Últimamente le salía todo mal, ¿Mascotas? Sólo le duraban si eran inmortales, ¿Varitas? No quiere hablar del tema, y ¿Amor? Menos aún.
Hace tan sólo unos días atrás había "discutido" de nuevo con Karchez en su casa y este le había dejado muy en claro sus sentimientos. Y tal vez, sólo tal vez, para olvidarse de la punzada en el pecho que eso le ocasionó, decidió que sería buena idea salir por el pueblo a conocer a otras personas.
Y... Sorpresa, acabó rotundamente rechazado, tanto así que hasta Focus (el cuál ya tenía pareja y ni siquiera iba con esas intenciones) tendría más probabilidades que él.
Frustrado decidió levantarse temprano y avanzar por fin en las labores de su hogar.
Decidido, bajó a la sala de cofres y abrió el Indexer para pillar los materiales q necesitaba, y mientras miraba la escasa cantidad de materiales que tenía se dió cuenta del tiempo que hacía que no pisaba la mina o iba a recolectar ingredientes.
La casa tendría que esperar, otra vez.
Antes de salir de su hogar, optó por ponerse su suéter favorito de invierno, se acercaba navidad y por ende el frío, que ya era muy notable.
Salió de su casa y cerraría la puerta, si tuviera una. Anotado, pillaría madera también.
Se puso en dirección a la mina y de camino se topó con unas cuantas ovejas, rápidamente miró en su inventario y una ligera sonrisa se plasmó en su cara al encontrar las tijeras. Ya parecía una especie de ritual, oveja que veía, calva que quedaba.
Mientras cortaba la suave lana del animal, escuchó unos murmuros a lo lejos de lo que al parecer eran dos habitantes del pueblo paseando tranquilamente, siguió con lo suyo mientras que, inevitablemente, escuchaba la conversación, que para su sorpresa, le interesaba en demasía.
-Sí, últimamente los pueblerinos están muy bordes, ayer me encontré con Karchez bastante decaído, quise hablar hablar más con él pero sólo me dijo que una chica del pueblo le había rechazado y que además, se había quedado con toda su lapislázuli- dijo quien parecía ser la voz de Nia en un tono preocupado.
¿Cómo? Espera... ¿Qué?
Era obvio que, tal y como son, era de esperarse que ambos buscaran despejarse conociendo a más gente, pero en ese momento, Axozer sentía un cúmulo de emociones difíciles de explicar, por un lado se encontraba mal y por otro aliviado. Mal, pues Karchez había hecho lo mismo que él, aliviado, pues había acabado en las mismas condiciones, tremendamente rechazado. Y por esta regla de tres, cada vez que lo piensa peor se encuentra y más presente se hacía la reciente "discusión" de hace unos días. Ya no estaba tan seguro de seguir a pie de letra su mítica frase: El corazón pa' uno y el pito pa' todos.
Su cabeza estaba hecha un revoltijo de pensamientos y situaciones, cada una peor que la anterior.
Necesitaba aclararse, pero era consciente que necesitaba ayuda, ahora... ¿A quién se la pediría? ¿A su padre?, obviamente no. Quería aclararse no pasar vergüenza y quedarse con más dudas aún, porque digamos que Auron no es el mejor ejemplo a seguir en lo que se refiere al amor.
Entonces, ¿Quién podía tener la suficiente experiencia y madurez respecto a ese tema?
Y rápidamente, un nombre se le pasó por la cabeza. Perfecto.
Y sin pensarlo más, se puso en marcha.
La casa podía esperar.
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