12. Las caricias

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Cuando llego y entro a mi casa, veo a mi madre cenando en el salón y me acerco.

-Hola, ¿día duro?-pregunta cuando me ve.

-Hola, ha sido un día muy duro.-respondo sentándome en el sofá.

-Y eso?-dice

-Pues verás resulta que Verónica está embarazada.-empiezo a contar.

Estuvimos hablando hasta las 2:30 y cuando subí a mi cuarto me encontré una sorpresa.

-¿Qué haces aquí, cómo has entrado?-pregunto.

-Por la ventana, estaba abierta.-responde.

-Vale, no lo vuelvas a hacer y vete.-le ordenó.

-Vamos bateadora quiero mimos.-me pide Oliver con cara de perrito abandonado.

-Ven a la cama ladrón.-acedo por su carita.

-Shiiii.-dice como un niño pequeño.

Estuve un rato dándole mimos, tocándole el pelo, hasta que me dio un beso en el cuello y me encendí. Siguió dándome besos en el cuello y yo ya notaba mis bragas mojadas.

-Para.-le digo casi en un gemido.

-No, yo quiero otro tipo de mimos.-dice.

-Pero esta mi madre en casa.-susurro.

-No hagas ruido.-dice mientras se quita la camiseta.

Cuando iba a quitarse el pantalón, lo paró porque quería quitarle la ropa. Después de quitarle los calzoncillos noto algo diferente en la punta de su pene brilla algo. Tiene un piercing, en la punta del pene. Parece que se da cuenta de que me he quedado mirando.

-Es un piercing.-dice en un susurro.

-Lo sé, porque?-le pregunto.

-Me apetecía.-responde con una sonrisa picante.

Oliver me quita el pantalón y la camiseta, decido hacer algo que nunca he hecho. Voy bajando hasta llegar a su pene, lo cojo con la mano y voy subiendo y bajando. Luego lo meto en mi boca, pero como no me entra todo sigo también con la mano.

Oliver me agarra el pelo y me hace una coleta, me tira de ella para acelerar el ritmo, parece que le gusta porque tiene los ojos cerrados, y no para de gemir y gruñir.

-Addi, me voy a correr.-dice en un gruñido.

-Hazlo en mi boca.-susurro.

Sigo un poco más, cuando noto algo caliente en mi boca y me lo trago. Me levanto y Oliver me quita la ropa interior, baja a mi intimidad y con su lengua da caricias en mi clítoris. De un momento a otro Oliver mete la lengua dentro y con el dedo toca mi clítoris. Después de correrme, Oliver se pone encima mía y mete su pene de golpe muy fuerte.

-No voy a ser delicado.-dice con la voz ronca.

-No lo seas.-respondo.

Empieza a embestirme muy fuerte, noto como llega a mi punto G y es realmente placentero, no podemos parar, no queremos parar.

Estábamos gimiendo y gruñendo, yo clavo mis uñas en su espalda, hasta que nos corrimos.

-Ponte en cuatro.-me ordena.

-Me va a doler?-pregunta nerviosa.

-Si, pero lo haré con cuidado.-responde.

Entra poco a poco en mi culo, noto la punta, todavía queda mucho y me duele. Mis ojos están llorosos, aprieto las sábanas muy fuerte y cuando ya está totalmente dentro se queda quieto, para que me acostumbre al tamaño. Cuando ya no duele tanto, me muevo para que él también se mueva, al principio gimo de placer y dolor, pero con el tiempo se convierte solo en placer. Mientras Oliver tiene su pene en mi culo, con su mano acaricia mi clítoris y en pocos minutos, Oliver se corre en mi culo.

-Será mejor que terminemos ya, mañana tengo entrenamiento y tengo que enseñarle al nuevo.-comenta Oliver con la respiración agitada.

-Vale, buenas noches.-digo

Nada más desearle buenas noches, ambos nos quedamos dormidos abrazados.

Un verano con elDonde viven las historias. Descúbrelo ahora