Prólogo

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Dar vida es algo precioso, es parte de la naturaleza humana, crear una persona para mi es algo extraordinario en todo el sentido de la palabra, ver a alguien crecer, desarrollarse, avanzar como persona y verla luchar por superarse puede ser bueno, pero algo más precioso que dar vida, es quitarla.

Escuchar como gritan pidiendo piedad, ver las lágrimas mezclarse con la sangre, escuchar su último respiro y si tienes suerte, sentir su corazón dejar de latir, cada vida tomada es un poder más a tu existencia, te hace grande y poderosa, tienes lo más valioso de una persona en tus manos y se lo arrebatas como un dulce a un bebé, lo gozas y disfrutas, tomas como premio aquellos padres que se quedaron sin un hijo y a este mundo que se quedó con una porquería menos.

Odio el detonante, pero amo cuando cumple su cometido, me hace querer mas mi tipo de...

-¡por favor!, te lo pido por lo que mas quieras, déjame salir- me exalto cuando escucho a este estupido gritar.

-cállate, ¿acaso no ves que estoy escribiendo?- no puedo creer cómo pueden ser tan irrespetuosos.

-te lo imploro, tengo 3 hijos y una esposa, solo quiero ir con ellos- saco mi arma y le disparo en la cabeza, no soporto a los que me hablan de sus vidas como que ya no sé todo lo que me dicen.

Escucho pasos por las escaleras y me apresuro a bajar el arma, mamá no tolera que lo haga de una forma tan rápida y poco dolorosa, tomo una navaja y le hago una cortada en el cuello y varias en los brazos y muslos, aunque no muy profundas.

-¿eso que escuché fue un disparo?- La escucho preguntar desde la puerta de nuestro "sótano".

-si, siento que ya había sufrido lo suficiente, además hablaba mucho y me desconcentraba en mi escritura- me apresuro a decir.

-por tu bien, sher, haré como que te creo, ahora apresúrate y haz rápido tus porquerías que tu padre está por llegar y hoy cenaremos juntos.

-como órdenes- digo y se va por donde vino, recojo mis cosas, subo todo a mi habitación y bajo cuando escucho a mi padre llegar.

Lo veo y corro a abrazarlo- hola papi, cómo te fue hoy?- pregunto mientras disfruto de su olor tan peculiar y elegante a la vez.

-Bien mi princesa y a mis damas, ¿como les fue?- dice mientras me da un beso en la frente y luego uno a mamá.

-Hicimos lo de siempre, sher, fue a la universidad y llegó temprano, así que juntas arreglamos la cena- miente como siempre, pero estoy tan acostumbrada que solo asiento por impulso.

Nos sentamos a cenar y charlar, y aunque un setenta por ciento de lo que hablamos son puras mentiras, se siente bien fingir que somos una familia normal.

D E T O N A N T EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora