Capítulo 3. Magia Mortal

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Bueno por dónde empezar, resulta que me encontraba haciendo mi rutina matutina cuando de pronto escucho que tocan la puerta, cuando esta se abrió me encontré con la sorpresa de que era Roxy, quien hoy parecía estar un poco incomoda, se sentó en mi cama mientras empezaba a charlar conmigo, charlábamos sobre los temas próximos que aprendería, pero ese incomodísimo no se borraba de su rostro, sin más la interrumpí mientras preguntaba.

-¿Por qué estás tan extraña maestra? ¿Te sientes mal?

-No, solo que me siento extraña, sueles dominar los hechizos muy fácilmente, eso me llena de felicidad pero me hace sentir que no hago falta.

-Pero que está diciendo maestra, si no fuera por usted yo jamás hubiese aprendido esos hechizos, no se infravalore por favor.

-No es eso, simplemente no me creo que le esté enseñando a alguien con muchísimo más talento que yo, siento que puedo ser muy persistente a veces.

-No, de hecho usted me gusta, es muy agradable estar con usted.

-¿De qué hablas As? Dime eso cuando tengas 10 años más.

-Me refería a su manera de ser, ¿a qué pensaba que me refería?

El rostro de Roxy se sonrojo por un momento, acababa de decir algo vergonzoso, solo se puso de pie mientras salía de mi habitación. Como era de costumbre almorcé y estuve practicando con Paul, ahora poseo una mayor destreza que antes, domino posiciones de defensa y ataque, cabe decir que a veces salgo a practicar a media noche cuando todos están dormidos.

Pov. Narrador

-As has avanzado mucho, en verdad estoy muy orgulloso de que mi hijo sea tan hábil con la espada y la magia.

Asta bloqueaba los embates de Paul mientras este le decía lo orgulloso que estaba de él, su relación era muy buena ya que a ambos les agradaba blandir la espada. Al término de la practica ambos se sentaron debajo de un árbol, Asta cansado cerro sus ojos mientras pensaba en que era lo que seguía, si se quedaba en el pueblo no podría escalar hasta donde él quería llegar, antes sus padres habían hablado de la posibilidad de ser un aventurero, eso haría que las personas a su alrededor conocieran sus logros y así resonar en cualquier lado de los reinos, llamando la atención de tal vez alguna potencia mundial, pero vamos estás hablando de las cuatro personas más fuertes de ese mundo, ¿Qué posibilidad tendría él?

-Oye Asta.

-¿Qué pasa?

-Dime, ¿qué piensas de los pechos de Lillia?

-¿Perdón?

-Me refiero a que son muy grandes, incluso podrían ser iguales a los de tu madre.

-Bueno, yo, creo que tienes razón.

-No te avergüences, después de todo eres un hombre, llegara el día en el que los pechos sean tu pasión.

-¿Tú crees?

Un buen ambiente se veía cuando ambos hombres conversaban, por alguna extraña razón a Asta le llaman mucho la atención los pechos, ya sea por la herencia de su padre o porque en verdad le gustaban las mujeres, dejando eso de lado por alguna extraña razón el flujo de mana dentro de él estaba muy descontrolado, tal vez ese esfuerzo había hecho que el limitador se aflojase solo un poco, pero la sensación de expulsar esa gran cantidad de mana era inexplicable. Después del entrenamiento Asta se dio una ducha y como todos los días se recostó en su cama, un poco cansado suspiro y miro su mano derecha mientras recordaba su antigua vida, ¿Qué pensaría Yuno al ver que poseía una gran cantidad de mana? Aunque tenga esa gran cantidad de mana y tener la posibilidad de ser el mago más fuerte se sentía muy diferente, simplemente no podía dejar de practicar con la espada.

Asta reencarna en Mushoku Tensei (Escribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora