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Heeseung estaba nervioso, con el único Alfa con el que tiene contacto porque él quiere es su primo y ahora estaba caminando a la casa de uno que acababa de conocer.

El pelirrojo respetaba su espacio personal pero de un momento a otro lo tomó por la cintura cuando pasó otro de la misma casta y miró al azabache de forma lasciva.

Riki gruñó al otro hasta que lo perdió de vista, debió haber sido el gesto de comodidad y los ojos brillantes en el rostro del Omega lo que alentó al Alfa dejar su mano ahí.

Entraron a una casa que estaba realmente cerca, apenas entraron Hee percibió el olor de Omega en la casa, sintió decepción al ver a una castaña salir corriendo a abrazar al mayor.

— ¿Ahora qué hiciste, Riki? —le reprochó al ver al azabache golpeado y a él con la ropa hecha jirones— Voy a traer el botiquín...

La chica fue escaleras arriba, la casa tenía el olor de ambos mezclados, no pudo ver la marca de la chica porque su cuello estaba cubierto por una blusa de cuello alto.

Riki lo llevó hasta la sala donde ambos esperaron sentados a la joven, ella sacó el algodón y el alcohol.

Comenzó a desinfectar el labio de Riki pero al Omega le dolió más el corazón que la herida.

A la chica la llamaron por teléfono.

— Yo lo termino, ve y atiende.

Ahora comenzó a pasar el algodón en el moretón del ojo, sacó una pequeña pomada y la puso con cuidado.

Heeseung ya quería irse de ahí y su lobo estaba de acuerdo.

— Tengo que irme —susurró sin atreverse a mirarlo. Se puso de pie y se acercó a la puerta—. Muchas gracias.

Salió corriendo de aquel lugar, se había ilusionado, es obvio que un Alfa tan bueno ya tendría pareja.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

— ¿Entonces te echaron por los aretes y el cabello? —preguntó Jay.

Estaban sentados en la sala, la película que pusieron había terminado y nadie quería levantarse a cambiarla.

— No... Tengo dos piercings más y un tatuaje —le restó importancia.

El acanelado abrió los ojos asombrado por los cambios del Omega, pero seguía pensando que los padres exageraban al reaccionar así.

— ¿Por qué un tatuaje? —preguntó interesado.

— Un amigo necesitaba prácticar y yo le dije que estaba bien —comentó con una sonrisa— ¿Quieres verlo?

El Alfa aceptó pero al ver que hizo ademán de quitarse la camiseta comenzó a negar efusivo.

— Oh vamos —se quejó—. Para mí es normal no llevar camisa, en la danza contemporánea bailo sin ella frente a cientos.

— ¿Danzas?

El peliazul aceptó con una sonrisa, ese era uno de los muchos motivos por lo que para sus padres es un "rebelde".

— Contemporáneo y callejero, eso me gusta —confirmó con una sonrisa que escondió sus ojos.

Dicen que todo Omega es tierno y aunque este lo sepa esconder a la perfección, su sonrisa fue lo más dulce que vió en su vida.

Jungwon sin preguntar se sacó la camiseta dejando a la vista su torso desnudo, tenía plasmado del lado derecho en las costillas "Never Mind".

También llevaba perforados ambos pezones, únicamente se veían las bolitas a los costados.

Celo con el enemigo. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora