Capítulo 25

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Pasaron tres días, Peter no pudo venir a visitarme porque no estaba viniendo Nicolás, él como era nuestro aliado nos dejaba vernos, pero el verdadero protocolo es ir a una celda de visitas, fui por primera vez a una cuando se apareció Guillermo.
-Hola-me saludó tímido, noté que su mirada estaba apagada- ¿como estas Lali?
-Bien.. Trato de estar bien, no tengo que dejarme caer-solté un suspiro.
-Quería verte personalmente, Peter me mantuvo al tanto, sé que te dije que no iba a presionarte a hablar conmigo o a que nos juntemos, pero pasó todo esta mierda y bueno, necesitaba saber como estabas, podes contar conmigo-asintió con la cabeza e intenté esbozar una pequeña sonrisa.
-Gracias.. Eso es muy amable de tu parte, yo fui un dolor de cabeza para vos y estás haciendo todo esto...
-La primera vez que descubrí que estabas haciendo algo raro en mi empresa te di una segunda oportunidad, ¿no? No porque fueras mi hija, yo soy una persona que cree en las segundas oportunidades-también me sonrió- sabía que no eras mala persona, te dio a luz Sabri, ella siempre tuvo un ángel, el mismo que tenes vos, tus ojos son muy expresivos, eso me sorprende mucho
No sabía que responderle a eso.
-¿Gracias? Todo esto.. Lo nuestro.. Es muy reciente y todavía no caí en esa realidad, sigo teniendo en la cabeza todo lo malo que viví en este último tiempo-me desanimé, él se dio cuenta y extendió su brazo dándome su mano, la agarré con la mía e inmediatamente sentí algo de paz, como si me fuera familiar, confiable.
Eso me dejó algo desconcertada, le sonreí antes de que tuviera que hice, quise demostrarle que yo estaba bien.
Después volví a donde estaba Justina, pero no la vi, de un momento a otro ella se asomó a donde estaba yo.
-Puedo irme... Pero me gustó conocerte Lali, no me gustaría perder el contacto, bueno, a menos que no quieras ser amiga de una ladrona..-elevó sus cejas y me hizo reír- aguanta, ya falta poquito, tu hombre está haciendo todo lo que puede, me lo crucé hace un ratito, es muy lindo..-me sonrió mirándome con picardía-¡pero es tuyo! No soy garca-agregó a otro momento, otra vez me hizo reír, en este último tiempo ella nunca perdió el humor, cuando hablábamos por momentos me hacía olvidar de donde estábamos.
-Yo.. Obvio que quiero verte-le sonreí- y.. Veo si puedo hacer algo, ayudarte para que cambies de vida.. Para que no tengas que seguir sí o sí el mal camino..-solté un suspiro- quiero ayudarte, nadie me ayudó cuando me mandé la primer cagada, y creo que vos podes salir adelante
Terminé asintiendo con la cabeza, ella me sonrió, se había emocionado, me agarró fuertemente de la mano y después me saludó.
Otra vez me quedé sola, me trajeron la comida, me dieron algunos libros para leer, eran viejos, tenían vocabulario desactualizado, pero no tenía algo mejor que hacer.
Estaba intentándome concentrarme cuando llegó Peter, no pude evitar sonreírle.

PETER

Los ojos de Lali se iluminaron, se pusieron brillosos cuando me vio, quería abrazarla, llenarle la cara y la panza de besos.
-Yo.. Tengo novedades-tomé aire y solté un suspiro- varias personas declararon a favor tuyo, y bueno.. De Voldemort se está encargando Nicolás, por eso no estuvo por acá
Ella asintió con la cabeza y nos agarramos de la mano.
-¿Me das un besito?-su petición me partió el alma, yo también lo extrañaba mucho.
Caminé hasta donde pude acercarme y ella asomó su cara a la reja, besé fugazmente sus labios y después su frente, sus ojos se cristalizaron.
-Te amo muchísimo mi amor-se lo dejé en claro, en el medio de todo el sufrimiento ella me regaló una sonrisa.
-Falta menos.. ¿No?-ella elevó sus cejas.
No sabía exactamente que responderle, no quería asegurar su liberación rápida.
Tuvimos que despedirnos y tuve que volver a trabajar a la empresa, Guillermo también estaba decaído, nosotros nos habíamos unido mucho en este último tiempo, ambos intentábamos darnos ánimo para no perder la esperanza.

Estaba dormitando, no podía relajarme del todo cuando sonó mi teléfono celular, ahora no lo ponía en el silencio, siempre estaba pendiente de alguna llamada.
-¿Qué hora es?-le pregunté a Emilia, la abogada.
-Las seis de la mañana, por la madrugada estuve trabajando mucho, las personas van a declarar a favor de Lali
No podía creerlo, me emocioné.
-Gra... Gracias-se me escaparon algunas lágrimas-¿podes mantenerme al tanto?
-Claro, y descansá Peter, mereces descansar algo..-ella soltó un suspiro.
-Cuando Lali sea libre..-le respondí y ella me saludó.
El cielo se aclaró, salió el sol, eran las once de la mañana cuando Emilia llamó, me agarró mucha ansiedad.
-Martinez sigue con su "lucha" para que Lali quede retenida en la cárcel, pero ya todo terminó Peter, podes ir a buscarla
Escuchar esas palabras hicieron que me entrara el alma al cuerpo, no podía creerlo, entre todos lo habíamos conseguido.
Le agradecí un millón de veces a Emilia, después le avisé que la iban a liberar a Lali a Guillermo, por último cuando llegué a la cárcel Nicolas me vio, me sonrió, también le agradecí por haberla cuidado dentro de ese infierno.
Cuando Lali salió por la puerta después de hacer muchos trámites se quebró, me abrazó fuertemente llorando, yo tampoco podía soltarla, yo lloré por felicidad, alivio, mucho alivio.
Nos separamos solo un poco y me besó sosteniendo mi cara entre sus manos, me sonrió.
-Vamos.. Vamos a casa-la agarré de la mano hasta llegar a mi auto, cuando nos subimos puse música, quería que empezara a olvidarse de todo lo feo, le canté la canción que sonaba en la radio y la hice reír, fue otra caricia al alma, hace mucho no la escuchaba reírse.
Subimos a mi departamento y nos recostamos en el sillón, nos quedamos abrazados, yo mimándola, ahora sí llenándole toda la cara de besos.
-Lali...-hice una pausa, ella se quedó mirándome expectante a lo que le iba a decir, en todo este tiempo no pude dejar de pensar en ella, pensé millones de cosas, me auto hice una especie de promesa, iba a dar otro paso muy importante cuando ella sea libre- sé que por tu cabeza deben estar pasando muchas cosas, yo me sentí desesperado mi amor.. Muy desesperado, todo eso me hizo pensar mucho, reflexionar y... Quiero que seas mi mujer
Ella se me quedó mirándome sin entender bien lo que le había dicho.
-Pero ya soy tu mujer bobo-me sonrió- fui tu primera mujer hace años atrás, ahora volví a serlo..-me abrazó por el cuello con sus brazos.
Esbocé una pequeña sonrisa y elevé mis cejas.
-Eso lo sé, pero no me refería a eso-rocé mi nariz con la suya de manera cariñosa, corrí el pelo que le tapaba los ojos- quiero.. ¿Te casarías conmigo?
Ella se quedó estática, tenía pánico a su respuesta, pasaron unos minutos y no daba más, estaba por ponerme a llorar del miedo cuando ella asintió con la cabeza, acto seguido me sonrió, sus ojos se achinaron, se emocionó, la abracé fuertemente, me sentí muy feliz.
-Te amo Pit.. Gracias por haber creído en mi, por no
haber perdido la fe.. Por haber hecho todo lo que hiciste.. Yo.. Estando ahí también me di cuenta de muchas cosas, fui tonta en el pasado al dejarte ir.. Fui muy estúpida, te lastimé, después nos lastimamos mutuamente.. Cuando nos volvimos a ver te subestimé, mi propio plan se arruinó porque.. Nunca dejé de quererte..-hizo una caricia en mi cara, esta vez ella me tomó por la barbilla para terminar besándome, rozar mis labios con los suyos, eso hizo que empezara a sentir calor- creo que estoy lista.. Para empezar a construir lo que soñamos cuando éramos más chicos-sonrió otra vez.
Su sonrisa siempre me pareció adorable, le sonreí sobre su boca y se la besé.
-Entonces, ¿te casas conmigo?-no dejé de mirarla a los ojos, ella volvió a asentir.
-Sí Pit.. Quiero seguir siendo tu mujer, ser tu esposa..-elevó sus cejas coqueta- la vida es hoy, ¿no?
Le sonreí y la abracé fuertemente, no pensaba dejar que le pase nada más.
-Sí... La vida es hoy-dejó un besito debajo de mi cuello.

LadronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora