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Observé de lejos la última habitación, se encontraba al fondo del pasillo, por descarte supuse que era el estudio de Jimin, aunque debía admitir que me daba curiosidad entrar me detuve recordando las palabras de antes, "No me llames a no ser que sea necesario", parecía estar muy ocupado y yo no quería interferir en su trabajo.

Cada vez tenían más curiosidad de saber en lo que trabajaba este tipo, vivir aquí debía ser endemoniadamente caro, a juzgar por su localización, ¿quien podía permitirse un apartamento en el centro de Seúl? Y encima con esas vistas, pensé recordando lo que había visto en las ventanas del dormitorio.

Volví al salón y levanté todas las persianas, dejando que la luz del sol invadiera toda la sala. No mentía cuando dije que este sitio estaba bastante desordenado y sucio, esto ya era otro nivel.

Suspiré pesadamente y empecé a hacer un poco de limpieza en el lugar, no podía vivir en un sitio tan sucio. Llegué a la cocina.

—Joder. —murmuré asombrado al ver la nevera repleta de plásticos de comidas instantáneas o prefabricadas y latas de cervezas. Diablos, ¿de esto se a alimentaba ese tipo?, si era así, ¿cómo podia tener ese cuerpo?, no era lógico.

Tiré todos los envases caducados a la basura y fui a comprar con el dinero que me quedaba de mis padres, nunca quería aceptarlo porque eso significaba que dependía de ellos pero definitivamente no usaría el que obtenía de mi trabajo de medio tiempo, eso lo guardaba para otra cosa más importante...Miré las bolsas de comida satisfecho. Ya de vuelta me encontraba dentro del ascensor apunto de cerrarse las puertas cuando vi a la señora correr hacia aqui, inmediatamente les sujete la puerta para que entrasen.

—Muchas gracias.

—No hay de que. —sonreí amable.

El silencio se volvió a hacer presente, me removí en mi sitio un poco incómodo.

—¿Necesitas ayuda?, debe ser muy pesado, incluso para un alfa. —señaló preocupada las bolsas que cargaba.

—No se preocupe, mi apartamento está justo en esta planta—sonreí amable.

—¡Oh entonces somos vecinos! . Hija saluda, no seas maleducada.

—H-hola. —dijo mientras se escondía detrás de su madre. Yo la mire tierno, se parecía mucho a mi hermanita, seguro que se llevarían muy bien.

—Hola pequeña, ¿como te llamas? —pregunté dulce agachandome a su altura.

—¡Seulgi! —sonrió simpática saliendo de su escondite. —¿y tú?

—Jungkook. —sonreí amable.

—¡Jungkook! —exclamó divertida. —Y esta es mi mamá.

—Encantada, soy la señora Yun.—estrechamos manos. —Vivimos justo en frente del señor Park, ¿lo conoce? —preguntó amable.

—Ah si. —me rasque la cabeza. —vivo con él.

—Vaya, no sabia que vivía con alguien.

—Bueno... Me acabo de mudar hoy. —agradecí en mi interior el que no preguntara acerca de nuestra relación.

Me despedí de ambas y entré al apartamento, sonreí satisfecho al ver lo limpio que estaba. Me dirigí a la cocina, coloqué las cosas en la nevera. Terminé de hacer la cena y miré el reloj, las 21:30. ¿Debería llamarlo para cenar?, no me gustaba mucho la idea de comer solo, en casa siempre cenaba con Sunmi y en ocasiones con mis padres.

—¿Que haces precioso? —preguntó una voz justo detrás mía sobresaltandome.

—¡Joder, no aparezcas así de repente! —me toque el pecho, tratando de calmar mis latidos.—estoy haciendo curry.

Chocolate&VanillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora