Parte trece: El Ojo

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Su antigua ayudante en los asuntos de cultivo le dijo que habló con personas que conocían a personas que conocían a personas y le recomendó que descansara. Yeonjun durmió muy poco, sorprendido por el ruido que podía escuchar en esa casa.

Eran personas haciendo sus tareas diarias. Personas que salían cada día y hablaban con otras. La idea le sorprendió de alguna manera, así como el hecho de que si decidía pararse y abrir la puerta, nadie iba a detenerlo a castigarlo por eso. Algunos años atrás no hubiera entendido la importancia que eso tenía, lo sorprendente que le sería poder abrir una puerta.

Escuchó voces fuertes de dos mujeres discutiendo en la mañana. Sus heridas en tratamiento protestaron un poco al levantarse, pero Yeonjun sabía que lo que hablaban lo implicaba.

No hay nada que me de una garantía que su historia es verdadㅡesa era Yoo, su ayudante.

Perdí un ojo por esa familia y estoy seguro que el chico ahí detrás que tanto escondes perdió másㅡesa otra mujer era extranjera.

Yeonjun no pudo evitar que su pecho se presionara cuando descubrió un patrón en la forma en la que la mujer decía las vocales que debían ser largas y suaves. Norte.

Retrocedió sin pensar y pronto se asustó de su propia reacción. Si quería ganar lo que se propuso, no debía dejar que el manto del recuerdo oscuro y pesado lo cubriera siempre que encontraba una relación entre pasado y presente.

Sus nudillos tocaron suavemente la puerta y las voces cesaron de inmediato. La madera crujió y el rostro de Yoo apareció poco después.

ㅡ¿Está todo bien, mi señor?

ㅡSolo pido hablar con él, Yoo.

Déjala pasar, por favorㅡdijo, Yoo se mostró contrariada y Yeonjun de alguna manera supo que fue por el tono suplicante que matizó sus últimas palabras.

Tendrá que disculparme, pero no sabemos si lo que esta mujer es verdad o si está del lado de ese.

Después de que hablemos debemos tenerla en vigilancia, sin embargo ahora no estamos en condición de perder verdad por desconfianza.

Mucho antes de que su destino y el de Huening se cruzaran, le era fácil usar el diálogo para conseguir tratos de comercio o apaciguar disputas entre los suyos, en ese momento, Yeonjun deseaba poder recuperar al menos la sombra de la importancia que sus palabras llegaron a tomar.

El rostro fuerte de Yoo se contrajo en duda, aun así abrió la puerta lo suficiente para dejar entrar a la otra mujer.

Su cabello blanco recogido en una trenza hasta la cintura pertenecía al de una mujer muy anciana, pero caminaba erguida y con la frente en alto, exhibiendo su dignidad y orgullo. Solo en unos momentos Yeonjun comprendió que esas dos cosas debieron ser lo único que le dejaron conservar. Lo último que notó fue el parche de cuero cubriendo su ojo derecho.

Cuando me enteré que escapó no podía creerloㅡla mujer hizo el ademán de tomar las manos de Yeonjun y probablemente notó algo que la hizo desistirㅡ. Debe saber que es usted muy fuerte, chico.

Tenía una sonrisa cálida que de alguna manera dolía. Eso hizo que Yeonjun se preguntara cuántas cosas tenía que prescenciar y sufrir una persona para llegar a eso.

Puede llamarme Hea.

¿Es de verdad ese su nombre de origen?

La mujer se congeló, culpable en cierto sentido que solo ella entendió. Unos segundos después, su rostro se pintó en franqueza.

Cavea [Soojun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora