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-¡Oh! Buenos días Pol, ¿Qué te trae por aquí?-

-Estoy buscando a Kachez, ¿Sabéis dónde puede estar?-

-Bueno.. La última vez que lo vi fue hace un par de días, estaba yendo a su casa bastante decaído y no quiso hablar, creo que no ha vuelto a salir- dijo la chica mirando al suelo recordando lo triste que se veía el joven -¿Sabes qué le pasa?-

-Eh, no, hace bastante tiempo que no lo veo, lo buscaba para ver si quería ir de exploración- ahora estaba preocupado, la última vez que pasó algo así, casi no acaba en las mejores condiciones, según le comentó Nia -voy a ver si quiere hablar conmigo.

-Si necesitas algo avísame-

-Gracias Cris, no te preocupes- y rápidamente empezó su camino a casa del peliblanco.

No le tomó mucho tiempo llegar y mucho menos entrar a la vivienda, pues no tenía seguridad alguna y estaba abierta de par en par, como de costumbre.

Una vez dentro le llamó varias veces sin obtener respuesta alguna e, intranquilo, fue buscándolo habitación por habitación hasta dar con él en la sala de hornos sentado en una esquina cubierto de pies a cabeza con una manta.

-¿Karchez?- el nombrado subió la mirada lentamente hasta encontrarse con el preocupado rostro de Policarpio -¿Qué ha pasado?-

El joven sólo miraba cómo el más mayor se acercaba y se sentaba a su lado apoyando la espalda contra la pared.

-Si necesitas hablar estoy aquí, tal vez puedo ayudar- dijo comprensivo.

Tras unos segundos de silencio se atrevió a hablar.

-Todo mal, Pol, todo mal- susurró lo suficientemente alto para ser escuchado.

El nombrado interrogó con la mirada.
El peliblanco miró al más mayor, sabía que podía confiar en él. Pero aún así se tomó un tiempo para hablar.

-En resumen, Axo, hace unos días me propuso matrimonio... pero cómo va de chulo y es un cabezón- dijo con notable fastidio- me dijo que él podría dar pito a quien quiera mientras está conmigo... Le dije que no me parecía bien y hace unos días volvimos a discutir por eso- suspiró notando cómo le picaban los ojos.
Se tomó un momento para luego seguir relatando.

-Y, luego quise ver si podía empezar a hablar con alguien del pueblo pero, no sólo me dijo que un zombie tiene más posibilidades que yo, si no que yo le regalé lapislázuli porque me dijo que le gustaba y aún así se fue, me dejó plantado-

El silencio volvió a hacer acto de presencia en aquella habitación.
Y Karchez no podía dejar de pensar en lo ocurrido en la casa del bicolor.

-Me enseñó un anillo y me dijo que se me estaban adelantando. Era un anillo de mierda, ¡Ni si quiera era el correcto para pedir la mano!...- gritó exaltado.

-Eso me suena a que quería darte celos o algo así- dijo el mayor pensativo.

-Pol, le dije que le quiero, que no compito con nadie porque no le veo como un objeto, y tonto de mi, aún realmente pensé que iba a venir por mí cuando me estaba yendo de su casa...
Pero simplemente me parece que no le importo, ni yo, ni nada de lo que le dije- a este punto ciertas lágrimas traicioneras se agolpaban en sus ojos caían por sus mejillas
-Nadie me quiere, Pol-

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¿Habría alguien en casa? Pensaba en volver a llamar al timbre para confirmarlo cuando la gran puerta de madera se abrió frente a él dejándole un largo pasillo hacia la entrada de la muralla que ya se encontraba abierta.

Era bastante intimidante hasta para él, ya que normalmente utilizaba tortillas, globos u otras técnicas para colarse en el gran territorio que pertenecía a Focus, pero hoy hacía una excepción, sólo por hoy.

Avanzó a paso rápido hasta entrar por la muralla pudiendo ver a su objetivo.

-¿Qué pasa, Axozer?- saludó alegre el más mayor alargando las últimas letras de su nombre.

-Ey, Fargan- contestó sin ánimo.

-Uy, uy, ¿Qué pasa?- preguntó ahora curioso acercándose al bicolor.

El más bajo miró a su alrededor.

-¿Podemos hablar en un sitio más... Privado?- No quería que alguien, como pudiese ser Ocho se enterase y fuera contando su situación por ahí.

-Oh, claro, vente-

Y en silencio siguió al de máscara de búho. Mientras tanto, miraba su entorno embobado, las veces que había ido se había fijado muy poco en lo realmente bonito que el cuervo tenía todo aquello.
Los jardines excelentemente cuidados, los altos árboles rojos que habían crecido alrededor del camino, el césped verde y brillante, las enredaderas colgando de los edificios... Casi parecía un paraíso.
Muy relajante.

Ahora le daba un poco de pena el cuervo y lo que habría trabajado en su jardín cada vez que alguien iba a hacerle una "bromita" explosiva.
Pero luego piensa en las putadas que él también había gastado y se le pasa.

Entraron a la vivienda y se dirigieron hacia la primera habitación. Nunca la había visto, supuso que era el cuarto de Fargan al ver el desorden nada más entrar.

-Ven, siéntate- dijo palmeando levemente la cama mientras se sentaba en la silla enfrente de la misma.

Miró la cama, toda deshecha y se sentó dónde le había indicado.

-Bien, ahora dime-

Vale, sabía que necesitaba ayuda, la pidió y hay alguien dispuesto a ayudarle, perfecto. Ahora, ¿cómo narices le iba a explicar lo que le pasaba si ni él mismo se entendía?

-No sé por dónde empezar...-

-A ver, ¿de qué trata el problema?

-... Creo...- se mantuvo en silencio unos segundos pensativo
-Creo que la he cagado, Fargan-

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ᴄᴀʙᴇᴢᴏᴛᴀ // ᴋᴀʀᴢᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora