Capítulo 23: Final

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar. Sólo publico en Fanfiction y Wattpad, si encuentran mis historias en otros lugares y con otros personajes que no sean de Inuyasha entonces es PLAGIO.

Capítulo 23:

Kagome se incorporó apenas y abrió la boca como tratando de decir algo, pero se perdió en la dulce y profunda mirada de aquel hombre que le demostraba la otra faceta del amor. La del amor que se siente en la piel, en el cuerpo, el deseo de pertenencia, de amor completo, de entrega. Suspiró profundamente como trayendo a sus pulmones del aire que había retenido segundos antes. Perfecto... todo era perfecto. Apoyó la cabeza nuevamente en su pecho aún sin separase de él, con el cabello totalmente alborotado, sintiendo la agitada y luego acompasada respiración de su pareja, escuchando como los latidos del corazón de su amante volvían lentamente a la calma. La mano del joven se fue a la larga cabellera de la joven, arreglándosela para poder ver mejor su rostro. Kagome volvió a levantar la cabeza lentamente y lo miró unos segundos. Tan pálida a la luz de los rayos de la luna que traspasaban las ventanas del dormitorio y aún así notaba el candor de sus mejillas y sus labios casi hinchados de tanto beso.

-    No sabes cuanto te extrañé- Dijo ella melancólica, rompiendo aquel silencio.-... creí que moriría...

Inuyasha abrió los ojos de par en par y en el instante que lo hizo Kagome sonrió a medias. Era increíblemente hermoso ver el brillo de aquellos extraños ojos.

-    Sentí lo mismo.- Dijo él casi en un suspiro.- Me haces falta, demasiada falta... yo... jamas me había enamorado...

Kagome lo miró casi incrédula, pero sonrió ampliamente ante la sinceridad de sus palabras.

-    Creo que somos dos.- Dijo ella, mientras se acercaba a su boca y rozaba casi como una caricia los labios varoniles. Él le tomó la cabeza y la acercó más a su rostro, respondiendo a aquella demostración de afecto tan tierna que casi no podía creerlo. Cerró los ojos respirando su aroma dulce que ahora volvía a inundar la habitación y las sábanas de su cama. Abrió su boca para dar termino a aquella suave caricia y demostrar que él era así, sólo pasión, sólo amor. Kagome suspiró pesadamente entre sus labios, correspondiendo de nuevo al deseo que iba sintiendo en las venas, en la sangre. Sus manos se fueron nuevamente hasta su cuello, acariciándolo suavemente. El joven la volteó suavemente, cambiando de posición esta vez. Ella bajo su pesado y fornido cuerpo, sin dejar de besarse aún. Pero esta vez todo era lentamente, sin prisa, besándose despacio, tocándose suavemente. Inuyasha bajó hasta su cuello, saboreando el exquisito sabor de su piel, mientras escuchaba nuevamente la respiración agitada de la chica.

-    Ahhhh- Se quejó él de pronto con voz ronca, mientras hablaba entre sus besos.- te dije... que... ¿me tienes... loco?.

La chica sonrió.

-    Creo que... ya lo habías dicho...

Inuyasha levantó la cara y la miró con una sonrisa. Entrelazó sus manos con las pequeñas manos de Kagome y las afirmó contra el colchón de la cama fuertemente, sintiendo de pronto como el corazón de ella comenzaba a latir con violencia y cambiaba su mirada casi infantil por otra totalmente distinta, de deseo. Se adentró en ella nuevamente mientras cerraba los ojos, sin poder evitar que un gemido se escapara de sus labios. Abrió los ojos lentamente, sintiendo que su cuerpo temblaba por completo... Kagome tenía bien abiertos los ojos, la cabeza casi levantada de la cabecera, aguantando la respiración. Otra pequeña embestida y ella se incorporó levemente, gimiendo y cerrando los ojos. Inuyasha soltó sus manos y ella de inmediato se abrazó a su cuello, sintiendo que el ritmo iba poco a poco creciendo, hasta otra vez quedar todo en completa calma. Sudada, con los ojos cerrados y los labios temblando sintió como al fin él se apartaba de ella, colocándose de costado y pasando un musculoso brazo bajo su cuello y la otra mano en su cintura que con un pequeño ademán hizo que su cuerpo quedara pegado al suyo. Un besó cálido en su frente fue lo último que sintió, para luego quedarse dormida.

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