Celo con el enemigo. ‹𝟹 Sungsun

extra ⊰ jaywon

Jay won 29 y 28 años

Salieron corriendo tomados de la mano, todo lo que Jay podía escuchar era la melodiosa risa de su novio mientras salían de una tienda en el centro comercial con un par personas detrás de ellos. Entraron a un elevador y cerraron las puertas antes de que alguien más entrara. Se recargaron contra una de las paredes metálicas del ascensor jadeando para recuperar el aliento, ambos se bajaron los cubrebocas, cuando el alfa miró la sonrisa en el menor terminó contagiándose por esta y le dedicó una mirada cariñosa.

El elevador comenzó a descender hasta el sótano, aún con las manos unidas, para buscar su auto y marcharse de ahí.

— Comienzo a cansarme de todos ellos —se quejó el acanelado mientras respiraba agitado por correr.

— Lo siento —el omega rodeó su cuello con sus brazos y besó su mejilla con ternura dejando sus labios sobre su piel por largos segundos, recargó su cabeza sobre el pecho ajeno para mantenerse cerca.

— No tienes nada de qué disculparte no es tu culpa que no sepan respetar la privacidad —acarició el cabello rojo de Jungwon con cariño antes de bajar de el elevador.

La cosa es que Yang Jungwon era la sensación del momento. A los dieciocho años entró a una agencia junto con su mejor amigo Riki como bailarines de apoyo, por su gran talento terminaron bailando con grupos sumamente populares por todo el mundo. Él se mantuvo prácticamente invisible hasta que cumplió veinte años y su cuerpo estaba casi lleno de tatuajes.

Había decidido dejar de ser bailarín de apoyo cuando extrañó volver a dedicarse a la danza contemporánea así que planeó una gran despedida en su último show en una premiación.

Era perfecto, con ropa reveladora y una coreografía con la que debían exhibir su torso, se deshizo de la camisa de color piel que le obligaban a usar para ocultar sus tatuajes y salió al escenario. Pronto causó furor en las redes por romper las "reglas" de la población coreana y ser visto como un pésimo ejemplo para los niños y adolescentes.

Su compañía iba a despedirlo hasta que se dieron cuenta de que se volvieron tendencia y que todos sus grupos musicales estaban subiendo en popularidad, por lo que mejoraron su contrato, eso lo tentó a quedarse.

Otras empresas buscaban que se presentara con sus artistas para llevar el foco de la atención hacia ellos, así que su empresa comenzó a colaborar con otras y su sueldo aumentaba a cantidades exorbitantes. Pronto le llegaron solicitudes para modelar en diferentes marcas que por supuesto aceptó, poco a poco su imagen comenzó a estar en todos lados.

La más reciente noticia era:

El modelo y bailarín Yang Jungwon está casado con el compositor de los grupos más populares del momento.

La noticia salió cuando varias páginas les tomaron fotos cuando se encontraban en la calle, hicieron sus investigaciones y dieron con el nombre del alfa con el que era esposo de la estrella del momento. Habían demorado varios años en descubrir que ya estaba casado y con marca.

Eso los llevó a ese punto, corriendo y escondiéndose de las personas que no respetaban su espacio personal. Jay estaba a salvo, pues prácticamente nadie conocía su rostro, a quien todos buscaban era a su pareja. Sin embargo, todo el tiempo se la pasaba cuidándolo de alfas y betas que intentaban tocar indebidamente al pelirrojo.

Abrió la puerta para su novio y la cerró con cuidado, rodeó el automóvil y subió del lado del piloto. Encendió el vehículo y salió con cuidado del estacionamiento, una vez en la calle tomó la mano del pelirrojo y la puso sobre su muslo como ya era costumbre.

— Sunoo llamó, nos invitó a cenar esta noche —avisó a Jungwon cuando recordó la llamada de su amigo.

— Va a cocinar Sunghoon ¿verdad? —el pelinegro se encogió de hombros sin saber la respuesta—. Para ser sincero, Sun no sabe cocinar —dejó salir una risita que se vio acompañada por la ajena confirmando lo recién dicho.