Advertencia: Este capítulo está basado en la novela ligera de Kimetsu “Cuentos de la academia Kimetsu: El paraíso perdido"
Si quieren leerla les recomiendo que entren al perfil de andysakurai15 . Ella subió todas las novelas traducidas.
Ahora sí, empecemos.
━━━━━━━━━━ × ━━━━━━━━━━
El ambiente festivo era capaz de percibirse hasta en el último rincón de la academia Kimetsu. Todo el esfuerzo realizado por los estudiantes estaba a punto de rendir fruto en apenas unas horas, cuando se diera inicio al tan esperado Festival cultural. El tiempo corría y cada alumno que paseaba por los pasillos se encargaba de realizar una tarea para que todo estuviera listo una vez se abrieran las puertas al público.
Shinobu Kochou, quien era la presidenta del comité de alumnos, se encargaba de organizar diligentemente cada uno de los eventos del festival, revisando que todo estuviera listo en los puestos de comida, así como en los de ventas, cuando le pidieron su presencia urgente en el gimnasio. La menuda, temiendo lo peor se dirigió hacia allá, al lugar que habían designado para el “Festival de música Kimetsu”.
En su mente la azabache no paraba de maldecir su suerte. Durante toda la semana en los lapsos de calma parecía haber actuado a su favor y justo en el momento más importante esta se daba la vuelta para tomentarla. «Siempre en los peores momentos», se quejó mediante un pensamiento, mordiendo su labio inferior con evidente ansiedad.
La semana había sido exhausta para la joven; quedarse horas después de clases a terminar preparativos que faltaran, organizar alumnos, conseguir materiales para la decoración, las actividades con sus propios clubes.... ¡Y el evitar por todos los medios que el festival de música se volviera una tragedia total! Pero, contrario a lo que cualquiera pensaría, Shinobu había disfrutado en demasía de estar absorta en esas actividades. Encontró en ellas la oportunidad perfecta para despejarse de todo el drama amoroso que la había estado persiguiendo y después de tanto pudo detenerse a analizar el rumbo estratega de su siguiente paso.
El festival cultural y el estar ocupada en él eran la excusa perfecta de Shinobu para evitar sus citas con Douma y también le permitía justificar el poco tiempo que pasaba con Murata, la cual se había vuelto la “relación” más famosa de toda la academia apenas había se había hecho pública. Shinobu casi era capaz de sentir que cuando estaba cerca del chico los ojos de todos a su alrededor se posaban sobre ellos, como deseando saber sus actividades como “pareja”.
Y, a pesar de detestarlo, Shinobu sabía que tenía que seguir con la actuación amorosa, principalmente bajo la mirada de Kanae, que siempre pedía ver una muestra de afecto entre los dos de encontrarlos juntos, así que no era raro que Murata la escoltara a la estación del tren o que decidieran comer en compañía del otro durante sus horas del almuerzo.
Conforme avanzaba por los pasillos la joven de orbes violáceas no podía evitar fijarse en los alumnos que la contemplaban al pasar, casi susurrando entre ellos. Tal vez era su paranoia, debía serlo... le molestaba que todos parecían estar al pendiente de su existencia. Si bien nunca había sido alguien que pasara desapercibida, los rumores de su relación falsa la había puesto directamente sobre el radar de la mayoría. Shinobu apretó los dientes. Ya tenía suficiente con los nervios de ser descubierta para sumar que dentro de su entorno no le quitaban los ojos de encima, dándole una sensación de constante vigilancia.
No obstante, una parte de ella admitía que eso era más cómodo que las miradas de reproche que el maestro de educación física le dirigía cada que sus ojos la encontraban. Y esa fue la misma mirada que la recibió en una incómoda bienvenida apenas entró al gimnasio escolar. Giyuu estaba sobre el escenario y lo acompañaban los integrantes de varias bandas que se presentarían en el festival; Los shabana y el grupo juvenil de Nezuko. Shinobu, al percatarse del segundo grupo, se dirigió a ellos con paso firme.
—Giyuu... Tomioka-sensei —se corrigió la joven apenas se dio cuenta de que no tenía la familiaridad para dirigirse a él de esa forma—. ¿Podríamos hablar... solos?
Giyuu, que se hallaba al lado de Uzui, se apartó de él para seguir a Shinobu, lejos de la vista pública. Los dos se quedaron de pie uno delante del otro. El ambiente que los invadía era tenso. No podía ser de otra forma. Desde el chantaje de Shinobu esa sensación los perseguía como una nube de estar juntos. Apenas toleraban tenerse cerca.
—¿Qué hace la banda de Uzui en el escenario? —demandó saber la azabache haciendo su mayor esfuerzo por ignorar al elefante en la habitación—. Te pedí que ellos no participaran.
—¿Por qué? Joven Kochou, me parece de mal gusto que usted esté intentando dejar fuera del evento a una banda tan talentosa como lo es Modern Scruffy Democracy. Yo los escuché y no encuentro problemas para que se presenten.
Shinobu intentó contener su mandíbula que estaba por caer del asombro por las palabras que Giyuu expresaba. No podía escucharlos tocar sin sufrir una diarrea extrema, o vómito o un sangrado en los oídos. Por eso es que la banda era tan peligrosa. La azabache, junto con los demás integrantes del comité de estudiantes, había tratado por todos los medios de impedir que se presentaran, fallando en cada uno de los intentos.
Su última opción, para gusto de Shinobu, había sido el pedir ayuda al profesor de gimnasia, esperando que el sonido causara en él tal sufrimiento que los privara de presentarse. No podía creer lo que estaba escuchando. Su última esperanza se desmoronaba. ¡Los estaba defendiendo! ¿Acaso es que Giyuu había estado presente en su ensayo? ¿O tal vez era que estaba sordo? ¡Debía serlo! Nadie presenciaba esa banda y quedaba con los oídos o el estómago intacto.
—¿De qué hablas? Son un arma biológica. Todos los que estén en el auditorio terminaran intoxicados cuando hagan su presentación. Se te pidió...
—Sé lo que se me pidió, Kochou. Pero cuando los escuché... Todo en mí cambió.
Los ojos de Giyuu se llenaron de lágrimas antes de poder evitarlo al recordar las letras que habían tocado una fibra sensible en él.
“¿Por qué tienes novia y yo no?
¿Hay algo mal conmigo ~~~~~~?
No me digas que cometí algún pecado en mi vida pasada ~~~~~ "“Aunque fui violentamente pateado por ti
Y huiste como si estuvieras volando, no me importa en absoluto ~~
Porque soy realmente tonto ~~”Una lágrima furtiva no pudo evitar salir de los ojos azules de Giyuu deslizándose por su pálida mejilla. Fue cuando escuchó esa letra al llegar al aula de música que no pudo dar fin a la banda de Tanjiro. Él expresaba sus sentimientos a través de la música como nadie nunca lo había hecho. No podía entender como Shinobu quería terminar con su banda.
—Si no terminaste vomitando dudo mucho que algo dentro de ti haya cambiado... —se volvió a quejar Shinobu cuando fijó su vista en el rostro del hombre y no pudo evitar la preocupación—. ¿Estás... Estás llorando?
—Tú no lo entenderías, Kochou. Es necesario que Modern Scruffy Democracy se presente. Muchos se sentirán identificados con sus letras —finalizó Giyuu dando la vuelta para regresar al escenario, dejándola sola.
Shinobu trató de no entrar en pánico. Sus planes de impedir que la banda de Tanjiro se presentara uno a uno estaba fallando. Se alejó del escenario y decidió tomar asiento en el auditorio mientras sacaba el celular para avisar a sus dos compañeros del consejo estudiantil que aquello no estaba funcionando. Iba a ser necesario entrar al plan de emergencias si querían evitar una catástrofe.
Se encontraba tan sumergida en sus asuntos que no se percató de la presencia que a sus espaldas se deslizaba por la hilera de asientos hasta posicionarse detrás de ella. La figura se dejó caer en el asiento de plástico y echó un vistazo al espectáculo de alumnos que ensayaban antes de la gran presentación.
—Deberías ser tú quien esté en el escenario. Tu talento como actriz dejaría a todos con la boca abierta...
Los dedos de Shinobu se quedaron congelados sobre el teclado, siendo incapaz de continuar con el mensaje que estaba redactando. La sangre se le heló al percibir esa voz que no le era desconocida y su piel fue recorrida con un desagradable escalofrío que la erizó por completo, intensificando el pánico. Poco a poco su cabeza giró para mirar por encima del hombro, deseando que fuera una confusión causada por su paranoia. No podía ser él...
Las orbes iridescentes de Douma se iluminaron con su característica alegría y en sus labios apareció una taimada sonrisa al percatarse de que Shinobu ya lo había visto.
ESTÁS LEYENDO
En la boca del lobo
FanfictionPara Shinobu Kochō no hay nada más importante en el mundo que sus hermanas. Es por eso que cuando una de ellas se convierte en víctima de un reconocido estafador, Shinobu decide hacer justicia por su propia mano. ¡Grave error! Esa decisión la meter...