A1.3.1

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Hablar con sacerdote. 
Espere que el eclesiástico, estuviera solo y desocupado. El reflejo de los grandes vitrales iluminaba el interior y grandes paredes de color oscuro daba un aspecto frio y tétrico a su vez. Era el contraste perfecto. Observé las grandes pinturas y estatuas, pasaron unos minutos y la iglesia de a poco se fue vaciando.

A paso firme y seguro, me acerque en el momento oportuno, para interactuar con el padre de mi amigo. Vio como me acercaba y me saludo a lo lejos haciendo un ademan con su brazo. Apuré mi marcha y le salude con respeto. Intercambiamos un par de palabras y le comenté sobre mis preocupaciones e inquietudes. Me tranquilizo con sabias oraciones y con un optimismo que hacia tiempo no percibía. Su conversación era muy cálida y amistosa. Y en ningún momento me sentí poco acogido ó que estuviese agobiándole. El tiempo paso veloz y la iglesia se encontraba casi totalmente deshabitada. Pensamientos pasaron por mi, y sentí que estaba importunando.
Un silencio reino el momento, y una pregunta de si es qué quería pasar a su oficina lo acabo.

Por lo que decidí:

-Volver a casa:
Capitulo A1.4

-Ir a la oficina con el sacerdote:
Capitulo A1.3.2

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