Después de un día largo Nico decidió dar una vuelta de la ciudad antes de regresar a su apartamento, todavía maravillado por el sistema de transporte público Nipones, decidió visitar un parque cercano a su departamento, solo para darse cuenta que tomó el tren equivocado una vez llegando al puerto de Chiba, después de un breve ataque de pánico y desdén su atención se vio desviada al paisaje aledaño, una mezcla armoniosa entre urbanismo y naturaleza, un ying y yang entre el enorme edificio del puerto de chiba iluminado por ventanales que resaltaban en la noche y los rosados arboles de cerezo iluminados por luces del parque, con un adorable sonido de olas de fondo. Parecía tal como salía en los animes que tanto solía ver cuando era joven y desocupado. Se quedó anonado durante un buen rato, cuando su celular recibió un mensaje de su épico amigo ecuatoriano Devast preguntando si quería jugar Apex fue que se dio cuenta que ya eran las 21:00, sus instintos latinoamericanos golpearon instantáneamente y guardo el teléfono para ver sus alrededores para asegurarse que no hubiera una figura extraña acercándose para preguntarle la hora, pero para su sorpresa, lo único que pudo ver eran niños jugando solos a las 9 de la noche en un parque costero. Nico todavía no podía cambiar su chip interno de detección de riesgos urbanos en un entorno nuevo y completamente diferente al que estaba acostumbrado. La luna pareciese que tramaba seducir a la nocturna ciudad porteña, Nico simplemente suspiró y sonrió, sacando su teléfono una vez mas para abrir NihonTakushi y olvidarse un momento del ocupado y frentico sistema de trenes nipones, dándose la vuelta de forma despreocupada y chocándose contra una pequeña figura que trataba de esquivarlo mientras corría.
-"Shitusreish...."- Estuvo apunto de excusarse Nico cuando vio unos ojos plateados más puros que el océano pacífico en sus islas más vírgenes, que reflejaban los florecientes arboles de cerezo que pintaban el afrodisiaco puerto. Nico no pudo hacer más que sonreír ante tal demostración de pureza.
-"shimashita, Totsuka-san"- terminó de disculparse Nico, al reconocer a su estudiante, Totsuka Saika, figura que estaba jadeando por aire mientras el sudor bajaba su cuello hasta por debajo de su floja y pequeña camisa, Nico lo observó durante un momento cuando se percató que se quedó mirando y miró a otro lado inmediatamente.
-"Ah, Nico-sensei buenas noches, ¿Qué lo trae por aquí?"- Preguntó Totsuka mientras recuperaba y trataba de superar el cansancio.
-"¿Yo?... eh... bueno... uhm... solo vine a hacer un poco de turismo"- Nico decidió no mencionar el hecho de que se perdió en el tren por ser un estereotipo que es dado a extranjeros por los nativos. -"¿y tú?"-
-"Estaba haciendo una carrera de casa hasta al puerto, lo hago para mantenerme en forma"- Respondió Totsuka en su usual voz energética y contenta.
Nico volvió a ver a Totsuka de pies a cabeza y después de analizarlo un poco dijo: -"Boeee, te vas a quedar como pollo con hambre si haces más cardio"-
Nico se río un poco ante el comentario burlón y cuando regresó a ver a Totsuka tenia la expresión de abadejo (pouting) junto al sonrojo más adorable que ha podido presenciar en un hombre en toda su vida.
-"Tengo el metabolismo rápido y no engordo mucho por eso... ¿y podría dejarme de ver tan fijamente por favor?, es un poco vergonzoso..."- Suplicó Totsuka con palabras entrecortadas y una mirada indirecta.
-"Lo... lo siento"- La cara de Nico se tornó de un carmesí muy llamativo.
-"De... ¿De verdad hay algo malo con mi apariencia?, siento que la gente me trata de forma extraña por eso"- Totsuka dijo con una voz apagada mientras miraba el piso, la antítesis de su actitud habitual.
-"No lo decía con mala intención, yo pienso que si tu crees que está bien, entonces para mi también estás bien"- Dijo Nico mientras recordaba el pasado viendo al mar, y se puso a pensar:
-"La concha de la lora, dije una estupidez y de seguro ahora me va a mirar raro"-
Nico regresó a ver a su estudiante dispuesto a recibir decepción por su demostración con una sonrisa en su rostro.
-"Entonces...¿estoy bien como soy?... ¿Está seguro?"- Las hojas del cerezo caían como pétalos de rosa cabalgando el viento llevando secretos en su bolsillo, las lágrimas de confusión y felicidad se deslizaban de los lagrimales a la piel blanca de seda de Totsuka, confundiéndose entre el rojo carmesí de su sonrojo y el sudor.
Nico sin pensarlo ni rechistar se acerco a Totsuka, lo abrazó y le dijo:
...Estás bien como eres...