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Bajaron al restaurante, apenas entraron a varios Alfas les quedaba chica la frase "comer con la mirada" por como observan a Sunoo, el acanelado cual novio celoso le sujetó de la mano y les gruñó a los indiscretos.

Un joven de inmediato los guío hasta una mesa para dos, el recepcionista se quedó viendo de más al sonrojado castaño, cuyo sonrojo aumento cuando Jay lo ayudó con la silla.

— JaeMin te están esperando en la entrada —lo apresuró un mesero cuando pasó junto a él.

Algo se le hacía familiar de aquel lugar, nunca fue ahí antes y no está seguro de que es.

Leyeron el menú que ya estaba en la mesa y decidieron la comida.

— ¿Qué van a ordenar?

Esa voz. Sunoo levantó la mirada se encontró con lo que le se le hace reconocido. El azabache estaba de pie junto a él, con la mirada pérdida en el mismo joven que alejó a "JaeMin".

Kim con una sonrisa maliciosa le acarició la pierna a Sunghoon para asustarlo.

— ¿Qué te pasa, imbe...? —se detuvo al ver al castaño riéndose junto a Jay.

— Deberías prestar más atención, Sunghoon —le recomendó burlón.

El Alfa se puso en cuclillas para quedar a su altura.

— ¿Sabes por qué me distraje? —le puso la mano en el muslo—. Mi amigo me dijo que tú alborotaste a más de un Alfa, incluido a ese tonto.

El "tonto" que apuntó es el rubio que los llevó a la mesa, los ojos de Sunghoon lo miraban risueños ante su evidente sonrojo.

— No los culpo, ahora yo también entró en esa lista.

Comenzó a repartir caricias con su pulgar por encima del pantalón, el Omega estaba avergonzado por tal declaración.

— No me gusta ver estas escenas ni en los dramas —se quejó Jay para recordarles que sigue ahí.

Sunghoon se disculpó y tomó la orden para después irse. Sun cuida todos los movimientos del pelinegro embelesado por su agilidad para moverse entre la gente. Sus miradas chocaron a lo que el Alfa le guiñó un ojo.

Después de eso no lo volvió a ver.

Llegó el chico con el que su mayor se había distraído hace rato con su comida.

— Soy YunHo, estaré a su servicio a partir de ahora —se presentó con una linda sonrisa. Por su porte supo que es un Alfa.

Antes de que se fuera Sunoo lo sujetó por la muñeca para llamar su atención

— ¿Dónde está Sunghoon?

— Su turno en las mesas terminó, le toca la barra —susurró pues no debía dar información— Tiene suerte de que un Omega como tú se preocupe por él. —Dicho esto se fue.

Jay se reía internamente por como el castaño continuaba buscando a Sunghoon como un cachorro busca a sus padres. Desde lejos se notaba cuanto se querían.

Terminaron y el Alfa menor no aparecía, el lobo de Sunoo quiere verlo.

— Ve y despídete, sé qué quieres —lo animó—. Te espero afuera, si te tardas te dejo aquí.

Kim no esperó para ir con YunHo a preguntarle dónde está la barra, el trabajador lo acompañó.

Sunghoon se movía con velocidad preparando las bebidas para que las llevarán a su mesa.

— Hoonie —lo llamó YunHo imitando a una colegiala— Yo te cubro aquí mientras vas con este lindo chico —cuando mencionó a Sunoo le revolvió el cabello.

El Alfa le gruñó para que lo dejé de tocar, y se llevó Sunoo hasta un cuarto sin gente donde podían descansar y comer los empleados.

— ¿Ya se van? —el menor asintió, Sunghoon se sentó para descansar.

El castaño lo mira desde arriba, Sunghoon lo abrazó por la cintura y reposó su rostro en el vientre del menor y restregaba suave su mejilla. Parecía un cachorro buscando cariño, aunque realmente lo es.

— Mañana iré por ti —sus palabras salieron con pesar.

Sus manos acariciaron la espalda del menor las que cesaron ante el brusco movimiento con el que se puso de rodillas frente a él y lo abrazó con fuerza.

Sunghoon se sorprendió, hace dos días el Omega no lo miraba por lo que hizo y ahora parece que lo olvidó.

— ¿Traes los supresores? —el menor afirmó palmeando su bolsillo—. Toma uno antes de irte.

Le tendió una botella de agua que guardaban en el frigobar. El menor obedeció, apenas lo tragó regresó a la posición de antes donde se aferraba al azabache.

— Jay te va a dejar si tardas más tiempo.

Sunoo se rió, ambos se pusieron de pie y salieron, el Alfa tímido tomó la mano tibia del menor quien respondió con un pequeño apretón.

La gente juzgó al castaño pues entró tomado de la mano de un Alfa y ahora salía con uno distinto.

Jay está en su auto, con un cigarrillo en la mano asomado por la ventana. Apenas el castaño visualizó el cigarro se acercó molesto y le dió un manotazo para que lo soltara.

— ¡Park Jongseong! —le gruñó el Omega— No es posible que fumes, no quiero enterarme que...

El nombrado se hizo pequeño en su asiento por los gritos que le propinó.

— Cachorro, ya entendí no grites —se bajó del auto e intento tocarlo pero él le dió un manotazo—. Supondré que es culpa del celo...

Esas fueron las palabras de las que se arrepentirá el resto de su vida. El castaño comenzó a gruñirle, Jay intentó tocarlo y solo recibió manotazos a cambio y una que otra ofensa.

Apenas Sunghoon vió que el rubio no haría nada para defenderse se decidió por ayudar un poco. Abrazó a Sunoo quien detuvo todo, incluyendo su respiración ante el contacto.

Sunghoon escondió su rostro en la clavícula llenándose del dulce aroma de su menor. Antes de despedirse dejo un beso en la misma parte.

— Ya debo entrar, Sunsun —acarició con su nariz la suave mandíbula.

Se alejó dejándolo sin aliento, tan ensimismado en sus pensamientos que olvidó la tontería del rubio.

Miró como el azabache se alejaba, su lobo le pedía al otro que volviera la mirada.

Antes de perderse dentro del local se despidió una vez más con la mano.

Entraron al auto y se dirigieron a la casa de Heeseung, entraron por la puerta que como siempre estaba abierta, cuando Jay entró le puso traba por seguridad.

Pasaron juntos a la habitación de Hee al que Jay echó un vistazo antes de cerrar su puerta. Entraron a una habitación con tapete, donde el Alfa se acostó en seguida dejándole la cama.

— ¿Jay, puedes dormir conmigo?

El mayor se quejó con un ruido.

— Cachorro, quiero que estés cómodo.

Sunoo al ver que no se movería, cubrió con la cobija de la cama a su mayor y se recostó a su lado, no sin antes apagar la luz.

— ¿Nunca te rindes? —preguntó sarcástico.

El Omega sólo río un poco cuando sintió como Jay lo envuelve en sus brazos.

Sunoo sin querer durmió deseando que quien lo abrazara fuera Sunghoon, antes de dormir su lobo le hizo prometer que mañana hará eso con Sung.

Celo con el enemigo. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora