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Jeon Jungkook corría apresurado hacia su casa. Hacía media hora que el timbre que indicaba el final de las clases habia sonado, sino fuera por aquel maldito profesor que le había ordenado ir a la sala de profesores podría haber llegado a tiempo.

Ahora llevaba media hora de retraso. Sus padres le habían dicho expresamente que tenía que estar allí para la hora de comer, muy extraño por su parte, pues nunca comían juntos como una familia. El trabajo era más importante para ellos.

Justo en ese instante recibió una llamada de su padre. Suspiro pesadamente antes de contestar.

-¿¡Donde demonios estas Jungkook?! -gritó aquel hombre bastante enojado.

-Perdona papa, he tenido un percance, estaré allí dentro de cinco minutos. -contesto lo más sereno que pudo.

-Será mejor que estés aquí para entonces jovencito -colgó.

Jungkook suspiro frustrado, ¿que podía hacer?, sabía que su padre no era un hombre que se andara con rodeos, pero algunas veces podía ser un poco más amable con su hijo. Rendido, apresuró su paso lo máximo que sus piernas le permitieron.

-Estoy en casa -anuncié para después recibir un cálido abrazo de Sunmi, mi hermanita de cinco años.

Sunmi es una niña muy linda y extrovertida, siempre recogía su cabello castaño con dos moños, dándole el aspecto de un pequeño osito de peluche. Le fascinaba el rosa, las princesas y los unicornios. Mis padres estaban seguros que sería una gran alfa. Todos los de la familia éramos alfas despues de todo.

-Hasta que llegas jovencito. -soltó mi madre muy cabreada, podía sentir sus feromonas de molestia por toda la casa. Si, definitivamente estaba muerto.

-Mamá, estaba ayudando a -me interrumpió.

-No quiero escuchar tus escusas, ve a tu habitación y arreglate.

Fruncí el ceño confundido, ¿íbamos a salir?. Me ahorré las preguntas sabiendo que no recibiría ninguna explicación por parte de mis padres, así es como ellos eran. Fui hacia el baño, con la intencion de darme una ducha rápida.

Al salir, abrí mi armario y tras unos segundos debatiendo lo que me pondría me decanté por unos pantalones negros lisos, una camiseta de cuello alto blanco, un abrigo beige y unos zapatos de cuero negro.

Miré mis ojos color marrón oscuro a través del espejo. Suspiré al ver mi pelo negro alborotado, lo mojé haciendo el intento de peinarlo en vano, "demasiado rebelde" pensé al ver cómo varios mechones ondulados caían sobre mi frente.

Al ser alfa, mi altura estaba por encima del promedio, con 1'78 era de constitución esbelta pero atlética, tenía abdominales un poco marcados, lo suficiente como para que se notasen. Me eché el pelo hacia atrás unos instantes, viendo las perforaciones en mis orejas, eran varias, las suficientes para que mis padres no se dieran cuenta. No tenía ganas de que armasen un escándalo por algo tan pequeño.

Bajé rapidamente las escaleras para encontrarme a mis dos padres enojados esperandome frente a la puerta, mi madre llevaba un vestido negro con unos tacones rojos, a juego con su pintalabios y mi padre un impecable traje, seguramente de una marca cara. Agradecí por haber optado por algo arreglado.

-¿Nos vamos ya o piensas quedarte aquí todo el día? -pregunto mi madre. Si las miradas matasen...Busqué por todos lados a mi hermana pequeña, no la veía por ningún lado.

-¿Y Sunmi?

-Con la señora Lee, no viene con nosotros. -contestó seco mi padre para después de salir por la puerta. Rodé los ojos, no sabía a qué venía tanta prisa.

Chocolate&VanillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora