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— Deberías dejar de tomar, yo no seré quien te lleve a casa, ¿sabes? y te dejaré perderte en la calle donde seguro te roben y vendan tus órganos.

— ¡Hey hyung! Que grosero. Además, deberías dejar de darme órdenes, no eres mi mamá, ¿sabes? —le respondió Sunghoon a la defensiva, tomando un poco más de aquel líquido, antes de que la lata de cerveza fuese arrebatada de sus manos.

— Vamos a jugar.

— No quiero jugar Jake —soltó una mueca y después estiró un poco sus brazos—. Solo quiero hacer... nada.

— Pero si eso es lo que siempre haces, nada —Jake se cruzó de brazos y enarcó una ceja. Realmente no sabe el porqué se sigue sorprendiendo sobre la actitud descarada de Sunghoon a la hora de estar ebrio. Agregando que, no era bueno dejarlo solo, porque la última vez que lo hizo por irse a bailar con una chica lo tuvo muy en cuenta.

Recuerda muy bien aquel día, o mejor dicho, aquella experiencia. Sunghoon desapareció de su vista y lo encontró dos horas después a unas cinco calles, sentando en el suelo y tocando divertido a un gato quien gustosamente se dejaba tocar por el pelinegro.

Le había dado la regañadiza de su vida, tal y como si fuera su madre, pero aparentemente a Sunghoon pareció entrarle por un oído y salirle por el otro ya que no le importó sus advertencias.

Jake aprendió aquel día que Sunghoon borracho simplemente era como un fantasma vagando por la ciudad.

Al otro día, no recordaba nada y Jake se la dejó pasar, pero aquello se transformó en una catástrofe, Sunghoon aplicaba lo mismo estando pasado de copas y en cada fiesta que los invitaban.

Realmente dudaba si comprarle una correa cual perro para que no se fuera o escapara sin avisar.

— Ándale, según Yizhuo estará bueno el juego —trató de convencerlo, formando un puchero en sus labios.

— El juego no es lo que te importa, lo que te importa es estar cerca de Ning Yizhuo, ¿o me equivoco?

— ¡No es cierto! —Sunghoon lo miró dudoso, entrecerrando sus ojos y Jake soltó un bufido, rendido—. Okay sí lo es, pero si vas conmigo te dejaré tomar toda la noche, ¿solo acompáñame, si?

Sunghoon pareció dudarlo, pero terminó accediendo, siendo jalado del brazo por su amigo quien lo levantó, llevándolo hasta la sala donde un grupo estaba sentado en círculo.

— Oh Jake-ssi, pensé que no vendrías —dijo ella, haciéndose a un lado para darles espacio a ambos—. ¿Jugarán?

— Así es —responde el rubio—. Lo logré convencer.

— Genial —le sonrió—. Siéntense en donde gusten.

Sunghoon no le importó, ni siquiera miró las caras de sus alrededores y miró confundido a Ryujin, quien bajaba de las escaleras con vendas negras en sus manos.

— ¿Qué jugaremos exactamente?

Yizhuo pasó un mechón de su cabello detrás de su oreja y respondió:— Jugaremos beso o cachetada a ciegas.

— ¿Eh?

— Ujúm, la botella elegirá una pareja al azar, quien te toque pues ya está, diremos todos los días de la semana, si la pareja que te tocó y tú voltean su cabeza en la misma dirección tienen que besarse y si no, pues será cachetada. Ryujin dió la idea de hacerla a ciegas para hacerlo interesante y que nadie hiciera caras desagradables por la persona que les tocó.

— Uhm, se escucha interesante, así que me uno, no tengo nada que perder —Sunghoon sonó convencido, sentándose a lado de Sumin quien le dió espacio.

No tardó en notar en como Jake no se había sentado exactamente a su lado como la mayoría de veces, sino a lado de Yizhuo quien lo recibió con una pequeña sonrisa y le ponía la venda alrededor de sus ojos. Así que él se quedó sentado con Sumin y a su lado un chico que desconocía.

No tardó mucho para que su vista oscureciera, sintiendo como apretaban la venda detrás de su cabeza y escuchara que la botella comenzara a girar.

— ¡Genial! Tenemos a la primera pareja —dice Ryujin, quien era la única que podía ver. Ella se levantó y tomó a la pareja, sentándolos de espalda.

— Okay, comenzaré... ¡Lunes!

Ryujin fue diciendo cada día de la semana y cuando finalizó, la pareja había ganado cinco cachetadas y dos besos, Sunghoon podía sentir el dolor y como el arrepentimiento estaba invadiéndolo.

Así pasaron otras tres parejas más y Sunghoon con ansias esperaba que no le tocara el mismo destino que la primera pareja. No supo cuánto paso, pero sintió como una fría mano lo tomó del brazo, ayudándolo a levantarse y sentandolo de espaldas con la persona contraria.

Ryujin comenzó una vez más a decir los días de la semana y cuando terminó, ella les comentó que habían sido cinco besos y solo dos cachetadas.

Sunghoon se sentía aliviado, los cielos habían escuchado sus plegarias.

— Dale la cachetada sin miedo —interrumpe Jake—. Por favor, hoy por mí, mañana por ti.

Hubo un corto silencio, y cuando la primera cachetada que sintió Sunghoon realmente no le había dolido mucho, pero a la segunda se pudo notar el caso que le hizo a Jake ya que sintió un ardor sobre su mejilla, soltando un chasquido adolorido.

— Muchas gracias —le dice el, sonriendo agraciado.

Sunghoon esperaba dar la iniciativa de aquel beso, pero no fue así, sintió de manera repentina unos labios sobre los suyos, y no fue un beso como lo tenía planeado, sino que había sido un beso tímido, algo que le pareció adorable.

Cuando relamió sus labios, pudo sentir en ellos un sabor a fresa que le gustó.

Así que decidido, el último beso lo iba a dar el, pero a su manera. Así que con cuidado se acercó, pudiendo sentir sobre sus labios una cálida respiración y no supo el porqué pero su corazón se aceleró de manera errática, cosa que jamás le había ocurrido con otras chicas que solo lo querían por un rato y lo dejaban ahí al día siguiente.

«Quizás son los efectos del alcohol» pensó.

La persona contraria estaba nerviosa y posó sus pequeñas manos sobre su pecho, aferrándose a su camisa con algo de nerviosismo.

Sunghoon no tardó mucho para comenzar a besarlo, degustando de sus labios su lindo sabor a fresa.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

Obra original de -kooliet todos los créditos correspondientes para su persona.

¡Hey, besitos de fresa! ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora