Todo tiene un precio.

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Hajime...

Jugué con la copa entre mis manos, el movimiento del líquido color carmesí me tenía embelesado. Las luces tenues creaban un ambiente sensual agregando que el color de estás es una mezcla entre rojo y negro.

Los hermanos estaban a mi lado mirando a alguna presa, era mentira eso de que compartían todo, solo lo hacían con lo que no les importaba, Rindou fumaba tranquilamente mientras que Ran no apartaba la mirada de alguien, ese alguien era un mujer, usaba un vestido color rojo, la mirada de Ran cambio a ¿ternura? No sé exactamente que fue pero miraba a esa castaña con calidez, unos cuantos minutos duro esa acción, llevo su mano a la corbata aflojandola, suspiró con fuerza antes de levantarse.

Bajo las escaleras sin despegar su mirada de ella, la mujer bailaba coquetamente, Ran se acercó a su oído por detrás, segundos después bailaban muy sensualmente por no decir de forma sexual.

Lleve la copa a mis labios tomando un sorbo de vino, moví la cabeza negando, el gran Ran Haitani por primera vez miró a una mujer con calidez, solo pedía no caer a los pies de una mujer, era patético.

Dejé de observar aquella escena cuando algunos gritos se hicieron presentes, dirigí mi vista al vergonzoso momento, una mujer rubia era la causante del escándalo. Me levanté para hacerla callar, me estresa que interrumpa la tranquilidad de la música, camine a las escaleras para hablar con el guardia.

—¿Qué necesita la mujer? —pregunté con exasperación.

—Quería... —lo que faltaba, maleducada, la mujer interrumpió.

—Te estaba buscando para apostar contigo, se que puedo ganarte —una fuerte carcajada salió de mis labios al escuchar eso, que mujer tan imbécil.

—Nadie puede ganarme —mi rostro mostró seriedad.

—Demostraré que si puedo —que irritante mujer.

—Déjala subir —indique al guardia antes de dar media vuelta y subir las escaleras, escuché los tacones de la mujer seguirme.

La invite a sentarme, le hice señas a un mesero pidiendo un una baraja francesa, ordenaron la mesa dándonos espacio, trajeron las fichas.

—Veamos que puedes hacer, espero no me decepciones —el mesero repartió.

El juego comenzó perfecto, ella iba ganando o la dejaba ganar, el juego termino con una apuesta grande, que claramente gane, apostó una cantidad que no parece tener.

—¿Cuándo me depositas? —pude ver su rostro palidecer.

—¿Puedes darme tiempo? —sonreí cinismo.

—Quiero que mañana liquidez la deuda —me levanté dispuesto a irme, sujeto mi muñeca impidiendome salir de ahí.

—Tengo algo valioso que te puede interesar, no es dinero pero vale mucho.

La sonrisa en mis labios se ensanchó al escuchar eso, la mire de arriba a abajo antes de darle una respuesta.

—Mañana te pasaran a recoger mis hombres, espero que eso no sea otra de tus mentiras.

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Estoy feliz, no sé si notaron la referencia a otra de mis historias, me pareció muy lindo, que opinan..?? Les gustó..??

𝙳𝚎𝚞𝚍𝚊 - 𝙷𝚊𝚓𝚒𝚖𝚎 𝙺𝚘𝚔𝚘𝚗𝚘𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora