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Jungkook se encontraba temblando en su sitio, luchando consigo mismo. Era más que obvio para Jimin que su voz le había afectado, después de todo él era un alfa mayor que él, y su pareja destinada aunque Jungkook no pareciera notarlo aún.

-Ahora mismo. -añadió Jimin y tan sólo eso bastó para que Jungkook bajará su cabeza en señal de sumisión.

Jimin sonreía satisfecho, viendo al menor tembloroso obecder a su voz, más aún cuando había bajado su cabeza, señal de sumisión completa a un alfa. Y sí, sabía que lo había jodido y bien, tenía por seguro que al día siguiente este lo odiaría por utilizar su voz con él, pero ese era un riesgo debía correr. No permitiría que su pareja durmiera en un sillón incómodo.

-S-sí.-susurró Jungkook.

-¿Si que?. -preguntó divertido Jimin mientras agarraba el mentón de Jungkook.

-Si a-Alfa. -dijo un Jungkook con ojos llorosos por la voz estremeciendose ante el tacto del mayor.

Jimin abrió sus ojos por unos instantes, conmocionado. Quería molestarle un poco más pero no sabía que escuchar eso de su boca sería tan endemoniadamente caliente.

-Buen chico. -dijo finalmente. Viendo desde lejos a Jungkook irse, mientras el tenía que arreglar un pequeño problemilla en sus pantalones, ¿como pudo un mocoso ponerlo duro?, a Jimin le gustaba bromear con el menor, ver como este se estremecía ante sus toques o se sobresaltaba ante sus palabras coquetas, simplemente le fascinaba. Nunca pensó que Jungkook fuese tan sexy.

Me encontraba tumbado en la cama, aún en shook por la voz de mando. Joder, ¿cómo se había atrevido a utilizarla conmigo?, definitivamente mañana se las pagaría.
Me acurruqué en un lado de la cama dispuesto a huir al sofá más tarde, sentía como si hubiera perdido contra aquel idiota, y para Jeon Jungkook, quien tenía el orgullo herido por lo que había pasado minutos atrás, era una derrota humillante.

Lamentablemente, Jungkook no esperaba que la cama estuviera tan suave, ni que las almohadas fueran tan blandas, y mucho menos que aquel olor a chocolate impregnado en las sábanas lo relajasen como nada ni nadie lo había hecho nunca.

Me levanté a la mañana siguiente con una sensación extraña de paz y calma, sabía perfectamente que no se debía ni al colchón, ni a las sábanas y lo odiaba.
Mire hacia la cama exaltado, buscando algún rastro de Jimin, suspiré aliviado al comprobar que no había dormido allí. Pero si no había dormido aqui, ¿entonces donde?

Fui al baño y me cambié de ropa, colocándome unos pantalones anchos de color negro y una camiseta beige. Peiné mi pelo hacia atrás, dejando a la vista mis perforaciones, a estas alturas ya me daba igual que mis padres las vieran, me había cansado de ser el Jungkook perfecto, de ahora en adelante no trataría de cumplir con sus espectativas. Era absurdo.

-Buenos días precioso. -dijo Jimin desde la cocina. Lo miré con odio, recordando lo sé ayer.

-Buenos días. -dije entre dientes.

-He preparado chocolate, ¿quieres un poco?
-comentó como si nada. Mierda, ¿como podía estar tan tranquilo?

-Odio el chocolate. -lo mire furioso.

-Parece que alguien sigue con el orgullo herido.

Con tan sólo ese comentario Jungkook ya se encontraba frente a Jimin, reteniendolo contra la encimera de la cocina. La diferencia de sus alturas era notoria pero poco le importaba al menor, que miraba furioso a su mayor. Este último trataba de no reírse.

-No vuelvas a hacer eso otra vez. ¿Has entendido?. -miro amenazante el pelo negro. Esa mirada podía poner los pelos de punta a cualquiera pero no era así con Park Jimin, él no parecía verse para nada intimidado, es más, juraba que le hacía gracia la situación.

-Esta bien, lo entiendo. No hace falta que muerdas. -le revolvió el pelo a su menor. Sonrió al ver como este se sobresaltada ante su acto.

-Tienes ojeras. -comentó Jungkook mirándolo fijamente. Esta vez fue Jimin el sorprendido.

-No he dormido mucho, he estado trabajando. -comentó mientras observaba al pelinegro agarrar una manzana y sentarse en una de las sillas, junto a la barra de la cocina.

-¿Dónde has dormido?

-¿Te preocupa que haya dormido contigo? -alzó una ceja divertido. Lo miré con fastidio. -Si eso te tranquiliza dormí en el sofá.

Una ola de culpa atravesó todo mi cuerpo, ¿había dormido en el sofá por mi?

-No sabía que la vida de un escritor fuera tan dura. -comenté finalmente.

-Bueno... no me puedo quejar, pero las cosas empeoran cuando se acerca una fecha de entrega. -dijo estirando su espalda. Me removí en mi sito inquieto viendo como se iba de vuelta a su estudio.

El sonido de mi movil me devolvio a la realidad, era un mensaje de Tae, alce las cejas incrédulo: -¡Estoy enamorado! , rode los ojos al ver que se trataba de otro estupido enamoramiento suyo, el mes pasado tambien me dijo lo mismo del joven beta que trabajaba de camarero en el café que frecuentábamos.

Recordé la verguenza que pasé antes por su culpa, una sonrisa maliciosa se paso por mi boca mientras le contestaba:-No leas tanto porno.

Dejé el movil sobre la mesa y pase las siguientes horas terminando un proyecto del instituto, después al terminar miré el reloj, las 14:00, empecé a preparar la comida. Me negaba a comer comida prefabricada. Porque si no lo hacia yo ese estupido no lo haria, y por mucho que odiase a este tipo no dejaria que se comiera esa mierda si yo podía evitarlo.

Terminé de hacer el ramén y fui a avisar a Jimin a su estudio. Toqué dos veces la puerta, recibiendo un "Pasa"

-¿Vas a comer?-arrugué la nariz al ver el desorden de su despacho, o por lo menos lo que quedaba de él. Toda la mesa repleta de papeles dispersos por todos lados, estanterías llenas de libros,... Y, en un lado localicé a Jimin sentado en una silla al fondo.

-Ahora voy. -dijo concentrado en su ordenador sin mirarme. Suspiré mientras me acercaba a una de las estanterías repletas de libros, en su mayoría novelas eróticas, supuse que todas obras suyas. Uno de ellos le llamó la atención y comencé a ojearlo, en realidad siempre había tenido cierto recelo a leer este tipo de cosas. Provenía de una familia demasiado conservadora, incluso en estos temas, lo poco que sabía de educación sexual era de lo que había aprendido en la escuela, y no es que pudiera buscar mucho acerca de estos temas teniendo una hermana pequeña que siempre se la pasaba viendo Pepa Pig en mi móvil. No quería traumarla.

-¿Qué haces? -preguntó Jimin curioso, demasiado cerca de mi.
-Nada. -dije guardando rápidamente el libro en el estante. Jimin pareció notar al instante mi nerviosismo y frunció una sonrisa burlona.

-¿Conque leyendo porno, eh? -su sonrisa se amplió aún más al ver mi sonrojo.

-¿Conque escribiendo porno, eh? -comenté en mi defensa. -Jimin rió leve. -Ven a comer si no quieres que se enfríe la comida. -dije para salir rápidamente.

Me encontraba viendo un programa de baile. Era sábado por la tarde y no tenía nada mejor que hacer, ya había terminado toda mi tarea y había estudiado para los exámenes de la semana. Al mommeto sentí a Jimin sentarse en el otro extremo del sofá, su aroma a chocolate me volvía loco y sabía perfectamente por qué, pero también sabía que en el momento que lo admitiera en zoz alta no habría marcha atrás y eso me asustaba. No quería admitir mi destino, ¿por no una omega linda en vez de un alfa?, la luna a veces se me antojaba muy impredecible.

-Parece que te gusta. -comentó de repente, sorprendiéndome.

-Es entretenido. -dije inexpresivo, en realidad era mi programa favorito.

-Por cierto... Mi madre me acaba de llamar... Me ha dicho que tu madre y la mía vendrán a comer.

-Si eso parece. -dijo despreocupado.

-¿Lo sabías? -lo miré indigando. -¿Cuando pensabas decírmelo?-voltee a mirarlo cabreado.

-De eso quería hablarte, ¿Qué planeas hacer?

Chocolate&VanillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora