Capítulo 2: El primer día

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—No me puedo creer que hayas hecho que una chica del equipo de voleibol se lesione —me regaña Finn mientras elijo la ropa que voy a llevar para la fiesta.

—¡No ha sido mi culpa! —le repito por cuarta vez—. Y le he pagado la cena, creo que he cumplido.

Mi amigo rueda los ojos y yo lo miro, divertido.

—¿Has podido hablar con Erin? —le cambio de tema.

Su expresión deja de ser de molestia para esbozar una sonrisa. Es la magia de hablar de Erin, mi amigo pone cara de tonto.

—Sí, hicimos videollamada y le enseñé un poco la residencia.

—Podrías enseñarle otras cosas —me burlo y me pega en el hombro—. ¿Qué? Ahora que no os vais a ver tanto tendréis que recurrir a ese tipo de cosas, solo espero que te asegures de que no estoy cerca, no quiero encontrarme con nada desagradable.

—Idiota —me contesta intentando parecer molesto, pero lo conozco demasiado bien y sé que se le está intentando escapar una sonrisilla.

Sé que Finn no tiene nada de ganas de ir a esta fiesta, probablemente sí que las tendría si estuvieran todos los chicos aquí, y Erin, por supuesto, pero tengo que ayudarlo a que disfrute de esta experiencia también. Su chica estará aquí en apenas un año, y esta es oficialmente nuestra primera fiesta universitaria.

Sonrío al ver cómo, nada más poner un pie dentro de la casa donde es la fiesta, todo el equipo de baloncesto empieza a corear mi nombre.

—¡Si acaba de llegar el mejor novato! —dice Henry, y por un momento me siento mal por John y Pierre, pero veo que ellos también ríen, divertidos.

—¿Te ha sido muy complicado conseguir el pabellón? —me pregunta Greg, el capitán.

—No, no, bueno... —me rasco la cabeza y Finn rueda los ojos.

—Ha lesionado a la chica que habían enviado del equipo de voleibol —responde mi amigo, o más bien, el traidor número 1.

Algunos se ríen y otros se llevan las manos a la cabeza.

—No me jodas, Miller —dice Ethan.

—No ha sido así, joder, los dos empezamos a correr hacia el conserje y ella se cayó, yo no hice nada. La llevé a la enfermería y todo está bien.

—Así me gusta, buen compañerismo —me felicita Greg—. ¿Cómo te llamas? —pregunta mirando a mi amigo.

—Finn, soy el compañero de cuarto de Miller, pero somos amigos desde pequeños.

—Guay, encantado, tío.

Y así es como Finn se ha integrado con el equipo como si fuera uno más, lo cual me hace feliz porque veo que se lo está pasando bien.

Veo que una chica de pelo rojo abraza al capitán por la espalda y, este, cuando se da cuenta de quién es, le corresponde el abrazo y le da un beso en los labios.

—Novatos, esta es Lara, mi novia.

Le sonrío y la saludo. No sé por qué, pero al capitán le pegaba tener novia. Enseguida, Lara comienza a hablar con el resto del equipo, pero yo desconecto un poco de la conversación porque veo a dos chicas hacerme un análisis y les sonrío al darme cuenta. Greg empieza a reír.

—¿Qué pasa? —le pregunto dándole un sorbo a mi bebida.

—Nada, nada. Solo que se te nota que tenías ganas de empezar la universidad.

Eso me hace sonreír.

—Muchas.

—Supongo que por cómo miras a esas chicas, no tienes novia. Y espero que así sea, porque ningún miembro de este equipo va a ser un capullo infiel mientras yo sea el capitán. —Vale, da un poco de miedo, pero enseguida recupera su sonrisa después de decir esa frase.

MILLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora