Capítulo 3: Laguna de recuerdos.

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Capítulo 3

Mía

Me duele muchísimo la cabeza, me siento mareada y con ganas de vomitar. Al abrir los ojos, consigo ver a tres personas paradas en un rincón de la habitación, la cual no es la mía, uno de ellos está sentado en una silla de madera mientras que los otros dos permanecen parados a cada uno de sus lados.

No puedo recordar muy bien lo que sucedió anoche, aunque intente todo es muy confuso.

Cuando la cena terminó, sé que bailamos y bebimos, luego Peyton se fue algo enojada y con Ty volvimos a entrar, recuerdo a duras penas que tomé algo que él me dio y después de eso... nada. Hay una laguna en mi cabeza que me impide recordar lo que pasó anoche, todo es borroso y se proyecta como imágenes con poca nitidez.

–Está despertando –oigo una voz que reconozco de inmediato. Veo que se acerca para sentarse en la cama–. Mía, ¿Cómo te sientes?

– ¿Matt? ¿Qué... qué pasó? –me escucho decir–. Siento que mi cabeza va a explotar...

Me siento en la cama algo rápido, lo que me produce un ligero mareo, y llego a ver a las otras dos figuras paradas en la habitación. Una de ellas es Jackson, el chico al que le di mi número de teléfono, y el muchacho a su lado estoy muy segura que no lo conozco. Matt tiene una visible mueca de preocupación, algo que me asusta un poco, porque solo me llevaba a una conclusión. No había sido un sueño. Pero seguía sin estar claro.

Jackson tiene una mueca de ¿enojo? No logro descifrarlo bien al igual que con el otro chico ya que no los conozco.

–Tranquila, todo estará bien, recuéstate un rato que todavía es algo temprano. Te traeré un vaso con agua y algo de medicación para tu dolor de cabeza –dice con una voz muy dulce y suave. Matt empieza a levantarse de la cama pero yo tomo su muñeca para que no se vaya.

– ¡Espera! –intento jalar de su brazo para que vuelva a sentarse pero me siento débil–. No te vayas. ¿Qué fue lo que pasó anoche?

Matt intercambia una mirada con los otros dos y luego mira el suelo, sin contestarme. Sigo insistiendo.

–Quiero saber que pasó anoche con exactitud –exijo–. ¿Dónde estoy? Se supone que yo debería estar en casa.

–Descuida, yo iré por las medicinas –el chico de pelo castaño cuyo nombre desconozco desaparece por la puerta.

– ¿Por qué nadie me contesta? –Les doy una mirada de pocos amigos a Jackson y luego a Matt– ¿Dónde diablos estoy? ¿Y dónde está Tyl...?

Antes de que pueda decir su nombre, más imágenes vuelven a mi cabeza. Todo se esclarece, dando paso a que la laguna se vacíe para dejar ver los sucesos de anoche.

Tyler me sostenía mientras subíamos las escaleras, iba diciendo algo sobre buscar nuestras cosas para irnos. Al llegar al cuarto, pone el seguro en la puerta y me toma por la cintura, estampando sus labios contra los míos, moviendo sus manos por todo mi cuerpo. Tardo un rato en darme cuenta pero empiezo a quejarme y querer separarme pero él se niega a dejarme ir. Me recuesta en la cama donde levanta mi vestido por arriba de mi cintura y escucho el ruido de la cremallera de su pantalón, recuerdo el grito que di horrorizada, asustada, como cubrió mi boca con una palma y sus palabras... Pocas, insignificantes, pero que con recordarlas me ponía los pelos de punta y hacían que mi cuerpo comenzara a temblar. Recuerdo el miedo que recorría mi cuerpo por completo, como mi corazón parecía dejar mi pecho, mis lágrimas y mi pánico. Luego el estruendo de la puerta al abrirse y una persona peleando con él.

Vuelvo de nuevo a la realidad después de salir de mis pensamientos.

– ¿Qué...? No... yo... ¿Qué...? –digo con apenas un hilo de voz, un nudo se forma en mi garganta, lágrimas empiezan a formarse en mis ojos y Matt se acerca lentamente a mí, como si tuviera miedo de asustarme con un movimiento rápido, para luego abrazarme.

La chica del mocha blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora