a la mesa donde Jin estaba.

—Esto es toda una sorpresa— dijo Jimin tomando asiento enfrente de Jin.

—Yo no engañe a JungKook— anunció sin preámbulos, ellos no eran amigos ni nada, por lo tanto, lo único que tenían en común era JungKook. Seguía doliéndole el hecho de que el hombre se hubiera acostado con Kook, pero también se había dado cuenta que lo que Jimin sentía era sincero y no le gustaría que ambos amigos se separaran, como el dicho decía “De los males el mejor” jamás se vería a si mismo tranquilo con HoSeok o TaeHyung alrededor de Kook, pero tal vez con Jimin… —Mi padre y mi hermano le hicieron creer que yo salía con Min YoonGi— Jimin enarcó una ceja.

—No creo que sea a mi a quien tienes que contarle esto, ¿no crees?

—Ayer me acusaste de hacerle daño— Dijo Jin —Yo de verdad amaba a Kook.

—¿Amabas?— pregunto Jimin dando un sorbo a su café —¿Tiempo pasado?— Jin no supo que contestar, la situación de ambos era complicada.

—Él me obligo a cásame con él y no tengo la menor idea de porque, ¿Por qué no acercarse hace años para aclarar las cosas? Simplemente se marchó— Jimin se encogió de hombros

—Kook es como un niño— Jimin bajó la vista a sus manos —Inseguro, impulsivo… tonto— Levanto la vista y le ofreció una sonrisa sincera —JungKook es muy inteligente, astuto, sagas, es el mejor en los negocios, pero cuando se trata del amor o los sentimientos, no tiene la menor idea de que hacer— Jin sonrió.

—Lo sé— dijo sinceramente —En el instituto prácticamente lo obligue a ser mi amigo.

—Él no siempre comparte lo que siente con los demás y jamás explica su actuar a nadie, no tengo idea de porque se casó contigo, lo único que puedo suponer es que es la única manera que se le ocurrió que podía recuperarte— Jin se negaba a tener la esperanza de que lo que incitaba a JungKook a hacer lo que estaba haciendo con Jin era mas que una venganza. Tal vez… él guardaba en el fondo todavía sentimientos por Jin.

—Lamento que todo esto también te este perjudicando— le dijo a Jimin, solo podía imaginar lo mucho que al abogado le estaba doliendo la situación de ver al hombre que amaba casado con otro.

—No sientas compasión por mí, sigues sin caerme bien— dijo Jimin con una sonrisa sarcástica —Kook es un gran amigo para mi y te juro que, si le haces daño nuevamente, no tendré piedad contigo— Jin sonrió. Le gustaba la mirada de este hombre. Y se dio cuenta que las palabras de Jimin el día anterior eran ciertas, ni HoSeok, ni TaeHyung representaban un peligro para él, ya que lo único que ellos buscaban en JungKook era sexo y su dinero, ninguno de los dos lo conocía en verdad o lo apreciaba sinceramente. Jimin por otro lado, amaba a JungKook, era ese amor que describían en las novelas en las cuales el protagonista deseaba que la persona que amaba fuera feliz, aunque no fuera con él mismo.

Jin comprendido que Jimin no se marcharía, siempre estaría a lado de JungKook en las buenas y en las malas, como amigo o como lo que JungKook quisiera, Jimin no era una mala persona, tal vez en otras circunstancias podrían ser amigos, Jin deseó de todo corazón que Jimin encontrara a una persona especial, de la cual pudiera enamorarse y ser feliz, no era porque deseara que dejara de amar a Kook o estuviera celoso. Si no que pensaba que Jimin no merecía sufrir.

Los días que siguieron transcurrieron lentamente, la noche era la peor parte del día, porque era entonces cuando Jin daba vueltas en la cama y extendía la mano en sueños para tocarlo, pero sólo había un espacio vacío. Echaba de menos su abrazo, la fuerza cálida de su cuerpo. Lo echaba de menos a él. Por eso, cuando hablaban por teléfono, se refería a cosas generales en tono ligero, y se alegraba de que él no supiera que el sonido de su voz le tocaba una fibra sensible. Lo que más deseaba era perderse en sus brazos y entregarle su corazón y su alma. Pero no tenía valor para hacerlo. Era mejor aceptar lo que le ofrecía y no desear lo imposible.