—Y dime Tae, ¿cómo es Jungkook en el instituto?, ¿alguna novia o novio?
Me atraganté con la comida y miré ferozmente al contrario, quien me dedicaba una sonrisa maliciosa.
—Jajajaja bueno... Ahora que lo dices últimamente se anda durmiendo en clases. —comentó despreocupado mientras devoraba lo que quedaba del estofado.
Jimin solo me dedicó una mirada burlona. Lo miré furioso. El que no durmiera bien por las noches era todo por su culpa. No se muy bien como explicarlo, pero el aroma a chocolate de este tipo me tranquilizaba y no poder olerlo en la habitación me angustiaba.
—Y bueno, lo del novio... —le tapé la boca a Tae antes de que dijera más de la cuenta. No sabía por qué aquel idiota quería saber de eso. Supongo que tan sólo quería molestarme.
—Qué aburrido. —dijo Jimin rodando los ojos. Y esa fue la gota que colmó el vaso.
—Hay alguien que me gusta, pero eso no es de tu interés—corregí. Y casi juré ver el semblante descolocado de Jimin por una milésima de segundo, si no hubiera sido por el grito escandaloso de mi mejor amigo.
—¡¿Por qué no me habías dicho nada?!
—Porque eres un bocazas —el solo me miró indignado y yo solo sonreí.
Y era verdad, aunque Taehyung no lo admitiera, era pésimo para guardar secretos. De lo despistado que es, dudo que incluso pueda guardar los suyos propios.
—¡No olvides lo de mañana! —pronunció el peliazul antes de atravesar la puerta junto a su ejemplar firmado expresamente por su tan queridisimo autor de novelas porno.
Aterricé exhausto en el sofá. El terremoto andante se había ido dejándome paz y tranquilidad para descansar. O eso pensaba.
—Te ves lindo en uniforme. —comentó de repente Jimin, desde el sillón de la sala, a unos pocos metros de mi. Tenía su ordenador, por lo que deduje que estaba trabajando de nuevo en aquel nuevo proyecto que tanto habían mencionado en la comida.
Yo tan solo lo mire incrédulo, a sabiendas de que podía verme. El tan solo rió sonoramente ganándose un corte de mangas por mi parte.
Nunca antes ningún chico me había dicho lindo y si alguien me lo hubiera dicho antes le habría atinado un buen puñetazo para ponerlo en su lugar. Pero ¿Jimin? Bueno, digamos que el era un caso aparte. Siempre sonreía por lo que me era imposible descifrar cuando hablaba en serio o bromeaba. A simple vista, podría resultar fácil para cualquiera saber lo que pensaba, sin embargo, conforme lo iba conociendo se me antojaba cada vez más intrigante.
Me acomodé mejor en el sofá mientras encencia la televisión con la intención de ver mi programa de baile favorito.
Permití a mis fosas nasales degustar el olor a vainilla que se desprendía por toda la sala. Sin embargo nunca admitiría que el olor de aquel dichoso alfa mezclada con mi olor a vainilla resultaba una combinación endemoniadamente exquisita.
Me alejé un poco del contrario, por inercia. Y mi lobo interior recriminó mi acto. Yo solo lo ignoré.
—Por cierto. —pronuncié tratando de llamar su atención, y sus ojos color avellana se clavaron en mi.
—¿Sí?
Tragué grueso pensando muy bien en lo que iba a decir. Regañandome a mi mísmo por ponerme tan nervioso. Joder, tan solo le iba a pedir un favor.
—Mañana van a venir unos chicos de mi clase a hacer un trabajo. ¿Podrías no comentar nada de lo del matrimonio?, o mejor dicho, no salir de tu cueva hasta que se vayan.
—No entiendo por qué debería hacerlo. —sonrió ladino.
—¿Por favor? —pronuncié con dificultad.
—¿Qué me das a cambio?
Lo evalúe seriamente. ¿Acaso era un favor tan grande que le debía algo a cambio? Joder, este tipo sabia perfectamente como ponerme de mal humor.
Ante mi silencio continuó hablando:
—¿Cómo prefieres que te llame, bebé, nene, cariño o..—¡Vale vale!, lo entiendo... Te debo un favor.
El contrario sonrió victorioso.
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Chocolate&Vanilla
FanfictieJeon Jungkook, un alfa de 18 años ha vivido toda su vida tratando de cumplir las expectativas de sus padres. Sin duda, nunca pensó que ello le llevaría a un matrimonio arreglado con un alfa mayor que él.