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Jeon Jungkook era de los hombres más cotizados de la élite, no importaba por donde pasara, la edad, género u orientación sexual, siempre volteaban a verlo.

Y como no hacerlo cuando era alto, atlético, guapo y si eras de su universidad o del mundo de los negocios sabias que por lo demás el chico era inteligente.





Pese a ello, tenía otra reputación.

En su facultad corrían los rumores que había estado con media universidad, hasta con algunos profesores que le hacían favores como dejarlo salir entre exámenes y luego revisar la "situación personal" del estudiante.

Pero no podían estar más errados.

Jungkook se había acostado solo una vez con una persona hace 5 años, y de ahí solo había conseguido dos cosas.

Aunque suene paradójico encontró tanto la enfermedad como la cura.





Jimin... ¿Cómo explicarlo?

Park Jimin era un caso perdido, un tiro al aire, y como bien dirían, la oveja negra de su familia.

Como último intento de recuperar a su hijo, los Park decidieron volver a Corea.

Por sus negocios habían viajado por varios países junto sus hijos, el mayor se había adelantado y volvió a Corea hace 3 años, mientras que ellos terminaban unos negocios en Japón y volvían con su hijo menor.






— ¡No puedes hacerme esto! – el grito de Jimin resonó en la sala de la mansión Park.

Cualquiera se preguntaría ¿que habrá pasado? Cual es el motivo por el cual el menor de la familia estalla en gritos de histeria frente a sus padres.

Pero la respuesta es simple.

Solo habían pasado 3 días desde que arribaron a Corea, tan solo 3 días y Jimin ya tuvo que ser retirado de la estación de policía.

— Me dejaron una noche en esa celda fría, ¿Qué clase de padres son? – La indignación en cada una de sus palabras fue lo que rebalsó el vaso, o mejor dicho terminó de rebalsarlo.

— ¿No has pensado en qué clase de hijo eres? – cuestiona el Sr. Park a su hijo.

La furia brotaba de cada poro de ambos y en sus gestos tercos sabían que ninguno cedería en la lucha

—¡¡Pues solo obtienen lo que cosechan!! – gritó enfadado.

Los padres de Jimin no podían creer lo que escuchaban, lo habían llevado por todo el mundo para que nunca le faltara amor y atención de sus padres, para no abandonarlo jamás, nunca pasaban más de 3 días fuera de casa de la vez.

Pero siempre que regresaban algo les era notificado que Jimin había hecho algo en su corta ausencia.

— Es suficiente – en un tono tan frío y calmo que logró asustar a Jimin, su padre siguió hablando.– somos tan malos padres que haremos lo que debimos de hacer hace tiempo.

— Pa... solo estaba un poquito enojado, no es para que te exaltes ¿si? Yo no quise decir lo que dije, tú... Tú sabes que cuando uno dice estupideces enojado.– Repone rápidamente el rubio al ver la furia en los ojos de su padre, mientras usaba como siempre su voz que conseguía que le dejaran seguir haciendo lo que él quería.

— Oh.. pues yo te diré algo mientras estoy enojado. Desde hoy pierdes todo sustento económico de nuestra parte.

— No juegues.– Interrumpe con miedo latente, por primera vez sentía que la había cagado.

— Te seguiré pagando la universidad solo porque es mi responsabilidad como tu padre, pero te irás de esta casa – continuo sin dejar hablar a su hijo


En ese minuto Jimin sentía que su mundo se desvanecía, apenas podía seguir escuchando la voz de su padre muy a lo lejos.

— Te doy una semana para mudarte, pagaré el alquiler el primer mes, y la mitad los siguientes 3 meses, y eso es todo lo que recibirás de mí, tus tarjetas serán canceladas, pero no te preocupes. Cuando obtengas tu propio dinero podrás abrir las propias.

Sin decir nada más se retiraron dejando a un impactado y aún drogado Jimin.

De verdad él esperaba que su madre dijera algo, que lo defendiera, pero no había nada que decir. Ella tuvo la idea que ayudarlo con el alquiler los 4 primeros meses y ser co-deudores inicialmente, todo había sido hablado en familia, toda decisión ya había sido conversada por los 3 mayores, la actitud de Jimin solo hizo que confirmaran lo que tanto les había costado decidir.

Era lo único que podían hacer para que su amado hijo y hermano cambiará su actitud y con ello su destino

Y quizás no estaban tan equivocados

Pero evidentemente Jimin aún no pensaba eso.

Niñero de tus sueños- En Edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora