Si Keisuke Baji podía asegurar una cosa, era que conocía a la perfección a Manjiro Sano, después de todo no tenían veinte años de amistad que había pasado por altibajos; y era por lo mismo sabía que su amigo le ocultaba algo.
Tal vez durante su infancia y parte de la adolescencia podrían bromear acerca de cuan malo era con respecto a los temas escolares o la escuela en general, pero cualquier que conociera a Keisuke podría afirmar que era perceptivo; y cuando tenía un mal presentimiento rara la ocasión en que se equivocaba. Y con respecto a Manjiro, los años previos de amistad con el otro alfa le habían ayudado a notar cuando algo estaba fuera de lugar.
Desde que podía recordarlo su amigo solía llamar la atención de cualquier persona, en su mayoría –e incluso más luego de formar la pandilla– de personalidades por menos adecuadas, era algo en lo cual Mikey no tenía ninguna clase de control y ellos nunca lo culparon, todos aquellos que eran cercanos a Manjiro eran conscientes de la forma en que el otro llamaba la atención de las personas sin demasiado esfuerzo. Y si bien eso había resultado de bastante ayuda cuando formaron la pandilla, Keisuke podía recordar cuántas veces –conforme los años pasaban– ese hecho resulto contraproducente, o cuanto el mayor de los Shinichiro les pedía; a él, Haruchiyo e incluso Kazutora que fueran precavidos y no se dejarán llevar tan fácilmente.
Para su sorpresa el mayor no les había reprimido o prohibido, como esperaba o de la misma manera que el abuelo Sano, el hecho de formar una idea, sino que inclusive les aconsejo. Y habría sido de demasiada utilidad si realmente lo hubiesen escuchado, la realidad fue totalmente diferente. En aquel entonces eran solo un montón de niños cegados por la emoción de formar una pandilla que cualquier otra cosa, que casi de forma desesperada estaban buscando reconocimiento; así que el hecho de que su líder fuera alguien que fácilmente sobresalía entre la multitud era más beneficioso para todos ellos, e incluso más cuando su amigo presento como un alfa. Es consciente, al menos ahora, que durante los años que le dedicaron a la pandilla todos fueron descuidados, solo pensando en cuanto renombre la pandilla lograba obtener, pero Keisuke vivió de primera mano el lado negativo de la cualidad de Mikey, como todo lo que habían logrado casi acababa con cada uno de ellos; y en definitiva no era algo que quisiera repetir.
Quizá podría exagerar a los ojos de otras personas, pero en su memoria seguía grabado el mayor desastre de todos, las expresiones aterradas, sorprendidas y la ira ciega. Nadie fuera de la Toman sabía que los había orillado a dejar de ser la pandilla imprudente.
Con los años lo fue perfeccionando, fue algo que tuvo que hacer. Y ahora años después podía decir que Manjiro ocultaba algo, y no podía hacer nada más que preocuparse por su amigo.
—¡Keisuke! —la voz de su omega lo saca de sus pensamientos.
El pelinegro se gira para mirar al rubio con los brazos sobre su pecho y una expresión preocupada en sus facciones. Agradecía que las chicas que estaban se hubiesen marchado poco después que Mikey, porque realmente no estaba prestando demasiada atención a su entorno.
—¿Pasa algo cariño? ¿Te sientes enfermo o algo?
—Eso es algo que yo debería preguntarte.
—¿Yo? Estoy perfectamente bien, no necesitas preocuparte.
Chifuyu le dirige una mirada que deja en claro que sabe que no está siendo sincero, pero en lugar de instigarlo el rubio dice. —Escuche la voz de Mikey, ¿ya se ha marchado?
—Sí, dijo algo de tener prisa y negocios.
—¿Él está bien?
—Eso dice.
—Así que ¿vino por su teléfono que descuidadamente olvidaste en casa?
—Sí, aunque no lucía tan preocupado.
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Dedicated to you [Hiatus Indefinido]
FanfictionSe le conocía mayormente como Draken, pero solo sus clientes le llamaban de tal forma. Para Sano Manjiro se volvió Kenchin, el omega que tenía una esencia adictiva. O Donde Draken no crece en el burdel, pero años más tarde termina trabajando en éste...