Chupon

2.6K 204 98
                                    

Travis estaba en el apartamento 402 junto con el chico de coletas azuladas, pasando el rato en la madrugada aprovechando el insomnio de Sal y el momento de libertad del rubio.

El padre de Sal estaba en su habitación, completamente dormido por la dura jornada de trabajo de todos los días. Henry tiene un sueño extremadamente pesado, permitiendo a los adolescentes estar más cómodos y no tener miedo a alzar un poco más la voz.

Desde aquella noche donde ambos se besaron, se han vuelto bastante unidos. Aunque, varias veces el moreno había fantaseado con volver a sentir esa sensación.

Era una sensación pesada en su estómago, aunque no la podía describir como desagradable o molesta.

Aunque sus pensamientos eran interrumpidos por la mirada severa y autoritaria de Kenneth Phelps, su padre.

–Fisher.

Llamó Travis desde el sillón, estaba acariciando al gato regordete que le hacía compañía, su pelaje era grueso y suave, estos días habia conectado mucho con aquel gato, incluso para darle alimento o solo jugar con él.

Le sorprendía el hecho de su independencia, pues el gato podía incluso bañarse solo o ver la televisión, era gracioso incluso.

–¿Mm?

Tarareo su acompañante, el cual estaba preparando la cena, por no decir que estaba revisando pequeños papeles viejos con números para ordenar pizza. No pensaba hacer la cena a esta hora.

Travis tragó saliva sonoramente, arrepintiendose de inmediato al escuchar la voz del de pelo azul. Seguramente lo que pasó esa noche nunca se vuelva a repetir, tal vez Sal ya se había olvidado de aquel beso por realmente no significó nada.

Las palmas del moreno comenzaron a sudar y su boca se sintió extrañamente seca. Lo mejor será no volver a hablar sobre el tema, por el bien de su tranquilidad.

–¿Ya casi está la cena?

Preguntó con una pequeña mueca nerviosa en su rostro mientras se levantaba del sofá, Hizo se quejó por su ausencia, pero rápidamente se recostó de nuevo.

Caminó hasta llegar junto al más bajo, quién a pesar de ya tener dieciocho años tenía una altura comparada a la de un niño. Ese pensamiento hizo que una sonrisa se asomara por la comisura de sus labios.

–Planeaba pedir pizza, para no tardarnos tanto.

Explico mientras volteaba su rostro para mirar al rubio, sus ojos le sonrieron de una manera adorable.

Miro brevemente al reloj que colgaba de la pared, eran las dos de la madrugada, por lo que no cualquier pizzería estaría abierta a esta hora. Sus ojos grandes y fuirosos volvieron a mirar a los papeles con números de teléfono y sus manos buscan uno en específico.

Cuando lo encuentra, toma su teléfono y abre la pequeña tapa que lo protege, comienza a marcar el número mientras tararea alegremente.

–Eres un flojo, Fisher.

Se burló Travis, haciendo que su compañero lo mire, nunca imagino que unos ojos podían llegar a ser tan bonitos y expresivos.

–Hey, que esté flojo te va a alimentar.

Recalcó el más bajo, haciendo que el rubio solo caminara de regreso hacia el sofá mientras rodaba los ojos con una pequeña sonrisa.

Este lugar, se sentía tan acogedor y seguro. Quizás era por el hecho de que Sal siempre está con él, acompañandolo y escuchándolo. Se sentó en el sofá de nuevo, suspirando mientras volvía a acariciar a Gizmo.

°•Dulce Pecado•° [Sal x Travis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora