Capitulo 12

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Minho se alistó para ir a la escuela como todos los días entre semana. Miro a Jisung que seguía durmiendo, mientras más semanas pasaban Jisung se veía más cansado, los bebes parecía que lo consumían, estaba más pálido, delgado de piernas y brazos, su pelo estaba cayendo cada vez más y él estaba demasiado asustado de que enfermara, de que hubieran complicaciones en su embarazo.

─Te amo.─ le dio un beso en la frente antes de salir de la habitación.

Sus días eran normales, iba a la escuela en las mañanas, trabajaba en las tardes y llegaba a dormir con Jisung por las noches.

No era aburrido, aunque vivía bajo presión la mayor parte del tiempo, aún se preguntaba como había acabado así.

El embarazo había sido un error, él no quería ser padre, ni antes, ni ahora, no se sentía preparado, tenía mucho miedo de cagarla con sus hijos.

Hijos, no uno sino dos, si que estaba jodido, apunto de hacerse en los pantalones, uno era un pequeño lío, dos era un desastre.

Más responsabilidades, más dinero que tenía que conseguir, más antojos de parte de Jisung, más de todo.

Ese día llegó a casa más tarde de lo normal y de nuevo Jisung estaba histérico, inventando historias de traición y engaño.

Entonces Minho tenía que abrazarlo, besarlo, darle una buena mamada y dejarlo dormir.

Ojalá Jisung fuera más comprensible.

Sus energías se estaban esfumando,
su cuerpo estaba cansado pero sabía que Jisung debía estar un poco más cansado, entonces no se sentía con él derecho de quejarse.

Dos días después estalló contra Jisung.

─¡Ya basta!─ le gritó. ─¡¿Crees que es fácil para mi!? paso todo el día trabajando para conseguir dinero, para poder pagar tus consultas, tus antojos, tu ropa, mis padres hacen suficiente pagando la escuela, ¡¿Qué están haciendo tus padres por nosotros?!, ¡NADA!, y todavía tienes el descaro de molestarte porque llegó tarde.

Pensó que Jisung le gritaría, que diría algo y eso era lo que esperaba y deseaba contrario a todo lo que creyó, Jisung sólo se quedó callado con los ojos bien abiertos y los labios apretados.

Después sólo se acostó en la cama y se envolvió en las cálidas cobijas.

Sino la cagaba no era Min Minho.








𝗘𝗹 𝗰𝗮𝘀𝗮𝗱𝗼 𝗰𝗮𝘀𝗮 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗲 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora