Volkacio - 🌸 Febrero 🌸

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Armó las maletas, llenandolas de su ropa preferida, algún pequeño libro y cosas extras.

Al fin, tuvo dos maletas llenas y listas. Tomó su móvil mirando con ternura la foto que llevaba en el fondo de pantalla, pensar en que iba a volver a verle luego de tantos meses le generaba una presión en el pecho, una llena de cariño y emoción de solo pensar en los ojos azules que le esperarían.

Se recostó en el sofá, con el móvil aún en su mano, abrazando aquél abrigo negro que él solía usar. Olfateando su dulce aroma una última vez, antes de caer dormido en un profundo sueño.

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Despertó aturdido con el fuerte sonido de la alarma que había colocado la noche anterior, se sentó dejando caer el abrigo al suelo y buscó con la mirada la fuente de sonido.

No tuvo más remedio que levantarse, estirando sus brazos y piernas. Se arrodilló frente al sofá y apoyó su mejilla contra el suelo, mirando debajo de éste, estiró su mano agarrando el móvil, que no paraba de sonar, apagando la ruidosa alarma.

Levantándose del suelo reviso la hora que tenía para llegar a la estación.

Arrastrando los pies hasta la cocina, abrió las alacenas en busca de algo rápido para desayunar, su estómago dolía a causa de los nervios, habían pasado seis meses, en su mente imaginaba cuánto habría cambiado, si aún lo quería como él, entre otras miles de dudas.

Desayunó en silencio, perdido en sus pensamientos, concentrado en los latidos de su corazón y los pequeños retorcijones que le daba su estómago.

Lavó las cosas usadas, acomodandolas con cuidado, y salió a su habitación, dándole una rápida mirada a la ropa que yacía doblada en su cama, sonrió y se desvistió dejando todo en el suelo.

Dando pequeños saltos entró al baño para darse una cálida ducha, cantando bajo la lluvia y bailando con cuidado de no caer.

El vapor salía aún del cuarto de baño mientras se vestía sentado en su cama, con la ropa que había dejado doblada. Colocó sus botas y se acercó al espejo peinando su cabello con delicadeza, sacando la punta de su lengua, concentrado en que todo esté perfecto.

Volvió a la sala, colocándose el abrigo de su amado, aspirando el aroma que desprendía, sintiéndose más cerca suyo.

Levantó su móvil mirando la hora, treinta minutos, lo guardó en au bolsillo y colocó su mochila en su espalda para luego sujetar las maletas una en cada mano, arrastrandolas con las pequeñas ruedas.

Abrió la puerta, dando un vistazo a su departamento antes de apagar la luz y cerrar la puerta con llave. Soltando un suspiro, volvió a sujetar las maletas y volteó comenzando a caminar a la salida del edificio.

Paró un taxi e indicó el lugar donde debía ir, los nervios iban en aumento y las miles de otras emociones que sentía comenzaban a darle ansiedad.

El recorrido no era muy largo, pero las señales de 'Pare' y el semáforo que los retenía un poco, le estresaban.

Bajó del auto, no sin antes pagarle al chofer, y entró a la terminal mirando la gente pasar, apretando su agarre en las maletas y el boleto que llevaba en su mano derecha.

Salió al andén, viendo las pequeñas flores comenzando a crecer, el suave viento golpear los árboles obligandolos a moverse en un dulce vaivén.

El bullicio de la gente hablando, riendo y los ruidos de los autos moverse a lo lejos.

Abrió sus ojos al oír el llamado del tren que llegaba, era la primera vez que subía a uno, cosa que le entusiasmaba aún más.

El tren arribó, sonando la ruidosa bocina, llamando la atención de las personas que comenzaban a subir a él, una vez se detuvo.

Subió y caminó por los largos pasillos de los vagones, buscando su asiento, una vez lo encontró, se acomodó dejando caer su cabeza en el respaldo, cerrando sus ojos y recordando aquella vez que se conocieron en la primavera, su estación del año favorita.

Lentamente arrancó, haciendo ese ruido tan característico, apoyó su cabeza en la ventanilla, colocando sus auriculares y reproduciendo su música preferida, admirando el paisaje que pasaba rápido delante de sus ojos.

Un maquinista pasaba revisando los boletos, dejándoles una marca a cada uno.

Le dedicó una sonrisa una vez le devolvió su boleto y volvió a su posición anterior, cerrando sus ojos y recordando su bello rostro y hermosa sonrisa.

Tenía unas largas cuatro horas hasta su destino, que las pasó leyendo y escuchando música, absorto en su mundo.

A medida que pasaba el tiempo, podía notar como el cielo comenzaba a oscurecer, nublandose lentamente, recordó su mensaje avisándole de ir abrigado ya que estaba lloviendo en aquella ciudad, provocandole una dulce sonrisa.

> Siempre cuidandome...

El tren comenzó a bajar la velocidad, anunciando su llegada, era su turno de bajar.

Su corazón golpeaba en su pecho, sus manos sudaban sujetando las maletas, y su mente daba mil vueltas. La sonrisa en sus labios era imposible de borrar y sus pasos se volvían rápidos y cortos.

Bajó del vagón, y caminó a paso rápido alzando la mirada, buscándolo entre la multitud.

Pequeñas gotas comenzaron a caer, y la multitud de gente se apretaba bajo el techo de la estación de trenes, dificultandole su búsqueda.

Caminó, siendo empujado por la gente, saliendo a la calle, donde se detuvo buscándolo aún.

> Debo alejarme de aquí...

Aunque la lluvia mojaba su abrigo, llevándose lejos el aroma que tanto amaba, cambiándolo por un petricor que inundaba su alrededor.

Pensó en sacar su móvil, y así llamarle, pero lo descartó cuando la lluvia aumentó notablemente, empapandolo.

- ¿Qué haces aquí solo... bajo la lluvia? Puedes enfermarte.

Le bastó con oír solo una palabra para voltear y encontrarse a los hermosos ojos azules que le miraban preocupado.

Pequeñas lágrimas caían por su rostro, ya empapado por la lluvia, que no podían ser cubiertas gracias al paraguas que el ruso sostenía en su cabeza.

- Vi...Viktor.

- солнце... ésto es para ti.

Mostró su brazo, que mantenía en su espalda, donde sostenía un brazo con hermosas flores coloridas para él.

Sus ojos brillaron y su corazón se enterneció ante tal dulce gesto por parte de Volkov.

Tomó el ramo, con delicadeza, dejando escapar pequeños sollozos que cubrió con su mano libre.

- No llores...

El tierno abrazo, fue lo que terminó de romperle, dejando salir lágrimas de sus ojos, pero no era cualquier llanto, era uno de felicidad y amor, de tenerlo finalmente a su lado, queriéndolo tanto como él, y extrañándolo a pesar del tiempo pasado.

O.S - Volkacio, Gustacio, Jackacio, etcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora