Intermedio III

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AU Moderno.

Estaba perdido.

Y sí había algo peor que estar perdido en el supermercado era estar perdido en el supermercado y que una chica bonita se burlará de él.

Frunció en el entrecejo y con la dignidad que le quedaba tomó algo que estaba en la estantería de enfrente y fingió leerlo.

Maldijo en su interior haber aceptado ir con su madre de compras y quedar en una posición muy vergonzosa ¡Tenía 19 años y aún se perdía buscando las verduras!

Levantó la vista con molestia para ver sí la chica, que seguramente es empleada por el uniforme que lleva, aún seguía riéndose. Grande fue su sorpresa de no verla ahí.

Y mayor cuando la escuchó a su espalda. Y como buen hombre, disimuló no haber gritado como niña. La chica detrás suyo de cabello rosado volvió a reír.

—¡No hay nada gracioso para que te burles de mí! —Se giró para encararla con enojó.

—Yo creo que sí —siguió riendo ella— Estás perdido.

—¡No lo estoy! —refutó con molestia—  ¿Que te hace pensar en eso?

—Te he estado mirando desde hace rato. Ya cruzaste este mismo pasillo y dos más como tres veces —dijo y luego señaló lo que sostenía en las manos— Además, estás sosteniendo un paquete de toallas femeninas al revés.

La miró con estupor y luego al paquete. Se sonrojó hasta las orejas y con demasiada vergüenza lo volvió a dejar dónde estaba.

Perfecto, pensó, La empleada bonita de cabello rosa sí tenía razones para burlarse.

—¿Quieres ayuda? —preguntó la chica presionando una de sus mejias rojas.

Se apartó sin cuidado a causa del asombro y pena. Debido a eso casi bota uno de los estantes que exhiben, para colmo, más toallas femeninas.

La chica lo agarró a tiempo antes de que ocasionará un desastre.

—¡Ten más cuidado, ¿Acaso quieres que trabajemos más?! —Gritó ella y el asintió rápido en negación.

—Lo siento —Se disculpó apenado— ¿Pero no deberías estar trabajando?

—Mi turno terminó hace diez minutos.

—¿Y porque no te has ido?

—Me divertía con tu horrible sentido de orientación.

Rodó los ojos con ironía y la chica volvió a reír. Luego ella lo tomó de la mano y empezó a jalar lo.

—¿A dónde me llevas? —Cuestionó confundido.

—¿Que buscas?

—Verduras —respondió avergonzado.

—Pues ahí es a dónde vamos.

Caminaron por algunos pasillos más a la izquierda y cuando se dió cuenta, ya estaba a dónde debió haber llegado desde el principio.

Antes de que pudiera agradecer, la chica apuntó un número de teléfono en su mano derecha.

—Mi nombre es Sakura, por sí no te diste cuenta —Señaló su gafete— Eres bastante divertido y me gustaría mantenme en contacto contigo ¿Te molesta?

—¡No! —respondió demasiado fuerte y el rubor regresó a sus mejias por su respuesta precipitada. Se aclaró la garganta y volvió a contestar —No, claro que no.

—¡Genial! ¿Me das tu número?

Asintió y tomó el lapicero de tinta negra y escribió su número en la mano izquierda de Sakura.

—Soy Naruto.

Y se volvieron a sonreír con más amistad.





¡Se vino nueva portada!

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