Black Nails- JoongNine

Año nuevo

Benjamín por fin aceptó ir a una reunión de los amigos de Nine. Si bien siempre intentaba pasar los días con sus amigos sin que su corazón doliese el salir directamente con Joong y Nine era peor que Pavel y Dome. Sus amigos eran novios pero el mayor y su amigo parecían casados. Eran tan dulces y en su mundo que el corazón del espectador se hiciera pequeño. Era año nuevo y sus padres le habían enviado a la calle luego de que el vecino amenazara con enviar a la policía, el único plan era Nine y Joong. Tocó la puerta y la sonrisa del mayor lo recibió, movió la cabeza y le permitió el paso.

—Me alegra que decidieras venir.
—No tenía planes. — entregó un pastel económico y sacudió sus manos para alejar el nerviosismo.
—Nadie va a comerte. — rio Nine—. Soy mayor pero no salgo con mayores aterradores o algo así.
— ¿Vendrán más personas?
—Unas cuantas. — le siguió hasta la pequeña cocina—. Pero estoy seguro de que van a agradarte.

Necesitaba agradarle a una sola persona y lo manejaría pero se negaba a estar en silencio. Tendría que notar cada pequeña cosa si aquello sucedía y prefería dormir bajo un puente si su única entretención sería Nine y Joong coqueteando. Su amigo apareció desde el baño y dio un beso sobre la cabeza del mayor. Genial.

—Así que te echaron.
—Dicen que si quiero seguir siendo un niño con el vecino lo puedo hacer afuera.
—Eres tan extraño. — Nine aseguró con algo de tensión en su voz.
—Es mi encanto.
— ¿Encanto? — Joong rio a su lado—. Esa palabra no está en tu descripción.

Benjamín abrió la boca pero el timbre sonó. El primer invitado entró en la habitación y saludó a todos los presentes de forma lejana. No, no serviría para nada. Los siguientes invitados llegaron y parecían igual de reacio a él desde el inicio. Nine los presentaba pero parecía que la ropa colorida y sin sentido de Benjamín los hacía sentir incómodos. Se hundió de hombros y se relegó a la mesa de frituras y postres. Si, si tenía que comer para no estar incómodo iba a subir más de dos kilos.

La puerta se abrió de golpe y un joven de respiración errática irrumpió llamando la atención de todos en el lugar. Nine se apresuró hacia el recién llegado que hablaba más rápido que cualquier otra persona. Era evidente que pedía disculpas pero el anfitrión seguía diciendo que no se preocupara. Benjamín sintió su corazón tronar en su pecho cuando el desconocido levantó la cabeza y dio una sonrisa nerviosa. Bien, Benjamín encontró su oportunidad. Permitió que los minutos se alejasen gracias a no poder pensar en cómo acercarse al joven. Media hora después los únicos que comían en la mesa eran él y el desconocido.

— ¿Probaste los aperitivos dulces? — preguntó con nerviosismo.
—Las fresas.
—Mmm.

El jovencito de cerca era realmente impresionante: piel canela, estatura bajo, ojos oscuros, las pestañas más espesas y largas que jamás había visto. Era realmente hermoso y Benjamín se sentía pequeño ante él. Sabía que era menor y abordar a un hombre es algo que no ha hecho en el pasado. Buscó con la mirada a sus amigos pero estos estaban en su propio mundo de besos y mimos.

—Que asco. — se quejó lleno de celos.
— ¿También lo crees? — el pequeño se recostó en la esquina de la mesa—. Cada que vengo eso es lo que veo.
Bien, tema en común. — Vamos a la misma universidad y año, Joong y él parecen haber nacido juntos o algo así.
El joven rio, el sonido más adorable del mundo. — ¿Y tú eres?
—Benjamín, amigo del alto.
Una hermosa sonrisa. — Eve, hermanastro de Nine
Eso le sorprendió, jamás había escuchado del hermanastro de Nine o podía que si pero no estaba prestando atención. — ¿La misma universidad?
—No, no entré por culpa de mis notas pero eso no evita que Nine me incluya a sus fiestas.
— ¿Tienen buena relación?
El joven ladeo la cabeza y pensó un momento. — Como hermanos no fue bien pero es mi mejor amigo. Nuestros padres trataron de forzar una relación entre nosotros pero decidimos que ser amigos es mejor que hermanos.
—Comprensible. — bebió un trago de su soda tratando de no apresurar nada—. ¿Y cómo llevas su relación?
—Oh. — rio y movió la mano—. No lo hago, simplemente sonrió y asiento.
Y Benjamín  asintió y sonrió. La emoción lo llenó y se detuvo. Su rostro se tensó y su cuerpo se quedó clavado en su lugar.
— ¿Estás bien? — colocó su mano sobre el brazo del joven que se sentía incómodo.