🍘ི෭་༚ capítulo O8

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El silencio y la soledad podían llegar a ser los peores enemigos de cualquiera, incluso más letales que las mentiras.

MinKi tenía una perspectiva diferente, el silencio era tranquilidad y la soledad era paz después de un largo día. Usualmente, cuando Jungkook estaba en casa todo era perdición, intentaban equilibrarse, pero por alguna razón un lobo y un gato siempre tendrían sus desacuerdos.

Ese día por ejemplo, Jungkook estaba en cama y MinKi no podía dejar de verlo desde la puerta, el aroma del Alfa era tan fuerte e insoportable que al pequeño animal le costaba andar por la casa.

— Meow — Se quejó y recibió un murmullo de parte de su amo.

— Vamos, hoy no es un buen día — El Alfa lo miro mal y se rascó la entre ceja.

Había sido mala idea aceptarlo, aunque tampoco le quedaba de otra. Su mamá era muy fanática de los felinos y se lo había regalado en su cumpleaños, no podía decirle que no a su madre. Cargó al animal hasta la casa como si el pelaje de tal le quemara los dedos y no pudo conciliar el sueño hasta 3 días después, pues el gato se metía a la cama en busca de calor haciendo que su Alfa se pusiera agresivo.

Volvió a recibir un "Meow" de MinKi obligándolo a levantarse de la cama.

Anoche había sido la peor noche de su vida, se había puesto a platicar con algunos empresarios y doctores, con su padre y con Kim, habían bebido como si el mundo se les fuera a terminar en un abrir y cerrar de ojos.

Y lo peor de las borracheras - aparte de la cantidad de alcohol que introducías al cuerpo - eran las consecuencias con la que despertabas al día siguiente.

Supo que Taehyung había estado en el departamento cuando salió de la habitación, los olores lo tomaron de golpe haciendo que se mareara un poco más, siguiendo sus pasos MinKi le acarició el pie con su esponjosa cola marcando lo como suyo, Jungkook lo empujó despacio con el pie y lo mantuvo a una distancia prudente.

No recordaba lo que había pasado y necesitaba saber qué estupidez había cometido.

🍘ི෭་༚

Jimin apareció frente a su puerta con las mejillas sonrojadas y la nariz como un pequeño tomate.

Lo observo ahí durante segundos con las emociones a flote, no tenía palabras para describir el coraje que comenzaba a crecer en su pecho.

¿Recién se dignaba a venir?

— Hola TaeTae — Le sonrió, mantenía su mochila entre sus manos.

Afuera el aire estaba frío, era una mañana nublada y como la mayoría de los días, su amigo pasaba a almorzar antes de irse a la escuela.

— Hola Mochi — Cerró la puerta una vez que lo dejó pasar.

Nana estaba en la cocina preparando unas galletas que Taehyung le había pedido y el aroma se colaba haciendo que la casa tuviera un olor a chocolate y vainilla.

— ¿Qué tal te va? — El castaño alzó las cejas y lo miro de mala gana. Se cruzó de brazos y se recargó en un sillón.

Jimin mordió su labio inferior y bajo la vista, percatándose de que el castaño no tenía uniforme, quiso preguntar, pero la mirada y olor de Taehyung, le decía que no estaba dispuesto a contestar nada.

— ¿Taehyung? — Nana habló desde la cocina tirando el incómodo escenario que se había montado — Ya están las galletas, corazón.

El Omega corrió emocionado y Jimin lo siguió. Nana lo saludo con entusiasmo y los acompaño en la mesa. Comenzaron a almorzar en silencio, Nana miraba a ambos Omegas y negaba frustrada, tan inmaduros para reparar los errores.

ᗪOᑕTOᖇ ᒍEOᑎ  ˡ ≠ ˡ  KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora