final

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La pareja se encontraba durmiendo en los incómodos asientos del avión, para la enorme suerte de Sunghoon es el Omega y se encontraba encima de su regazo. El azabache lo aferraba por su cintura para evitar que se resbalara.

Después de trabajar, saldar la deuda con sus padres y amueblar su casa; descubrieron que todos sus ahorros ajustaban para quedarse por un mes de viaje en un hotel de lujo, obviamente no lo gastaron todo, ni un cuarto del dinero será lo que usarán.

Van directo a Tokio, estaban en la temporada donde todos los árboles de cerezo estaban en su esplendor y Sunoo quería capturarlo en fotos.

Todo iba a la perfección hasta que una azafata los despertó.

— Ya vamos a aterrizar, deben estar en sus asientos —la malhumorada beta interrumpió la cómoda posición.

El castaño refunfuñó mientras regresaba a su asiento con una clara mueca de disgusto, Sunghoon buscó su mano y le besó suave el dorso.

Se miraron con amor, por los lazos sentían el cariño y la emoción, sus lobos corrían y aullaban.

La ciudad está iluminada por cientos de luces, pidieron un taxi que los llevara a su hotel.

Necesitaban dormir en un lugar decente no en un asiento.

Entraron a registrar su llegada y les dieron la llave de su habitación, para suerte de ambos ninguno le gustaba despilfarrar el dinero. No ocupan la habitación más cara pero tampoco demasiado humildes.

Apenas entraron a su habitación se quitaron la incómoda ropa, el Omega quería tomar un baño para poder descansar, vió al otro tirarse en la cama totalmente agotado.

Lo sacudió tomándolo por los hombros, sin decir nada consiguió sentarlo.

Hizo que se siente, le quitó la camiseta y con esfuerzo el pantalón junto a los boxers, parece un zombie.

Lo guió hasta el baño y abrió la regadera esperando a que se calentara.

Él se terminó de desvestir sin pena.

Entraron juntos, el Omega miraba al mayor con los ojos más cerrados que abiertos luchando por no dormirse.

Dejó que el agua humedezca el cabello negro, tomó shampoo y comenzó lavar su cabello. Terminó de bañarlo y cerró la llave, tomó una toalla.

— Anda, ya ve a descansar.

Escuchó unos murmullos por parte del Alfa que no comprendió. Le quitó la toalla para ponerla en su lugar y Sunghoon repitió en su Omega lo que hizo con él.

Al salir el Alfa apenas y se secó el cuerpo antes de tirarse a la cama, el menor se vistió con la ropa de pijama y secó su cabello. Observó con pesar como el cabello mojado del otro empapa su almohada y lo único en lo que pudo pensar es la forma en que este va a quedar cuando se seque.

Apagó la luz y se acurrucó pegado al desnudo cuerpo del Alfa, que le daba la espalda, lo abrazó por la cintura, dejó unos pequeños besos y se quedó profundamente dormido.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

Sunoo despertó totalmente diferente a como se había acostado, estaba con la cabeza en donde van los pies y con una pierna rodeando el cuerpo del Alfa, intento moverse y se dió cuenta que el mayor estaba aferrado a su pantorrilla.

Miró el reloj y se quejó al ver la hora, quería despertar tarde y falta media hora para las nueve de la mañana. Con cuidado libró su pierna y se levantó para arreglarse, ya vestido comenzó a arreglar su cabello.

Aún era temprano, se sentó apreciar la belleza de su novio.

Acarició sus alocados cabellos y su rostro, tenía hambre pero le daba miedo salir y perderse solo.

Celo con el enemigo. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora